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El verano más caro de la historia convierte las vacaciones en un lujo: «Tendremos que esperar otro año para viajar»

Pese a la subida generalizada de los precios, los españoles tratan de tomarse un descanso aunque sea a costa de reducir los días fuera

Los expertos apuntan a que ha aumentado la brecha entre los que pueden viajar y los que no

La campaña de verano aúpa el IPC al 2,3% y fija la tendencia de fondo de los precios por encima del 6%

Una playa valenciana llena de turistas, con un crucero de fondo efe

Un verano con cifras que baten todos los récords de ocupación turística contrasta por completo con el incremento de los precios en todos los frentes. Este 2023, los españoles se enfrentan a la época estival más cara de la historia, según los expertos, y, en muchos casos, pensar en irse de vacaciones se ha convertido en un lujo que cada vez menos personas pueden afrontar. Desde el precio de la hipoteca hasta el transporte: se han incrementado casi todos los costes respecto al ejercicio pasado y vuelve inviable irse de vacaciones a una parte de la población sin afectar a su economía familiar, incluso cuando se valoran destinos que hace un año eran posibles. Los españoles han reformulado sus gastos de consumo y la posibilidad de tomarse unas semanas de descanso se limita cada vez más a la población de mayor renta.

«En general, el IPC ha subido y, aunque una parte se ha contenido, hay otra parte considerable en el presupuesto vinculado con las partidas de alimentación que se sigue encareciendo», según explica la directora del área sectorial en el Centro de Predicción Económica (Ceprede), Milagros Dones. En comparación con el julio pasado, los alimentos se han encarecido un 10,8% en el último año. «Indudablemente, si el gasto básico se incrementa, afecta a la posibilidad de muchas familias de invertir en ocio y en vacaciones», explica la especialista.

Otros gastos como la subida de los tipos de interés también han impactado en el presupuesto de las familias. En concreto, la hipoteca media a tipo variable se ha encarecido en un 40% en julio, por la subida del euríbor; esto implica un gasto de 254,84 euros más al mes de hipoteca. La inflación también se refleja en el incremento del ocio en un 9,3% (todo lo que incluye aficiones, actividades culturales, servicios deportivos, entre otras cosas).

A este cóctel de subidas de precios se le añade el 'boom' del sector turístico; ahí, el coste para el ciudadano también se ha incrementado sobremanera. Con respecto a hace un año, el precio de los hoteles ha aumentado un 8,9%, el de los campings un 5,7%, el de los paquetes turísticos un 17,9%, o incluso comer en un restaurante, que es 6,1% más caro que el año anterior, según los últimos datos IPC de julio. Además, tanto el precio de la gasolina -aunque ha bajado interanualmente- como el alquiler de un coche -2,4% más que el año pasado- mantienen precios elevados.

Préstamo para vivienda 40,1 por ciento

es lo que se ha incremento la hipoteca media, a cierre de julio

Es por ello que irse de vacaciones se convierte en un lujo para muchos hogares. «Algo que nos parece tan natural a una parte de la sociedad no lo es para ciertas familias españolas; aun cuando tienen un alojamiento en el pueblo o una casa prestada no pueden permitirse ir fuera», afirma el coordinador del equipo de Estudios de Cáritas, Raúl Flores.

Esta situación viene también del año pasado -uno de cada tres no pudo irse de vacaciones ni una semana, según el INE- pero este año el problema se está viendo acrecentado. Flores resalta que hay una parte de la población en la que cualquier gasto extra es impensable (que se estropee la lavadora, el dentista o poder viajar). Ya el año pasado el 35,5% de los españoles no tuvo capacidad para afrontar gastos imprevistos y los expertos apuntan a que ahora el panorama es peor.

Las claves del verano más caro

Aumento del IPC

El incremento de los gastos diarios ha limitado la posibilidad de emplear el ahorro en ocio y en vacaciones. El IPC de 2022 superó el 8% y el de 2023 se espera que quede en el entorno del 3,5%, presionando aun más a las economías domésticas

Gasto turístico

El aumento del precio de las vacaciones ha llevado a los españoles ha reducir el número de días de salida o a endeudarse; hacer un esfuerzo para poder viajar. El alza llega a ser de doble dígito en el caso de los paquetes turísticos.

