CÓRDOBA ENTRE LÍNEAS
Emilio José: «La poesía es lo que nos eleva, lo que nos hace ver las cosas bonitas»
Ganó el Festival de Benidorm en 1973 con 'Soledad', sobre una niña que iba con él a clase en Fernán Núñez. Después ha musicado a García Baena, León Felipe, los Machado y Manuel Alcántara
Antonio José: «Mi talento lo descubrieron la vida y la gente, no la televisión»
![Emilio José, en su casa de Madrid](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/06/16/jose-emilio-cordoba_20240614203442-RzyRXXMwps5sG8RqYHlj6tK-1200x840@diario_abc.jpg)
«Cumplir años es una manera de no morirse», bromea José Emilio López Delgado, que sopla hoy setenta y cuatro velas. El cantautor, que adoptó el nombre artístico de Emilio José, lleva décadas siendo uno de los vecinos ilustres de Fernán Nuñez.
-¿De dónde le viene el amor por la canción?
-A mi padre le gustaba mucho la poesía. Leíamos poesía en casa. No tenemos antecedentes familiares de cantantes, aunque es verdad que mis padres tenían un buen sentido de la música. En las fiestas que hacíamos en casa, con tantos hermanos, imagínese, nos poníamos a cantar, otro contaba chistes. Yo he sido un verso suelto. En Barcelona tuve las oportunidades que uno ha de tener para salir adelante. Llegó una compañía de discos, cantaba en los colegios y en la universidad. Me abrí camino. Me contrató una compañía que se llamaba Belter, donde en esa época grababa también Víctor Manuel, y me hablaron de presentarme al Festival de Benidorm. Yo me moría de miedo, y dije: 'Presento la canción pero yo no la voy a cantar'. Y resulta que al final hubo un problema con quienes iban a cantarla y tuve que hacerlo yo.
-Era 'Soledad'.
-Sí. Fui y no sé ni lo que hice. Porque además acababa de morir mi padre: el Festival fue en julio del 73 y mi padre había fallecido en las Navidades anteriores, el diciembre. Y yo estaba muy, muy tocado. Yo llegué allí… bueno, fue maravilloso por un lado y triste por otro.
-¿'Soledad' tiene que ver con la ausencia de su padre?
-No, no. 'Soledad' se basa en los recuerdos que dejé en mi tierra cuando me fui a Barcelona. Yo me acordaba mucho de mis amigos, del campo andaluz. Por eso hice la canción 'Campo herido'. Al final era nostalgia de todo, y en especial de la gente que venía al colegio conmigo. Soledad era una niña que estudió conmigo: no era mi novia ni nada de eso, simplemente era mi amiga, como tantos, y yo traté de escribir sobre una niña de pueblo, inocente, sincera y auténtica. Hay gente que puede pensar que la canción se refiere a la soledad como sentimiento. No, no, es un nombre de mujer. Lo que pasa es que cada uno entiende las canciones como quiere, porque las canciones, al final, lo que decía aquel: una copla no es una copla hasta que no la canta el pueblo, y cuando la canta el pueblo ya da igual el autor.
-El nombre de una mujer y la nostalgia. Como en 'Lucía' de Serrat, con aquello de 'No hay nada más bello que lo que nunca he tenido, nada más amado que lo que perdí '…
-Claro, claro. Exactamente. Las canciones uno las hace suyas. Esa soledad, que puede ser dulce compañía, como dijo el poeta amigo. Lo que dejas atrás cuando te tienes que ir a otra tierra es una putada, pero te tienes que marchar para poder desarrollarte, porque en tu tierra no lo puedes hacer.
-¿Ese sentimiento de pérdida le ha acompañado todos estos años?
-Pues, hombre, al principio sí, pero luego ya no. La verdad es que no he ido mucho por Córdoba: he ido a cantar alguna vez, a dar el pregón de la Feria de Fernán Núñez. A mí me quisieron dar una calle en el pueblo y dije que no, que se la dieran a mi padre, que era el maestro y el que se la merecía realmente, y se la dieron, y luego conseguí que le pusieran otra a mi madre. Don José y doña Juanita, allí todo el mundo los conocía así.
-Un compañero de la Redacción que es paisano suyo me ha contado que cuando usted iba a cantar a su pueblo era todo un acontecimiento.
-Totalmente. Porque la gente se vuelca conmigo. He tenido mucho agradecimiento por el cariño que me han dado, y más en esa época en la que acababa de ganar en Benidorm y yo estaba en plena ebullición. Y sí, era un acontecimiento en efecto, porque yo era un paisano que cantaba, que había triunfado. Siempre que había oportunidad defendía a mi pueblo, no sólo en España, también a América llevaba el nombre de Fernán Núñez.
![El músico hace un gesto con el dedo índice](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/06/16/jose-emilio-cordobados_20240614203603-U53684880202SvI-760x427@diario_abc.jpg)
-Estos días que he estado escuchando sus canciones me ha recordado usted a Serrat, lógicamente, y también a Manolo García por el apego al territorio, a las cosas sencillas de los pueblos y a la naturaleza, al mar el concreto. ¿Estoy diciendo un disparate?
