Brahim Ghali, el incómodo huésped que envenena la relación con Rabat
Enemigo de Marruecos y mucho antes de España, su ingreso de incógnito en un hospital riojano puede salir caro
De qué se acusa a Brahim Gali, líder del Frente Polisario
Qué está pasando en Ceuta
![Brahim Ghali, secretario del Frente Polisario](https://s2.abcstatics.com/media/espana/2021/05/14/EuropaPress_3430056_brahim_gali_presidente_rasd_secretario_general_frente_polisario-kf5D--1248x698@abc.jpg)
Envenenada s . Así están las relaciones entre España y Marruecos desde la hospitalización en Logroño el pasado 22 de abril del líder del Frente Polisario, Brahim Gali . Lo ha escrito el semanario francés ‘Jeune Afrique’, nacido hace 60 años para « ... apoyar y participar» entonces en la lucha de los pueblos del continente por su emancipación. Así es que algo debe saber de esto. El choque con Rabat no es buena noticia : es un vecino muy fácil de molestar y muy costoso de reconciliar –sí, también en euros– y, por lo que augura la publicación, el asunto va a seguir los derroteros del pulso que el Reino alauí está manteniendo a la vez con Alemania, también a cuenta del Sahara. De momento ha suspendido todo contacto con las instituciones de Angela Merkel . Si hacen lo mismo con Pedro Sánchez, miedo da lo que pueda pasar con la inmigración y con el terrorismo.
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Ghali es el enemigo de Marruecos. Antes lo fue de España. En 1970, a los veinte años, ya estaba combatiendo por la liberación de la antigua colonia, en la que nació en 1949, y ahí sigue. El recurso a las armas es «un deber nacional y un derecho consagrado» contra la ocupación ilegal del territorio, proclamó al ser elegido en 2016 para encabezar el Polisario, lo que lleva aparejada la Presidencia de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) que Madrid no reconoce. Y este otoño, cuando las hostilidades se acabaron yendo de las manos en Guerguerat, frontera con Mauritania, no dudó en decretar la guerra con Rabat. Adiós a un alto el fuego de dos décadas.
Nombre falso
La prensa marroquí publicó que había sido herido –muerto, se llegó a contar– en un ataque el 7 de marzo y a estas alturas no está muy claro si ha sido eso, el Covid o un cáncer lo que le ha traído al ingreso en La Rioja . El caso es que entró a España con el nombre falso de Mohamed Benbatouch, y según el ‘Jeune Afrique’ que tanto maneja, a petición de Argelia (santuario polisario), que también pidió a Sánchez la promesa de que Ghali no va a ser perseguido por la Justicia. Y es que, a todo esto, la Audiencia Nacional admitió hace unos meses una querella contra él de un bloguero que le acusa haberle detenido, amenazado y «sometido a golpes y descargas eléctricas» en los campamentos de Tinduf en 2019.
Conviene no perder de vista los acontecimientos en torno a este huésped un tanto incómodo. Marruecos está muy envalentonado . Desde que Donald Trump les regaló en diciembre, según recogía los trastos de la Casa Blanca, el reconocimiento de EE.UU. a su soberanía sobre el Sahara, se han crecido y no paran de reavivar las cuentas más sensibles que tienen pendientes por ahí, una tras otra. Lo de Ghali les ha venido de perlas para dárselas de ofendidos, y apretar al Gobierno de Madrid , por mucho que los de Sánchez digan que toda esta hospitalidad responde a «razones humanitarias».
Los contenciosos que Rabat puede agitar no son menores. Está el cierre fronterizo con Ceuta y Melilla, que sigue, también las aspiraciones de ampliar su espacio marítimo hasta las Canarias. El vecino del sur multiplica las advertencias y eleva el tono sin que nadie le responda. El sábado avisó de que «sacará todas las consecuencias» . El partido oficialista, ayer, dijo que lo de Ghali es «inaceptable».
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