Papel extranjero

El alto nivel de ocupación turística registrado este veranose explica en parte por el turismo internacional (un 20%), que es un gran motor de gasto. Este se ha recuperado ya de la pandemia y va marcando cifras récord

Presión de la hipoteca

Según los últimos datos correspondientes al mes de julio, la hipoteca media es ahora 254,84 euros al mes más cara. Esto son 3.060 euros más al año. Hipoteca media entendida como un préstamo de 150.000 euros, a 25 años y a un interés de euríbor + 1%.

Entonces, ¿cómo se explica el incremento del nivel de ocupación con estas condiciones? El director del Máster de Turismo y Ocio de EAE Business School, Diego Santos, sostiene que «es cierto que están subiendo las cifras de turismo, todo el mundo apunta a que se batirán récords y se está gastando mucho más. Sin embargo, tenemos indicadores que señalan que un 20% se vincula al turismo internacional y es el gran motor de gasto», dice. También señala que, si bien el crecimiento de las personas que no pueden viajar está aumentando, en general, la mayoría de españoles se permiten viajar, aunque sea con esfuerzo. «Quizá estemos notando un cambio en la tendencia, que ya no implican vacaciones de un mes, pero sí de una semana, por ejemplo», explica. En otras palabras, que aunque el irse de vacaciones suponga un esfuerzo que obligue a recortar otros gastos, los españoles intentan no perdonar unos días de descanso.

Santos sostiene que las vacaciones son un patrón de consumo de la sociedad contemporánea. «Para mí el mayor drama es que las personas no puedan siquiera pagar un alquiler, lo que parcialmente es provocado por el incremento en la industria turística. Los alquileres de corta duración están encareciendo los alquileres en la ciudad», afirma.

Impacto social

La directora de la Unión de Asociaciones Familiares (Unaf), Amaia Echevarría, explica que, en muchos casos, las viviendas no están acondicionadas para sobrellevar unas vacaciones de verano con estas temperaturas. Es decir, no tienen aire acondicionado y son lugares pequeños que se comparten con muchos miembros. La especialista sostiene que la situación es aún más preocupante en los casos de familias monoparentales, donde la proporción de ellos que no se puede ir de vacaciones aumenta de alrededor de un 30 a un 50%. «Hay familias que, a pesar de trabajar, no consiguen llegar a fin de mes», explica Raúl Flores de Cáritas.

Por su parte, la experta de Save the Children Carmela de Moral argumenta que, en la mayoría de casos, las familias que no pueden irse de vacaciones «se enfrentan a una brecha vacacional: los niños tienen mucho tiempo de vacaciones, mientras que los padres no», y esto, «en un contexto de carencia, aumenta las desigualdades».

Vacaciones 17,9 por ciento

es lo que se han encarecido los paquetes turísticos

En este sentido, la analista de Ceprede indica que la diferencia de precios también incrementa la desigualdad: «Los precios son comunes para todos, pero para las rentas menores supone mucho más esfuerzo presupuestario, evidentemente», explica.

Esta última asegura que, como consecuencia de esto, se ha podido apreciar un aumento en las desigualdades y en consecuencia una brecha entre los que pueden viajar y los que no. Explica que, en el ámbito nacional, el crecimiento del turismo está soportado por las familias con mayores ingresos: «El nivel de ocupación es altísimo, pero diferenciado por niveles de renta. Hay un crecimiento significativo en la ocupación hotelera, que tiene costes elevados. Y, sin embargo, se aprecia también que en apartamentos turísticos el incremento de la demanda no ha estado alineado, porque ese tipo de alojamientos es la opción más cercana, para unidades familiares más amplias de nivel de renta media o baja».

Un crédito para viajar

Para la experta de Ceprede se producen dos efectos: «Uno de ellos implica la pérdida de capacidad adquisitiva de las personas, porque las rentas no han subido en la misma medida que los precios; y, por otro lado, evaluar un crédito al consumo no es una opción viable para un amplio tramo de la población, debido a la subida de intereses», expone.