-Bueno, puede ser. Uno se va nutriendo de eso, de las cosas que has vivido y que te van llegando. Mire, yo el mar no lo conocí hasta los dieciséis años, cuando llegué por primera vez a Barcelona. Iba con mi hermano Agustín en una furgoneta: 'Mira, Emilio, el mar', me dijo; yo estaba medio dormido, abrí los ojos y me pareció alucinante. Hasta entonces mis referencias del agua eran el Guadalquivir y tampoco es que lo hubiera visto muy de cerca. A partir de ahí empecé a cantarle al mar: tengo todo un LP de canciones sobre él, 'Marinero cantor', 'Adónde va tu viento marinero', 'Barrio de los marineros', 'Nuestra playa'… Aquello fue una unión muy fuerte con el mar.
-Usted ha musicado poemas de León Felipe, Manuel Alcántara, los Machado, Pemán, Alberti, Montesinos…
-Siempre me ha gustado mucho. Yo hice eso acordándome de lo que decía Alberti: 'Qué cantan los poetas andaluces de ahora'. Por eso quise cantar sobre todo a los poetas vivos, no sólo a los de siempre, como Lorca o Machado. Yo quería cantar a Manuel Alcántara, a Antonio Hernández, a Pablo García Baena, a Luis Rosales. Hice un disco con ellos, con los poetas andaluces vivos, y la suerte que tuve es que pude convivir con ellos, de hacernos amigos, y de trabajar codo con codo en las canciones. Presentamos ese disco en Madrid, en el Palafox, que vino Carlos Herrera por cierto, y estaban todos los poetas allí, todos como niños con zapatos nuevos.
«Quise hacer la Nueva Canción andaluza como la Nova Cançó catalana, que tuviera tinte social y hablase de nosotros»
-Loquillo acaba de editar un disco que se titula 'Treinta años de transgresiones' en el que recopila sus temas con letras de Gil de Biedma, Bernardo Atxaga, Benedetti y Luis Alberto de Cuenca entre otros. El viejo rockero confiesa que cuando empezó a cantar poesía le dijeron de todo, que la gente no lo entendía.
-Sí, sí, sí. Loquillo se acercó mucho a la poesía a través de un amigo común, justamente Luis Alberto de Cuenca. Creo que llegaron a hacer un disco juntos. A mí me encanta la poesía porque me saca de la mierda: es lo que nos eleva, lo que nos hace ver cosas bonitas.
-Usted vivió en primera línea la edad dorada de los cantautores de la Transición.
-Claro. Yo canté con Nino Bravo alguna vez, en Castellón. Le voy a contar una cosa: cuando yo llegué a Barcelona estaba en plena ebullición la Nova Cançó catalana, y allí estaban mi amigo Joan Manuel, Raimon, Luís Llach, y yo me decía, joder, por qué no canto yo una nueva canción andaluza que se aparte de lo que eran las canciones comerciales de mi querido Manolo Escobar y algunos más, y que además tenga un tinte social, y que hable de nuestros problemas. Entonces alguien dijo: 'Nace la Nueva Canción andaluza'.
-Aquí hay que hablar de Carlos Cano.
-Sí, pero él vino después. Estoy hablando de años antes. Carlos fue una gran pérdida. Voy enlazando recuerdos: hablamos de poetas andaluces y me acuerdo de Jarcha, otros grandes amigos.
-Años más tarde, a mediados de los años noventa hubo otro boom de cantautores. Pedro Guerra, Ismael Serrano…
-Bueno, Víctor Manuel siempre ha estado. Pero la auténtica época de cantautores es la de los años sesenta y setenta. Y luego, bueno, sí, siempre ha habido gente contestataria o reivindicativa.
-Ismael Serrano a veces se parodia a sí mismo en las redes sociales, y por extensión a los cantautores, y propone en las redes sociales el reto de a ver quién es capaz de escribir la canción más triste del mundo.
-Sí… Mi amigo Aute decía: 'El cantautor de los cojones', y refiriéndose a sí mismo y al resto de compositores.
-¿Una canción tiene que ser divertida?
-Una canción tiene que ser sentida, y divertida depende… A mí me hablaban, por ejemplo, de hacer canciones del verano, y no me gustaba la idea, no, no… Lo que buscaban eran unos estribillos muy pegadizos. Las canciones tienen que contar cosas y contarlas bien, y que sean buenas. La música es buena siempre, toda, incluso para renegar de ella.
-¿Cuál es la canción perfecta?
-Hombre, tiene que tener letra, melodía, que transmita, que llegue al corazón de la gente, que conecte. Serrat se lució con 'Mediterráneo', por ejemplo. Esta podía ser una de las canciones perfectas.
-Sobre la inspiración a la hora de escribir. A David Summers le he escuchado más de una vez que está de acuerdo con John Lennon en que para escribir un tema que llegue a muchas personas o a todo el mundo hay que pensar solo en una.
-Bueno sí, sí… Es que es muy difícil pensar en todo el mundo. Es como cuando haces un concierto: tienes que fijarte en alguien del público para llegar a todos.
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