Vestager, la gran rival de Calviño en el BEI: una comisaria implacable

Entre 2007 y 2011, Vestager llevó al minoritario y moderado Partido Social Liberal a su mejor resultado, con 17 escaños, y a un papel de inusitada influencia, a base de un perfil de mujer sencilla, inteligente y con los pies en la realidad ciudadana. Y después se convirtió en una gran aliada de Alemania durante lo peor de la crisis del euro.

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Además del personaje de la serie, Vestager comparte con Angela Merkel varias características que la hacen atractiva a los ojos europeos: hija de un pastor luterano, su código ético y su cultura del trabajo son exigentes. Suele mover muebles en sus despachos en cuanto toma posesión para que su escritorio quede situado contra una ventana y aprovechar mejor así las horas de luz natural. Y en lugar de la autocomplacencia, decora su espacio de trabajo con objetos que le recuerdan a sus peores momentos políticos, para no olvidarlos. Comunica con eficacia y mueve los hilos con estrategia, aunque todo tiene un límite: aunque tenía el apoyo de Macron, no fue presidenta de la Comisión Europea y después Ursula von der Leyen la fue desplazando a un segundo plano.

Relajada y sólida, Vestager se ha desempeñado con más que solvencia en Economía e Interior, pero donde ha logrado las grandes victorias que impresionan a Bruselas ha sido como Comisaria de Competencia y de Asuntos Digitales. No sólo desempolvó los expedientes que Joaquín Almunia había ido acumulando sin resolver, sino que demostró desde el minuto uno que no le teme a nada.

La comisaria Vestager fue la primera en plantar cara a Gazprom, mucho antes de que cayese en desgracia por la invasión de Ucrania, y en 2015 osó acusar a Google de abuso de mercado. Los todopoderosos abogados de Apple, con Tim Cook al frente, no pudieron evitar el pago de la mayor multa de su historia, que multiplicaba por doce la más alta hasta el momento. Esa gran fortaleza es también su mayor debilidad: los poderosos 'lobbies' empresariales bruselenses la tienen entre ceja y ceja: no sólo Apple y Google, sino también Starbucks, Fiat, McDonald,s, Amazon e incluso Telefónica desearían una figura más acomodaticia en el cargo.

Vestager combina su firmeza con un trato extraordinariamente cercano, con amigos y enemigos. Cuando visita al presidente de Estados Unidos, le lleva galletas que ha horneado personalmente en las largas tardes de invierno nórdico con sus hijas. En 2014 tejió con sus manitas un elefante de perlé para su sucesor en el Ministerio y lo dejó en el despacho con una nota: «He tejido un amigo para ti. Los elefantes son animales sociales. Viven en grupos y, por cierto, en sociedades matriarcales. No son rencorosos, pero tienen muy buena memoria». Y cuando quiere, también sabe sacar el pie del tiesto: cuando el portavoz de la oposición danesa criticó su plan anticrisis por ser «pequeño». respondió en rueda de prensa que «soy muy cauta a la hora de hacer caso a los juicios de los hombres cuando hablan sobre el tamaño».

En su carrera para presidir el BEI, Calviño se tendrá que enfrentar a este peso pesado a escala comunitaria que, aunque no es la única candidatura que se ha conocido hasta ahora –también competirá la vicepresidenta polaca del BEI, Teresa Czerwińska, y su colega sueco Thomas Östros o el exministro de finanzas italiano Daniele Franco–, sí que es la favorita en todas las quinielas.

El próximo 17 de agosto se validarán las candidaturas, y el nombramiento se espera para mediados de septiembre en la reunión informal del Ecofin en Santiago de Compostela.