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Elecciones 2012: Beiras o el regreso del histórico «Rolling Stone» del nacionalismo gallego

El rockero de la oposición autonómica vuelve a sus 76 años para repartir estopa en el Parlamento gallego, con una formación escindida del Bloque. Liderará el turno de réplica al presidente Feijóo, al que ha tildado hasta de «criminal». Beiras en esencia

Día 28/10/2012 - 20.31h

Xosé Manuel Beiras Torrado (Santiago de Compostela, 1936) es un hombre peculiar. Sus alumnos de la cátedra de Estructura Económica de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad compostelana así definen también a este hombre que entró por primera vez en el aula en 1968 y ya no se fue. Beiras compaginó ese afán intelectual que le ha llevado a ser uno de los políticos gallegos más formados y con más amplio bagaje de publicaciones con lo que corre por sus venas: la política más vehemente. Ese impulso renovador, rebelde y juvenil que, a pesar de sus 76 años, ha seguido agitando para el sector más desconforme con la clase dirigente en estas elecciones gallegas de otoño de 2012 y que le hizo muñidor en la década de los 90 del gran éxito del Bloque Nacionalista Galego (BNG), al que convirtió en la segunda gran fuerza en el Parlamento autonómico, drenando así el poco aire que respiraban los socialistas.

Beiras es también curioso en la estética: con su impenitente sombrero, cigarrillo en boca, camisa y pantalón de lino blanco, acaudalada barba blanca con aires del Papá Noel de la política autonómica gallega, nos ha regalado los episodios políticos más histriónicos dentro y fuera de las lindes de la región. Para rivalizar con este viejo lobo de la política, qué mejor que tener enfrente a otro león, el de Vilalba, Manuel Fraga Iribarne, con quien se enzarzó durante doce años en los enfrentamientos más viscerales de la política española, hasta conseguir un acercamiento de posturas en una comida de reconciliación en 2002 que suscitó más atención mediática que la propia investidura del fallecido expresidente de la Xunta. Esa aproximación al que calificó sistemáticamente como «la peste Fraga» le granjeó no pocas críticas internas en el seno del BNG, que contribuyó a fundar en 1982.

El histórico «zapatazo» a Fraga de 1993

El también licenciado en Derecho profesor Bieras saltó de la frontera gallega abriendo un Telediario en 1993. Su imagen más conocida, que dio la vuelta al mundo y llegó a los rotativos de éste y el Nuevo Continente, fue la de un zapato enarbolado de pie en su escaño en la Casona del Hórreo, sede de la Cámara Baja regional, durante un pleno.

La estampa se producía como reproche enardecido hacia una reforma de la Ley de Elecciones para elevar al 5% los votos emitidos exigidos en los comicios autonómicos para aspirar a tener un escaño en la Cámara, la misma queja que ahora esgrime, por ejemplo, Mario Conde tras su incursión en la política gallega de la mano de Sociedad Civil y Democracia (SCD).

Ese estilo inaugurado en política emulaba al de Nikita Kruschev en octubre de 1960, ante la Asamblea General de Naciones Unidas, y Beiras levantó con ella al «ejército zapatista gallego», hasta el punto de que en la reciente campaña electoral, su «delfín», Martiño Noriega, pidió en un mitin celebrado en un hotel que los simpatizantes congregados se quitasen todos a una los zapatos como icono de la «rebelión incívica» a la que invita Beiras con su nueva formación, que primero fue una corriente dispar del Bloque, «Encontro Irmandiño» y luego derivó en un partido independiente llamado Anova.

Porque el rostro del BNG y el garante de bipolarizar la Cámara regional entre las siglas hegemónicas del PP y las de los nacionalistas gallegos que lograron que sus reivindicaciones llegasen a Madrid, amén de las que salían de Barcelona y Vitoria-Gasteiz, se ha cambiado de bando. O de nombre. Cansado de las discrepancias internas en el BNG, se esfumó de la política en 2005, justo cuando el entonces portavoz nacional del Bloque, el orensano Anxo Quintana, forjaba un pacto de gobierno bipartito con el socialista Emilio Pérez Touriño y parecía que aupaba a esta formación de corte soberanista a las mayores cuotas de poder.

En el cenit del éxito, Beiras despotricaba contra un partido que se vendía, lo mismo que abandonó su sillón en 1985 como académico numerario en la Real Academia Galega por discrepar con la presidencia del organismo respecto a la Ley de Normalización Lingüística del Idioma Gallego. Él, intelectual formado en la Sorbona de París y en la London School of Economics, quería mayor significación de su lengua en todas las esferas educativas, institucionales y sociales que fijaba esa normativa.

