La limpieza del río Guadalquivir a su paso por Córdoba: unos por otros, y el río sin 'barrer'

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Valerio Merino

El entorno del río presenta un aspecto poco decoroso y con la vegetación falta de control

En los últimos treinta años, los rifirrafes entre el Consistorio y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir echándose los trastos a la cabeza para ver quién sanea y quién no, o hasta dónde llegan las responsabilidad han permitido actuaciones a tirones. Casi más obligados por las circunstancias meteorológicas: avenidas, crecidas, inundaciones, suciedad, vegetación o las parcelaciones ilegales. Unos y otros, y el río sin 'barrer'.

Bellido ha pedido al ente hidrográfico un marco estable pero con la novedad de que el Ayuntamiento se ofrece a pagar la limpieza y mantenimiento y con la colaboración de este organismo para un drenaje urbano y un convenio abierto a resolver otra de las costuras pendientes bajo el temor de las inundaciones: el encauzamiento de los arroyos de la Sierra (Moro, San Cristóbal, Maestre Escuela y Morales) para evitar riesgos en ocho barrios de la ciudad.

La colmatación de los colectores al no poder derivarse los cauces a una salida natural al Guadalquivir por el arroyo Pedroche avivan los peligros. También se quiere hablar del soterramiento del Canal del Guadalmellato, para el que la Confederación dispone de un proyecto de Ayesa qu encargó en 2021 (y está previsto en el Plan Hidrológico a 2027) y que cerraría una costura urbanística muy interesante.

El regidor popular opta por lo práctico -dinero sobre la mesa- y pretende lograr la aspiración de sus antecesores, que no fueron capaces de llegar a buen puerto (con algunas excepciones). Unas partidas de ajedrez donde la similitud de siglas permitía avanzar, y el choque, frenar en seco. Los antecedentes no invitan al optimismo en las intenciones de Bellido que si, finalmente, cierra con el Gobierno de Sánchez -el presidente de la CHG ha sido criticado por el PP por su vis política- ese marco de actuación, sí se elevará sobre los mismos habiendo resuelto un problema estructural.

En casi treinta años la actuación más ambiciosa fue el encauzamiento del Guadalquivir en su tramo más urbano que se desarrolló entre 1999 y 2003 con 38 millones de euros de inversión sobre 8,6 kilómetros y la apariencia actual con muros y terrazas defensivas, embarcaderos y actuaciones entre puentes (como la de La Torrecilla hasta Casillas).

Esta obra del Gobierno Aznar se dejó en el cajón una segunda fase de 10,5 kilómetros entre los puentes de la autovía A-4 de la que nunca más se supo, pese a disponer de proyecto. A partir de ahí, inversiones salpicadas en el tiempo más por respuesta a problemas que como previsión de los mismos o simple regulación.

En 1999 y 2001 hubo dos episodios de inundaciones en la ciudad que llevaron al Ayuntamiento de Rosa Aguilar y al Ejecutivo central del PP a firmar un convenio de 20 millones de euros (15 del Estado) con cuatro puntos. Uno de ellos era la mejora del drenaje urbano del Guadalquivir, valorado en 4,7 millones. Estaba también el arreglo del colector de los Pedroches a la avenida de Libia, Trassierra y la EDAR de la Golondrina. Pero hubo que esperar a las lluvias tropicales del 'Vince', que anegaron toda la Fuensanta y parte del sureste de la ciudad para cerciorarse que nada se había hecho de aquel acuerdo. Era octubre de 2005 y la temperatura política subía grados. Las obras empezaban a ejecutarse y el debate se focalizó en el cauce del río.

Izquierda Unida amenazaba con limpiarlo y pasarle la factura a la Confederación. Ésta replicaba que sanea quien ensucia y el Consistorio volvía a pedir un marco estable en diciembre de 2006. Sobre la mesa una propuesta: plan de choque de la CHG y mantenimiento posterior de la limpieza en la esfera municipal.

El acuerdo llegó e incluyó la mejora de los arroyos que vierten por la margen derecha, los que afectan a las zonas de parcelaciones. Una premisa incluida por 13 millones de euros en un total que, finalmente, deparó en 2007 la imagen de las máquinas limpiando el río del que, por cierto, se extrajeron diez mil kilos de basura.

Fue en febrero de 2010 cuando llegaría un punto álgido en toda esta controvertida trayectoria. El desbordamiento del río Guadalquivir a su paso por Córdoba tras una mezcla de lluvias torrenciales y desembalses errados -como la Justicia dijo años después- dejaron en el recuerdo el espanto de las inundaciones, los desalojos y los daños materiales en centenares de viviendas apostadas en dominio público. Y la preocupación. La Junta de Andalucía había asumido entonces las funciones hidrológicas del Estado en un hecho sin precedentes. En diciembre volvió a repetirse la inundación.

Desde entonces el ritmo de intervenciones pareció incrementarse, pero ha faltado la regularidad en el tiempo. José Antonio Nieto logró en 2013 un paquete de medidas, entre ellas, la limpieza del río por la CHG (bajo el mando del PP) por 1,8 millones. Más de 8.000 kilos de basura sobre 61.000 metros cuadrados rastreados. Se habló mucho de los arroyos de la Sierra entonces. Se firmó un convenio. Y ahí quedó todo por la falta de fondos europeos.

Los Sotos de la Albolafia , un espacio protegido, pasaron también por la poda y la limpieza. En 2016 llegó otro saneamiento fluvial en el tramo urbano (más por la zona del Cordel de Écija) con 600.000 euros de presupuesto. Ya en 2020, el gobierno socialista de Isabel Ambrosio sí emprendió una intervención con Sadeco de 1,3 millones que se ejecutó, pero que terminó sin continuidad en el papel oficial, pese a que Sánchez ya había llegado a Moncloa.

Desde entonces, la reciente revisión de los sotos entre el Puente Romano y el de San Rafael y que acabó este año (416.000 euros). Hasta que la tragedia de la DANA en Valencia ha vuelto a invocar a Santa Bárbara.