Aun así, el hecho de que estas se hayan vuelto las vacaciones más caras ha provocado que muchos sí decidan endeudarse para viajar. Y es que, pese a la subida de intereses, el saldo en crédito al consumo ha aumentado de mayo a junio en 11.000 millones, un incremento mensual nunca antes visto. Y es así, a crédito, como muchas familias logran irse de vacaciones y sobrevivir al verano más caro de la historia.

Raúl San José - Familia de cuatro personas

«Tendremos que esperar a otro año para viajar»

Tras dos años de veraneos atípicos por culpa de la pandemia, Raúl San José, un pluriempleado ya en la frontera de los 50 que vive en el barrio de Vallecas (Madrid), aprovechó el año pasado el colchón financiero acumulado para disfrutar con su mujer y sus dos hijos de unos días de sol y descanso en la costa de Cádiz. La experiencia fue tan satisfactoria que este año se plantearon repetir. «Fue imposible. De un año para otro, la misma estancia en la misma semana del mes de agosto costaba un 60% más». La tarifa de los hoteles, el transporte y los alimentos revelan una subida, en un porcentaje considerable, que limita aún más asumir ese gasto adicional sin afectar la economía familiar.

Los hoteleros se justifican con la subida de los costes, pero esto también afecta a los viajeros: «Son 250 euros más al mes por la hipoteca, los gastos de la escuela de los chicos y una fuente menos de ingresos (Raúl perdió uno de sus empleos por la decisión de Correos de prescindir de un puñado de proveedores de servicios de transporte), lo de viajar tendrá que esperar a otro año», explica Raúl.

Los gastos básicos de los hogares han experimentado un fuerte crecimiento en los últimos dos años. Uno de los causantes ha sido la escalada del precio de los alimentos, que acumula una subida del 31% desde la pandemia y que se ha encarecido cerca de un 11% en el último año. Según los datos del Informe sobre los Alimentos del Ministerio de Agricultura, la cesta estándar de la compra de un hogar español (formado por 2,5 miembros) se ha incrementado un 4,5% en los últimos doce meses hasta los 6.455 euros anuales, lo que implica que se gasta 260 euros más al año. Ello pese a que las familias han decidido renunciar al consumo de productos más caros y entregarse a las marcas blancas.

Mónica Martín - Familia de tres personas

«No quiero endeudarme para ir de vacaciones»

Solían irse a Asturias, Cantabria o Granada, dependía de cada verano, pero este año la familia de Mónica Martín se ha tenido que quedar en casa: «No hemos podido ir a ningún sitio, los precios se han disparado. Cuando antes pagábamos 2.700 euros por mes en una casa en Luanco (Asturias), ahora ese presupuesto en el mismo sitio nos daba para algo más de una semana. Miramos por toda España, pero era inasequible en cualquier lugar que buscases: el norte, el sur o la costa mediterránea. Lo más barato que encontramos fue Galicia, pero seguía siendo demasiado», cuenta esta abogada de profesión que trabaja en el Ayuntamiento de Loeches, un municipio en la Comunidad de Madrid.

Mónica ronda los 50 y vive en Eurovillas, una urbanización a unos 50 kilómetros de Madrid, con su marido y su hija. Además de los gastos del día a día, facturas de luz, comunidad, el coche, la compra, etc., su hogar tiene que contar con el pago de dos hipotecas: una de la casa en la que viven y otra que tuvieron que pedir para arreglar una grieta. También pagan los estudios de su hija, que empezó la universidad este año. «Nosotros somos el ejemplo de una familia de clase media, tenemos dos sueldos buenos que nos permiten vivir con tranquilidad. Pero como están los precios este año, para poder irnos de vacaciones nos tendríamos que meter en créditos y no nos queremos pasar todo el año pagando las facturas del verano y tampoco queremos que influya en nuestras otras deudas y que derive en retrasos en los pagos. No nos quedamos por gusto, hay que comer el resto de meses también», admite.

Asimismo, añade que no solo es el precio de las vacaciones lo que les hace quedarse, sino que la inflación que se ha vivido desde hace un año también ha influido y ha menguado su presupuesto para las vacaciones. El disfrute en la temporada estival se vuelve una opción limitada.

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