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PRIMERA PLANA

El hundimiento del Córdoba

Sólo resta que la destitución de Crespo sea el revulsivo que haga que el equipo contragolpee

El Córdoba CF se queda tocado y hundido ante el Linares (2-1)

Crespo, durante un entrenamiento ÁLVARO CARMONA
Baltasar López

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El Córdoba acaba de destituir a su entrenador, Germán Crespo, en una decisión que es de primero de gestor de club cuando tu equipo sufre una crisis que le ha llevado a sumar ocho de los últimos 36 puntos en juego.

¿Que por qué no ha hecho el cambio antes? Igual porque los dirigentes aguantaron con el anhelo de que la situación mejorara y no hubiera que pagar el finiquito a un técnico al que se renovó en octubre por tres temporadas. O quizás porque los rectores del conjunto blanquiverde querían demostrar que, cuando alargaron tanto el contrato de Crespo, estaban acertando. Vaya usted a saber, lector.

Sí conocemos que fue poco después de que ambas partes renovaran su alianza cuando la luna de miel entre la entidad y el preparador granadino empezó a agriarse, hasta acabar en una de hiel. Llevo viendo fútbol desde antes de tener uso de razón -eso, muy a mi pesar, es mucho tiempo- y no recuerdo haber contemplado antes a un conjunto hundirse, tras una enorme primera vuelta, desde el liderato, que tenía en la decimoctava jornada, hasta el séptimo puesto actual, que nos deja a cinco puntos del play off (con un partido menos). Y a este equipo no se le puede exigir que suba pero sí jugar las eliminatorias por el ascenso.

Los motivos que se han alineado para que las dudas goleen al club son varios. Uno es un mercado invernal infernal (preciso adjetivo que robo al jefe de Deportes de ABC Córdoba), que sembró mal rollo en la plantilla y dejó seis fichajes que no han logrado sumar lo que debieran. Otra razón ha sido un bajón físico de los futbolistas. Tampoco ha ayudado que algunas de nuestras estrellas hayan dejado de brillar. Y también le ha entrado duro a la confianza del plantel ver cómo se atascaba el estilo de juego, sin que hubiera un plan B que sacar a la cancha.

Sólo resta que esta destitución sea el revulsivo que haga que el equipo contragolpee y le gane el pulso a una mala racha que amenaza con que suba al marcador una temporada para el olvido. Y esto último es lo que no se merece una afición que sigue en la clasificación de hinchadas en los puestos de cabeza; esos de los que ha salido su escuadra porque sus futbolistas y su entrenador no han sabido defenderlos en el campo.

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