TIME LAPSE
Penúltima mirada al río
La firma de un acuerdo estable sobre el río Guadalquivir parece una pura entelequia
Llevamos décadas en Córdoba esperando a que se produzca el milagro: que dos administraciones se pongan de acuerdo y creen un marco estable de colaboración y financiación para cuidar y mantener el río Guadalquivir de forma estable. Como esos pactos de Estado ... imposibles. Llevamos décadas quejándonos de la acumulación de vegetación sin sentido, de los malos olores, de la suciedad y de una viveza fuera y dentro del cauce que le otorgue el protagonismo que se echamos en falta. El clásico 'Córdoba vive de espaldas al río' torna más en realidad al 'río que pasa de espaldas a Córdoba'. Con una especie de muro vegetal e imaginario en el que la historia de su ser heraclitiano se nos escabulle de las manos en un santiamén cuando intentamos atraparlo para siempre.
Hemos visto crecidas, inundaciones e hilos raquíticos de agua que dejaban al aire las costuras y el basamento del Puente Romano. Y una batida irregular de actuaciones para limpiar y despejar los Sotos de la Albolafia o limpiar el cauce que dependía del gobierno de turno, de los presupuestos, de la coincidencia de siglas políticas o de la mayor o menor queja ciudadana.
El alcalde acaba de anunciar un encuentro con la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir para cerrar eso, precisamente, un acuerdo marco donde se fije el dragado de lodos, la limpieza y el mantenimiento de uno de nuestros principales activos. Ofreciendo dinero de los cordobeses para hacerle el trabajo a la torre de marfil de los entes de cuenca. A colación de un episodio dantesco como el de Valencia y de los sapos que aparecen en los cajones, como el que ABC recordó a cuenta de los cuatro arroyos de la Sierra que llevan más de una década esperando su encauzamiento para evitar la anegación de ocho barrios enteros de Córdoba.
Y todo eso, más alguna cuita como el soterramiento del Canal del Guadalmellato, es lo que el alcalde quiere poner sobre la mesa para repartir tareas y poner factura por un tiempo duradero. Parece un empeño loable, aunque mirando a Valencia, o sin ir más lejos Los Pedroches, largo me lo fiáis, amigo Sancho.
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