Turismo
Córdoba se llena de turistas en el inicio del puente de la Constitución y la Inmaculada
Calles, terrazas y monumentos lucen animadísimos durante la primera jornada de estos días festivos
Los proyectos y alojamientos que hacen de la plaza de las Tendillas de Córdoba un nicho turístico
Centenares de turistas abarrotan Magistral González Francés, junto a la Mezquita-Catedral
Coches de turistas asombrados por la estrechez de las calles cuando tratan de acceder al aparcamiento de sus hoteles, calesas tiradas por caballos que admiran a los visitantes al pasar y se convierten en objeto constante de foto y vídeo, guías conduciendo a sus grupos a los lugares típicos y formando verdaderas riadas en las callejuelas, las gitanas del romero leyendo las manos al lado de la Mezquita.
Al clásico ambiente en el entorno de la Judería habría que añadirle multitud de cordobeses atraídos por el buen tiempo para tapear. Los festivos de la Constitución y la Inmaculada, con esa serie de cuatro días entre viernes y lunes, han convertido al área turística de Córdoba en un concurrido y alegre de recreo, en unas jornadas en las que se espera, al menos en los días más fuertes, en torno a un 75% de ocupación hotelera.
A mediodía, en la Plaza de la Agrupación de Cofradías, no quedaba ya un sitio libre para tomar una cerveza. Curiosamente, una guía turística que hablaba a un grupo de visitantes españoles, ya incluía en sus explicaciones numerosos detalles sobre la gastronomía local, que se ha incorporado a las clásicas informaciones sobre historia y monumentos. «Vinimos un par de días en el verano de antes de la pandemia, y hemos vuelto para ver lo que nos queda de Córdoba», indica Mariam Posadillo, que junto a su marido Antonio vienen de Madrid para pasar un par de días en la ciudad.
Reacciones
«No ha impresionado la Mezquita-Catedral, debimos verla con guía, será la próxima vez, porque volveremos seguro»
Con esa expresión «lo que nos queda» se refieren a Medina Azahara y el Palacio de Viana, aunque también intentarán visitar algún patio. «Hemos visto que abren por la tarde y nos intentaremos pasar antes de cenar aunque sea por uno o dos», concluye tras preguntar si suele haber en ellos tanta cola como se ve en las imágenes del mayo cordobés. Se queda satisfecha cuando le decimos que haberlas haylas, pero bastante menos.
Sole, Rori, Anselmo y Juan Antonio son dos parejas de jubilados procedentes de Barcelona. Pasarán un día en Córdoba para estar luego dos más en Sevilla, atraídos sobre todo por la ciudad, no tanto por las procesiones de la Magna. «No somos muy semanasanteros, no sé si se dice así», indican con humor. En Córdoba seguirán el día paseando sobre todo, después de ver la Mezquita-Catedral: «Nos ha impresionado, debimos verla con un guía, ya será la próxima vez, que volveremos seguro».
La pareja formada por Alejandro Gómez y Laura Martínez se encuentran en el Patio de los Naranjos haciéndoles fotos a sus dos hijas pequeñas, Laura y Montse. «Bajamos a ver a la familia, que la tenemos en Cádiz, y de paso hemos decidido comer en Córdoba y dar un paseo antes». En este caso no pernoctan. Conocen bien la ciudad por estancias y pasos anteriores. «Para nosotros ahora y en invierno es el momento de venir a Andalucía, que sigue igual de bonita pero sin calor».
De Valencia
Un grupo de amigos de Valencia, compuesto por ocho personas en torno a los treinta o treinta y pocos, se encuentra en la Puerta del Puente tomando fotografías y debatiendo cuál será su siguiente parada: «Hemos venido porque siempre habíamos oído hablar maravillas de Córdoba, y ha superado nuestras expectativas», explica Raúl, uno de los jóvenes.
Llegaron el jueves. «La Mezquita-Catedral nos dejó boquiabiertos esta mañana (por ayer para el lector) y ahora queremos descubrir el Alcázar y los baños árabes», añade su amiga Carla. El grupo también comenta que, tras visitar varios bares, han quedado encantados con el salmorejo y los flamenquines, «¡nos llevamos ideas para hacer una cena temática en Valencia!», dicen entre risas.
La calleja de la Flores, a tope
En la calle Céspedes, una familia francesa, los Dupont, charlan en un aceptable español con una de las dependientas de una tienda de joyas y bisutería. Son Sophie y Émile, junto a su pequeño hijo de tres años, también llamado Émile. «Es nuestra primera vez en España, y Córdoba era una parada obligatoria en el recorrido por Andalucía», detalla Sophie. Vienen de Granada y seguirán por Sevilla.
Aprendieron a chapurrear español en el instituto y luego lo mejoraron hace tiempo en la universidad. «Pero casi no practicamos, aprovechamos ahora». La pareja se ha quedado impresionada por la miríada de callejuelas de la Judería, incluso reconocen que la ciudad les ha gustado más que Granada. «Y todavía nos queda la Mezquita y el Alcázar si nos diese tiempo».
Puerta de Almodóvar
En la zona de la Puerta de Almodóvar el trasiego de personas que salen y entran por la calle Judíos o la calle Almanzor es constante. Al lado de la propia puerta, el mirador de la calle Cairuán se convirtió hace tiempo en uno de los más importantes «photocall» de Córdoba, con los visitantes tomando fotos con los estanques al fondo.
Llegan a producirse hasta pequeños turnos de espera, en los que grupos o parejas aguardan hasta que se queda libre y poder hacerse el selfie correspondiente. Uno de estos grupos está formado por dos parejas de mediana edad de Salamanca, Hugo y María, y Diego y Elena. «Venimos de paso hacia el Puerto de Santa María, pasamos sólo una noche», explican. «Como todos conocemos ya la Mezquita y lo fundamental, y habíamos pensado en una jornada de paseo y gastronómica tranquilita para disfrutar además del buen tiempo». Al fondo, las terrazas de la Puerta de Almodóvar lucen repletas.
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