Reconozcámoslo, la campaña electoral no se inició la noche del 7 al 8 de mayo. Desde hace meses los distintos partidos políticos han ido avanzando sus propuestas más importantes. Incluso lo iban haciendo ya por sectores, las propuestas en sanidad, en políticas sociales, en educación…

Desde aquella noche en que se inició oficialmente la campaña electoral tan sólo se han podido apreciar dos diferencias. Los candidatos pueden pronunciar la palabra «vota» tal o cual partido, algo que aunque aparentemente simple, está terminantemente prohibido por ley.

Y la principal diferencia es que las calles de nuestras ciudades se han visto inundadas de carteles en los que, sobre todo, se busca que el ciudadano conozca a los candidatos de los diferentes partidos. Por eso, en la mayoría de los carteles aparece el rostro de quienes optan a presidir la Comunidad Autónoma o a dirigir el Ayuntamiento correspondiente.

Y esta pegada de carteles da pie a otro proceso curioso, y también irrespetuoso, que es La Guerra de los Carteles.

Nos podemos encontrar con la estrategia de poner en boca de los candidatos lo que no dicen. Geroa Bai se muestra en contra del Tren de Alta Velocidad, aunque sí apuestan por el Tren de Altas Prestaciones. Sin embargo, para los contrarios al TAV queda bien acusar a la candidata de estar a favor de lo que consideran que es un negocio de las constructoras. Se trata de una frase que nunca ha dicho ni la candidata Uxue Barkos ni la formación a la que pertenece, pero que puede animar a desprestigiarla en favor de otras formaciones muy claramente identificadas con la oposición al TAV como pueden ser Bildu o Podemos.

Otros (o los mismos) optan directamente por ocultar el rostro de la candidata con sus reivindicaciones más radicales como es la situación de los terroristas que se encuentran presos. Aunque lo cierto es que Geroa Bai es una de las formaciones que se ha mostrado favorable al acercamiento de los presos etarras. Eso sí, al contrario que los que suelen portar la pegatina, más próximos a la izquierda abertzale, los nacionalistas de Geroa Bai también han mostrado sensibilidad hacia las víctimas de ETA.

Otra herramienta dentro de la guerra de carteles puede ser tratar de confundir para tratar de atraer al votante del adversario. Con esta colocación de carteles, puede ser que hubiera simpatizantes de Izquierda Ezkerra, coalición integrada por Izquierda Unida y Batzarre, que con las prisas del trajín diario, considerara que el mitin de I-E fuera el día 9 a las 18:00 horas en el pabellón Anaitasuna cuando en realidad era la convocatoria para el mitin central de Bildu en Navarra.

Claro que también están los que, además de tratar de confundir, son desagradables y confunden la equivocación con lo ofensivo.

Los boicoteadores de los carteles se ceban especialmente en sus enemigos más directos, en aquellos a los que pueden arrebatar votos. Siguen el aforismo de que «en la guerra, como en el amor, todo vale», la regla que sigue su democracia.

Están los que directamente tratan de anular al adversario colocando el cartel encima del oponente de manera que quede totalmente invisible para el ciudadano. Aunque también resulta curioso que después de todo lo que hemos visto en los carteles anteriores, integrantes de Bildu pusieran el grito en el cielo a través de las redes sociales por la «falta de respet» de los socialistas.

Y ya el sumun de la falta de respeto es tratar de mostrar lo que no es. Eso sí, utilizando la sorna. Con esta foto se informó en las redes sociales de que el Partido Popular había boicoteado una mesa informativa de Bildu. Quienes conocían la actividad que se desarrolló el pasado jueves podían saber que no era más que una representación con la que se pretendían burlar de un sector de la población. Pero quienes no lo conocían podían haber supuesto que efectivamente el boicot se había producido.

Y finalmente nos encontramos con los carteles completamente irrespetuosos de formaciones que ni tan siquiera se presentan a las elecciones. Y más cuando para mostrar su falta de educación se utiliza un centro educativo, y público.