La masacre en Twitter, contada por los empleados despedidos por Elon Musk: «Caíamos como moscas»
Trabajadores de la red social cuentan a ABC cómo les echó el nuevo dueño por medio de un correo electrónico masivo, en una jornada en que la empresa perdió la mitad de su plantilla
Elon Musk sacude la jaula de Twitter mientras prepara su gran revolución
Fue un despido lento, extraño y escalado. Primero, por la tarde, perdieron el acceso a su correo. Después, les cambiaron la contraseña al servicio de mensajería interno. Ya de madrugada, los ordenadores portátiles facilitados por las empresa les denegaban el acceso y les pedían un código de seis cifras que no tenían. «Íbamos cayendo como moscas, uno a uno, y nos despedimos los que pudimos», dice a ABC Simon, un empleado del área de transparencia que fue despedido ayer y prefiere usar sólo un nombre de pila porque está considerando unirse a una demanda colectiva ya interpuesta en California.
Simon lee en una conversación telefónica con este diario el correo que recibió justo antes de las 16.00 del pasado jueves a su cuenta corporativa: «Antes de las 9 de la mañana del viernes 4 de noviembre, todos recibiréis un correo electrónico individual con el asunto: ‹Tu rol en Twitter›. Por favor, revisad el correo electrónico, incluyendo la carpeta de spam. Si tu puesto no se ve afectado, recibirás una notificación a través de tu correo electrónico de Twitter. Si su empleo se ve afectado, recibirás una notificación con los próximos pasos a través de tu correo personal».
En el mensaje se anunciaba que las oficinas de la empresa estarían cerradas el viernes, las llaves de acceso inservibles. «Si estás en la oficina, o de camino a la oficina, por favor vuelve a casa», añadía el mensaje, firmado de forma genérica por «Twitter».
Efectivamente, el viernes a las 08:43, hora de California, Simon se encontró en su apartamento compartido en San Francisco ante la bandeja de entrada de su cuenta personal, mirando un correo sin leer con el asunto «Tu rol en Twitter». El mensaje compartido después con este diario decía: «Twitter está llevando a cabo una reducción de plantilla para ayudar a mejorar la salud de la empresa. Estas decisiones nunca son fáciles y con pesar te escribimos para informarte que tu rol en Twitter se ve afectado. Hoy es tu último día de trabajo en la empresa, sin embargo, seguirás siendo empleado de Twitter y recibirás compensación y beneficios hasta el 2 de febrero de 2023».
Simon vio desaparecer de un plumazo al equipo del que formaba parte, encargado de «Aprendizaje automático, ética, transparencia y responsabilidad», que en teoría se centraba en analizar si el algoritmo de recomendación amplificaba determinado contenido político. Ese equipo fue responsable de un controvertido estudio de hace un año en que analizó la presencia en Twitter de políticos españoles, entre otros, y llegó a la conclusión de que «la derecha política goza de una mayor amplificación algorítmica que la izquierda».
Esta conclusión ha sido puesta en duda repetidamente por el nuevo dueño de la empresa Elon Musk. Como otros de los departamentos encargados de vigilar la conversación el la red social, y darle la forma que tiene hoy, simplemente dejó de existir un viernes por la mañana. El jueves, en los canales internos de mensajería de Twitter, los empleados que iban siendo excluidos de la gran maquinaria de la empresa publicaron sus despedidas: corazones azules, lemas afectuosos, memes emotivos. «Este era un equipo especial, estuvimos unidos hasta el final», decía una de las despedidas con 16 corazones y una imagen de exaltación de la supervivencia tomada de la película «Los juegos del hambre».
Mientras, Musk mantenía reuniones, se veía con anunciantes y participaba en conferencias en la otra punta del país, en Nueva York. Finalmente, una semana después de tomar el control de la empresa y despedir sin miramientos a toda la cúpula directiva, comenzaba la purga interna, el despido de la mitad de una plantilla de 7.500, que bien podría ser un primer paso, pues en un momento Musk llegó a decir que los despidos podrían afectar al 75%.
En las oficinas de la empresa en Nueva York, una pantalla que normalmente sólo muestra mensajes publicados en la red social por los empleados, ofrecía un mensaje lamentando los despidos tras otro, según otro empleado que mantuvo su puesto y no quiso ser citado ni siquiera de forma anónima.
Se entiende. El viernes fue un día de angustia para muchos otros. Llovían los mensajes solidarios en la propia red social, pero en la vida real se sobrevenían otros problemas. Para Manuel, un empleado del equipo encargado de seleccionar y filtrar noticias, que también pidió usar sólo un nombre de pila porque técnicamente es empleado de Twitter hasta el año que viene, hay dos grandes preocupaciones: encontrar un empleo que pague lo suficiente como para vivir en San Francisco, donde los alquileres medios superan los 3.500 dólares mensuales, y mantener su visado de trabajo H-1B, que quedará revocado si no halla otra ocupación 60 días después del despido.
«Me levanté el viernes sin acceso al correo de empresa, así que ya sabía qué me iban a comunicar. Muchos nos lo esperábamos, la verdad, pero la planificación ha dejado mucho que desear», explica. Estos trabajadores no pueden ser más críticos hoy, porque temen que se alegue causa objetiva en el despedido, perdiendo así el derecho a una indemnización. El salario de Manuel, afirma, superaba los 160.000 dólares anuales, pero dice que apenas le daba para vivir en la meca tecnológica que es San Francisco.
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Un pequeño grupo de esos empleados, cinco, quiso adelantarse, y se unió ya antes de que amaneciera el viernes en una demanda conjunta por supuesta violación de una ley que fija que un despido colectivo debe ser anunciado 60 días antes de su ejecución. Los demandantes piden una indemnización por daños y perjuicios, además de los costes. En la demanda, de 10 páginas, se afirma que Musk ya hizo una ronda de despedidos similares en Tesla, la empresa de coches eléctricos de la que es consejero delegado, sin respetar los plazos legales.
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