REPORTAJE
Un médico de Córdoba ante la nueva Ley del aborto: «No se lo haré a una chiquilla»
Ley Orgánica sobre Salud Sexual y Reproductiva
Un doctor al que las interrupciones del embarazo le crean un dilema moral relata para ABC la incertidumbre que le provoca el cambio normativo
Los abortos descienden un 37% en una década con 1.117 durante 2020 en Córdoba

J. es la inicial del nombre de un ginecólogo que ejerce en la sanidad pública de la provincia de Córdoba. El escenario que plantea la modificación de las condiciones para que una mujer aborte choca de plano con sus creencias. «A mí estas cosas siempre me plantean un dilema moral: no hablo sólo de convicciones religiosas, aunque en mi caso también pesan: me refiero a que, en medio del debate político y de los dogmatismos interesados, estamos hablando de tragedias personales familiares.
Regular estas cosas con la brocha gorda de una ley me parece un error, porque habrá gente que aproveche los recovecos del texto...». J., un doctor de poco más de cuarenta años que presta su testimonio desde el anonimato, tiene en la cabeza no pocas historias de desgarro familiar por lo que él denomina «la banalización del aborto».
Su queja es amplia, y amarga: «Me sorprenden la ligereza y la convicción cerrada con la que oigo hablar a la gente de este asunto. Digámoslo de una vez: abortar no le gusta a nadie, siempre es doloroso, traumático si apuramos. Y esas decisiones no se pueden dejar a la conveniencia política. Ya es grave que cambiemos de planes de estudio en los colegios cada vez que entra un presidente nuevo en La Moncloa, pero más lo es jugar con las vidas humanas pensando en los votos», se lamenta el ginecólogo.
«Me sorprenden la ligereza y la convicción cerrada con que oigo hablar de este asunto», afirma el doctor
«El desconcierto es absoluto, y la inquietud entre quienes tenemos que practicar un aborto es grande», señala el facultativo
J. asegura que aún no tiene instrucciones de sus superiores sobre cómo cambiará el procedimiento de la interrupción del embarazo con la nueva ley. «Y va a tardar: el desconcierto es absoluto, y la inquietud entre quienes tenemos que practicar un aborto es grande. Lo que tengo claro es que no se lo haré a una chiquilla que haya tomado la decisión por sí sola y sin el consentimiento de sus padres», afirma el especialista.
La salvación de Teresa
Experiencia personal en este tipo de situaciones difíciles tiene Teresa, una vecina de Las Moreras de cuarenta años con cinco hijos, la menor de ellas de siete meses solamente. Se da la circunstancia de que la mujer es además abuela: su nieto tiene un año y medio y es mayor que su tía de menor edad. Ella y su hija de 22 años, la madre del retoño que ha inaugurado la tercera generación del núcleo familiar, han contado con la ayuda de Adevida para sobreponerse a la tentación de no ampliar la prole. «Nuestras circunstancias son muy difíciles: vivimos los ocho en el mismo piso, y nuestros ingresos totales son de 476 euros, que es la ayuda que nos da el Gobierno», indica la mujer.
«A tantas preocupaciones se une que mi marido tiene desde hace diez años una enfermedad mental, que es la esquizofrenia paranoide idopática, que le impide trabajar, y a mí también porque lo tengo que cuidar», resume. En los momentos de debilidad, Adevida siempre ha estado ahí: «Nos dan todo lo que necesitamos, desde pañales a alimentos y a carritos para los nenes. Son una bendición», suscribe Teresa.
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