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¿Qué es la 'lagarta peluda', la oruga que está devastando el alcornocal en Cádiz?

Esta especie invasora se alimenta de yemas y hojas tiernas del brote en los primeros estadios, produciendo defoliaciones parciales o completas, dependiendo de la intensidad de la plaga

El Gobierno deniega la autorización para fumigar con 'Dimilin' la plaga que azota el alcornocal en Cádiz

«Da miedo ver lo que hace la 'lagarta peluda'; es peor que un fuego, se lo come todo»

Imagen de un ejemplar de la 'lagarta peluda' abc

SORAYA FERNÁNDEZ

Sevilla

La Lymantria dispar, comúnmente llamada 'lagarta peluda' es una especie invasora que fue detectada hace cinco años en el término municipal de Tarifa y que ya se ha extendido por más de 60.000 hectáreas del Parque Natural de Los Alcornocales, en la provincia de Cádiz, llegando incluso a la de Málaga.

Esta oruga ataca especialmente al alcornocal y está ocasionando unas pérdidas millonarias a un sector que genera hasta 30.000 toneladas de corcho al año, unos beneficios por encima de los 90 millones de euros y en torno a 6.000 de puestos de trabajo, dato éste último de la Asociación de la Industria del Corcho en Andalucía.

Esta oruga afecta principalmente a especies del género Quercus (encinas, alcornoques y quejigos), aunque también puede atacar a otras frondosas. Se trata de un lepidóptero cuya distribución natural abarca gran parte de Europa, Norte de África y Oriente Medio, habiendo sido introducido en la costa este de América del Norte en el año 1869.

En España es considerado como el segundo defoliador más importante en masas forestales, causando un considerable daño en bosques de quercíneas, principalmente en Quercus suber, L. y Quercus ilex, L., aunque su carácter polífago hace que en caso de plaga y falta de comida defolie el matorral que acompaña a esas masas.

Las orugas se alimentan de yemas y hojas tiernas del brote en los primeros estadios produciendo defoliaciones parciales o completas, dependiendo de la intensidad de la plaga.

Como consecuencia de estos daños, se produce la pérdida de fructificación, un menor espesor suberoso y leñoso formado en el año del ataque, la exfoliación del corcho así como una mayor dificultad de extracción de panas de corcho, además de provocar perturbaciones en los procesos fisiológicos del árbol.

Los daños revisten especial gravedad cuando el ataque se repite en los ciclos vegetativos siguientes, llevando a una destrucción total de las hojas, dado que el árbol se debilita y lo predispone al ataque de insectos.

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