Nominado, sancionado y expulsado

Con esas formas poco almidonadas y carisma propios de los líderes de la vieja escuela, no fue ni con mucho el del zapato el único capítulo que escribió Beiras en la historia más rocambolesca del Parlamento autonómico. Fue uno de los pocos capaces de elevar una moción de censura contra Fraga, de los pocos políticos también sancionados con un mes de expulsión de una Cámara regional y haber llegado casi a las manos con el entonces diputado y exalcalde de Santiago, Gerardo Conde Roa.

El 17 de junio de 1993, el presidente del Parlamento gallego Victorino Núñez, requirió al portavoz del BNG que guardase silencio una vez consumida ya su intervención. Con ademanes «teatrales y circenses», según denunció el PP en aquella sesión, Núñez expulsó del debate al coruñés y le retiró sus derechos parlamentarios durante 30 días, pero Beiras recurrió al Tribunal Constitucional, que admitió el recurso del parlamentario el 4 de noviembre de ese año. La oposición pidió la cabeza de Victorino Núñez como respuesta.

En otro pleno de infarto, el 6 de octubre de 1992, en el que se debatía en la sala el litigio del Gobierno gallego a cuenta de las marcas Pelegrín y Xacobeo 93, Xosé Manuel Beiras se encolerizó y estalló en un violento enfrentamiento con el popular Conde Roa. Beiras se dirigó al presidente del Parlamento en estos términos: «Usted está al servicio del PP y de ese chorizo falseador». «Sois todos unos falseadores que hacéis negocios y estáis todos pringaos de mierda», clamó contra los consejeros del PP cuando soltó la documentación escrita sobre las marcas sobre la mesa de la presidencia. Conde Roa le llamó sinvergüenza y los gestos de una posible agresión mutua levantaron a otros diputados para separarlos.

Con el sambenito de «viejo chiflado»

Genio y figura, con el rayo Beiras y el relámpago Fraga, la tormenta estaba asegurada. El padre fundador de la Constitución tamnpoco se callaba y aludía a una supuesta deteriorara salud mental del exportavoz nacional del BNG como contestación, un sambenito de «viejo chiflado» que persigue todavía a Bieras a sus 76 años. Bieras le decía a Fraga que «si no tenía edad ya de jubilarse» -y quién lo hubiera dicho-, pero ambos tomaron el camino de retirarse en la política activa, «con las botas puestas», como gustaba decir al expresidente del Ejecutivo gallego.

Beiras regresa con Anova (A Nova Irmandade Galega) siete años después al Parlamento de la calle Hórreo de Santiago y mantendrá ahora por primera vez como inquilino del Palacio de San Caetano esos históricos cruces con otro hombre, continuador de la senda popular marcada por Manuel Fraga, Alberto Núñez Feijóo.

Lo ha conseguido con nueve escaños, de la mano de Izquierda Unida en esa Alternativa Gallega de Izquierdas (o Alternativa Galega de Esquerdas, AGE) que representa a la Syriza gallega. No en vano, en un mitin celebrado a comienzos de octubre en La Coruña, Beiras se hizo acompañar de Stavros Karagkounis, eurodiputado de la formación griega Syriza, que instigó a los gallegos a liderar el «cambio político» de los descontentos en toda España, como catapulta esta fuerza emergente en el país heleno.

Del «Feijóo asesino» al «Rajoy animal»

El histórico nacionalista colecciona un rosario de soflamas coléricas y exaltadas esta campaña que permiten deducir que está en plena forma: de la «peste Fraga», ha pasado al «Feijóo asesino» y al «Rajoy animal». El impulsor del llamado Pacto por Europa y fundador de Galeusca con los partidos nacionalistas vasco y catalán también se ha quejado amargamente esta campaña de que la «vaca gallega» -como diría uno de sus intelectuales preferidos, Castelao- «tiene el pesebre en Galicia y las tetas en Berlín».

Tiene palabras para todos y a pesar de la arrolladora mayoría absoluta del revalidado Feijóo, en sus primeras palabras tras cosechar un importante resultado hace una semana, Beiras dio por hecho que había comenzado ese movimiento poblacional que «expulsaría» a los populares del mandato en Galicia. Hasta su lema electoral, «Hai que paralos!», estaba dedicado unilateralmente a éste su mayor enemigo, de forma que fue copiado por el PSdeG de Manuel «Pachi» Vázquez para rascar alguna papeleta en esa brigada compartida de demolición del PP.

Con su postura beligerante y su estilo particular, este «Rolling Stone» de la política gallega (palabras nuevamente de su segundo, Martiño Noriega) vuelve y lo hace para dar mucha guerra. Como los viejos rockeros.

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