La productividad se hunde en España un 4% y anota el peor registro de la OCDE
España se perpetúa en el pelotón de cola del 'club de los países ricos' con la peor evolución del rendimiento entre los años 2018 y 2023
Desde que gobierna Sánchez el desempeño ha caído un 3,8% frente al 54% que ha crecido el salario mínimo
La economía sufre desde hace décadas una enfermedad silenciosa que afecta al nivel de vida de los ciudadanos: la pérdida de productividad. La literatura económica repite que es la principal carencia que tiene nuestro sistema productivo, el motivo que impide una mayor eficacia de ... la economía y uno de los factores que está detrás del débil crecimiento del PIB per cápita español. Es uno de los indicadores que más preocupa al mundo académico y que claramente nos distancia de nuestros competidores en Europa y del resto de economías.
Un análisis de la productividad durante los últimos seis años refleja que España fue el país de la OCDE con peor evolución de esta variable. La caída fue del 3,8% frente a un crecimiento medio entre el 'club de los países ricos' del 4,6%. En Europa no fue un caso aislado, aunque el desplome fue mucho más limitado en economías como la francesa (-0,5%) o la alemana (-1,7%). La mayor economía europea cayó un -0,3% el pasado año y la incertidumbre sobre su evolución este ejercicio ha llevado a los expertos a augurar un estancamiento, con crecimiento cero. La que fuera ejemplo de productividad no está en sus mejores horas.
En el otro lado, entre los países que suman crecimiento en la productividad, están Estados Unidos, con un 6,2%, o Irlanda, que da un gran salto a los países más competitivos, con un aumento del rendimiento entre 2018 y 2023 del 25,1%. Portugal logra también que su productividad escale casi un 5% en el periodo analizado, según refleja un informe elaborado por Cepyme que tiene en cuenta datos de la OCDE, Eurostat y del INE.
Productividad 2018-2023
En PIB por trabajador
Rumanía
25,3%
Irlanda
25,1%
13,9%
Polonia
11,7%
Bulgaria
11,5%
Israel
10,9%
Lituania
10,5%
Letonia
6,4%
Eslovaquia
6,3%
R. Checa
6,3%
Hungría
6,2%
EE.UU.
5,3%
Dinamarca
4,6%
Portugal
4,3%
Eslovenia
4,0%
Suecia
3,7%
Corea del Sur
2,2%
N. Zelanda
1,5%
Estonia
1,5%
Austria
1,3%
Holanda
0,7%
Bélgica
0,5%
Australia
0,4%
R. Unido
0,2%
Malta
-0,0%
Croacia
-0,2%
Italia
-0,5%
Francia
-0,8%
Canadá
-0,8%
Japón
-1,6%
Finlandia
-1,7%
Alemania
-2,8%
Grecia
-3,1%
Luxemburgo
-3,8%
España
Fuente: Cepyme sobre la base de Eurostat, OCDE e INE
Productividad 2018-2023
En PIB por trabajador
Rumanía
25,3%
Irlanda
25,1%
13,9%
Polonia
11,7%
Bulgaria
11,5%
Israel
10,9%
Lituania
10,5%
Letonia
6,4%
Eslovaquia
6,3%
R. Checa
6,3%
Hungría
6,2%
EE.UU.
5,3%
Dinamarca
4,6%
Portugal
4,3%
Eslovenia
4,0%
Suecia
3,7%
Corea del Sur
2,2%
N. Zelanda
1,5%
Estonia
1,5%
Austria
1,3%
Holanda
0,7%
Bélgica
0,5%
Australia
0,4%
R. Unido
0,2%
Malta
-0,0%
Croacia
-0,2%
Italia
-0,5%
Francia
-0,8%
Canadá
-0,8%
Japón
-1,6%
Finlandia
-1,7%
Alemania
-2,8%
Grecia
-3,1%
Luxemburgo
-3,8%
España
Fuente: Cepyme sobre la base de Eurostat, OCDE e INE
Si se ponen en relación la evolución de la productividad y de los salarios en el mismo periodo analizado, la balanza se desequilibra. Frente a la caída de casi un 4% registrada en la productividad en España, los sueldos pactados en convenio han crecido un 14%, mientras que el salario mínimo se ha disparado un 54% tras la subida del 5% pactada por el Gobierno y los sindicatos para este ejercicio, que dejará el indicador en 1.134 euros mensuales.
La CEOE ha advertido de que este aumento, que afecta sobre todo a pymes y autónomos y a sectores como el campo, llevará a la quiebra a muchas empresas y ha mostrado su temor a que se produzcan efectos de segunda ronda que se terminen trasladando a la inflación, con lo que supone de riesgo para el crecimiento y el empleo.
Competitividad
Para la organización que preside Gerardo Cuerva, desvincular el crecimiento de los sueldos de la evolución de la productividad «es contraproducente». Y añade: «Cuando los sueldos crecen más que la productividad aumenta el coste laboral por unidad producida, se incentiva el aumento de los precios, cae la competitividad, se desalienta la contratación, se fomenta el reemplazo de mano de obra por maquinaria y se tienden a caer la rentabilidad y la inversión».
La pérdida de eficiencia económica de España ha contribuido, entre otras cosas, a elevar la brecha de renta per cápita de nuestro país respecto a los socios comunitarios. Fedea avisaba en uno de sus últimos informes de que si bien el PIB español está creciendo tras la pandemia, a finales de 2022 España estaba en el puesto 15 entre los 27 de la UE en PIB per cápita. Relataba que el descenso fue de dos puestos desde 2019 y tres desde 2007. «Más llamativo», dice, es el terreno perdido en los últimos años. Sobre una base cien, el PIB por habitante era del 98% en 2007, porcentaje que bajó al 85% en 2019 y al 79% en 2022. Desde el momento previo a la pandemia la riqueza por habitante aumentó un 5,4%, el más reducido en Europa.
'Maldición' económica
La evolución de la productividad en España nunca ha seguido una tendencia estable. Desde los años ochenta, coincidiendo con la estabilización monetaria, y hasta la entrada en la Comunidad Europea la tasa creció rápidamente y, aunque bajó el ritmo, mantuvo la tendencia en los noventa. Fue al gestarse la burbuja cuando comenzó a descender, evidenciando que la economía se estaba apoyando en sectores ineficientes. Y cuando llegó la crisis financiera, y la pérdida de puestos de trabajo, la productividad comenzó a escalar, en una montaña rusa que no ha logrado estabilizarse desde entonces, con solo algunos picos de subida. La 'maldición' sobre la eficiencia económica persigue al modelo de crecimiento; España no encuentra la forma de que la productividad crezca sin que haya destrucción empleo.
¿Las causas? Para organismos como Funcas muchos son los factores, entre los que destacan su reducido esfuerzo inversor en I+D+i, su menor dotación de capital humano, menores dotaciones de infraestructuras e ineficiencias en el mercado de trabajo.
El presidente de UNO y portavoz de CEIM, Francisco Aranda, cita cuatro causas: infierno fiscal; actividad regulatoria exagerada, compleja y poco predecible; marco laboral rígido, con elevadas cotizaciones y mucho absentismo; y escaso fomento de la innovación y de un capital humano más y mejor formado.
Y otra de las causas que añaden los economistas para justificar ese bajo desempeño de la economía española es el escaso tamaño de las empresas. A mayor tamaño, más eficiencia. Y en España más del 90% de las compañías son micro o pequeñas, es decir, que cuentan con menos de 50 empleados. El contexto sigue sin invitar a que den el salto.
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