Repsol marca el camino: ¿Le seguirán Naturgy, Iberdrola, Cepsa o Endesa? El 'impuestazo' amenaza sus inversiones en España
La multinacional que preside Brufau advierte de que si se mantiene el tributo a las energéticas será «inviable» seguir porque se favorece a las extranjeras que no tienen que pagar como las nacionales
Repsol condiciona futuros proyectos en España a que haya estabilidad regulatoria y fiscal
Editorial | Aviso de Repsol contra el 'impuestazo' a las energéticas
Antonio Brufau, presidente de Repsol, en una imagen de archivo
Repsol ha abierto la veda. Mantener el 'impuestazo' al sector energético en España tendrá consecuencias no lejanas en el tiempo para la economía del país, y pondrá sobre la mesa de la petrolera –si la medida finalmente sale adelante– la posibilidad de trasladar a ... otros países opciones futuras de inversiones, deslocalizando negocios.
Así se desprende de las palabras de la compañía petrolera española en un comunicado tras la presentación de resultados del tercer trimestre, y después del anuncio del acuerdo entre el PSOE y Sumar que incluye la prórroga del impuesto a la banca y a las energéticas: «La posibilidad de que se mantenga un gravamen a las compañías energéticas, que se ideó como temporal y extraordinario, castiga a las empresas que, como Repsol, invierten en activos industriales, generan empleo y garantizan la independencia energética del país».
De momento, el resto de compañías energéticas se mantienen expectantes y no hacen declaraciones hasta que la medida sea un hecho: «Bueno, vamos a esperar a que se forme el Gobierno, porque ahora mismo están en conversaciones con los socios potenciales del futuro Ejecutivo», aseguró ayer el presidente de Iberdrola, Ignacio Galán.
No obstante, la patronal eléctrica Aelec ha insistido en que el impuesto «afectará negativamente a las empresas, detrayendo fondos para la inversión en transición energética y renovables. Por lo tanto, la ley española debería haberse homogeneizado con el reglamento europeo para no restar competitividad a las eléctricas españolas frente a las europeas».
«Hartazgo»
Ahora bien, fuentes del entorno de las empresas coinciden en que, sin duda, repercutirá en la economía española y en las decisiones futuras de las compañías, tal y como advirtió ayer la petrolera. «El mensaje de Repsol refleja el hartazgo de la utilización política de los impuestos, que no tienen el objetivo de recaudar sino poner contra las cuerdas un modelo económico que no les gusta –el capitalismo– y que además es un mensaje que agrada a sus votantes. No les importa las consecuencias en la economía real, en el empleo, las inversiones, la credibilidad de España en el panorama internacional. Pura demagogia», afirma una de las fuentes consultadas por este periódico.
Otra fuente del sector explica a ABC que lo realmente importante y relevante es que «hacen inviables y, sobre todo, no rentables las inversiones hechas en España. Es un tema de competitividad pura y de retorno de la inversión», mientras que favorece a los que vienen de fuera, tal y como la propia Repsol explicaba en su comunicado: «la medida, en cambio, favorece a los importadores que no generan empleo ni actividad económica relevante en España. En consecuencia, la falta de estabilidad en el marco regulatorio y fiscal del país podría condicionar los futuros proyectos industriales de Repsol en España».
Montero, «erre que erre»
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, replicó ayer en Santiago de Compostela que «la existencia de esta figura tributaria coexiste y convive de forma muy clara con los beneficios muy importantes que están teniendo el sector de la banca y el sector energético». «Vean ustedes, con el impuesto ya vigente, qué beneficio están teniendo estas empresas», ha añadido la ministra portavoz en funciones.
«Son sectores al alza, que tienen que contribuir de forma significativa a la financiación de los servicios públicos y del Estado de Bienestar», ha añadido Montero, que ha insistido en que esta tasa «no ha tenido ninguna repercusión en los beneficios cuantiosos que tienen estas empresas», informa Jesús Hierro.
Sobre este asunto, Repsol subrayó ayer que su contribución fiscal, entre enero y septiembre, mantuvo «un elevado nivel de aportación», con 10.890 millones de euros pagados a las arcas públicas. Cerca del 70% (7.441 millones) corresponden a España.
Los tributos propios devengados ascendieron a 3.206 millones de euros y «representaron más de la mitad de los beneficios (52%)». Además, la compañía contribuyó durante el periodo con una tasa del impuesto sobre Sociedades del 37%, muy por encima del tipo nominal aplicable en España −del 25%− y de la media de los países de la OCDE. «Todo esto sitúa a Repsol como la empresa del Ibex 35 que más impuestos pagó en el país», destacaron.