El quinto en discordia

Nada de lo que presumir

Han hecho poco y lo han hecho mal. O dicho de otra manera, lo poco que han hecho ha producido un enorme menoscabo en algo esencial como es la seguridad jurídica

Burdeos y diamantes (29/12/24)

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez efe

Este Gobierno con el presidente a la cabeza es muy dado a presumir de los logros económicos de los últimos años. Y bien mirado lo que tendrían que hacer es agachar la cabeza porque lo que depende más de ellos -el déficit público- está ... manga por hombro. En un año récord absoluto de ingresos como el año pasado, vamos a cerrar con un desequilibrio en las cuentas públicas de algo más del 3%. Nada de lo que presumir. En los años que llevan al frente que ya son más de seis no han tomado ninguna medida encaminada a reducir lo que en el argot se conoce como déficit estructural. Todo lo contrario, en lo único que han abundado es en incrementar la presión fiscal sin haber ni siquiera amagado con reducir el gasto público. De hecho, la reforma económica más importante que han sacado adelante estos años, la de las pensiones, se traduce en un fortísimo incremento del gasto en los próximos años. Tampoco han sido especialmente diligentes a la hora de controlar las partidas extraordinarias de gasto que se impulsaron con la pandemia y que todavía hoy en algunos casos siguen vigentes sin que medie mayor explicación más allá de la puramente electoralista.

No tienen un modelo fiscal ni nada que se le parezca. No hacen sino improvisar. Y la arbitrariedad que demuestran en prácticamente todas y cada una de las decisiones que adoptan en esta materia se traslada directamente a una mayor inseguridad jurídica. Han hecho poco y lo han hecho mal. O dicho de otra manera, lo poco que han hecho ha producido un enorme menoscabo en algo esencial como es la seguridad jurídica. No es algo realmente como para sacar pecho.

Y probablemente esto sea en lo tocante con la economía de los mayores reproches que le podamos hacer a este Gobierno. No lo poco y lo mal que lo han hecho, sino la enorme oportunidad perdida para sacar adelante reformas que un Gobierno de este color por definición hubiera tenido mucho más fácil sacar adelante. Desde las pensiones -colosal oportunidad perdida- a una reforma de las administraciones públicas o una reforma fiscal en sentido contrario a la que han sacado adelante hubiera sido algo de lo que, de haberlo hecho, podrían ahora presumir. Hubiera sido un claro síntoma de que estaban a la altura de su responsabilidad.

No ha sido así. Y desde luego, tal y como están las cosas, difícilmente este Gobierno puede cambiar el rumbo. Han hecho poco. Lo han hecho mal. Y han desaprovechado una ocasión extraordinaria para sacar adelante reformas estructurales que hubieran supuesto un enorme paso adelante. Es evidente que no es por la economía por lo que más urge sacarles del Gobierno, pero también hay que sacarles por la economía. A nada que los que lleguen hagan las cosas medio bien, el potencial de la economía española en las circunstancias actuales es enorme.

100 millones

El número de visitantes en los 11 primeros meses del año pasado ha batido todos los registros. 2024 va a ser el año que más turistas haya recibido España de su historia y, lo que es más importante, año récord en ingresos por turismo. Y en 2025 con mucha seguridad nos vamos a ir por encima de los 100 millones de visitantes con un incremento todavía mayor en los ingresos de esta importante partida.

El cambio de patrón de comportamiento tras el Covid es lo que está detrás de estas cifras. Las ganas de recuperar el tiempo perdido, el aprovechar el momento, la certeza de que solo se vive una vez, entre otras cosas, ha llevado a que viajar y disfrutar se hayan convertido en una de las prioridades. Y España claramente se beneficia de este cambio. Somos el segundo país por número de visitantes del mundo -la diferencia con el primero es cada día más pequeña-; además nos hemos beneficiado mucho de que las temporadas sean cada vez más largas y del auge de lo que se ha venido a llamar el turismo no vacacional.

Probablemente la primera reflexión es que, en contra de lo que puedan decir algunos de los iluminados de guardia, esto se trata desde el punto de vista económico de una bendición. Que todos los años un país de nuestro tamaño, grande, reciba por ingresos por turismo más del 10% de su PIB es algo absolutamente extraordinario. Es la suma de varios elementos -climatología, kilómetros de playa, infraestructuras, seguridad, lugares de interés, gastronomía...- que hacen que sea un modelo que, además de que nos viene en parte dado, es irreplicable. Probablemente somos el país con mejores mimbres para beneficiarse de este cambio al que estamos asistiendo. Haciendo las cosas medio bien, tenemos todavía un enorme potencial de crecimiento. Y el hacer las cosas medio bien no pasa por escupir al cielo. Se trata de abundar en los cambios en los que se ha incidido en los últimos años. Con no ponerles palos en la rueda, el ir a un modelo de turismo más elitista tiene claramente el viento de cola como ya se está viendo en muchos destinos.

Para seguir recogiendo este maná hay que hacer como en casi todo, más pedagogía. Hay que tratar de enfatizar todo lo que aporta el turismo y relativizar los inconvenientes que pueda tener porque, en muchos casos, las soluciones sencillas a problemas complejos se traducen en tratar de matar moscas a cañonazos. Hay que perseverar en las medidas que el sector privado principalmente ya está adoptando para transformar al sector. Hay que abundar en mayores inversiones en infraestructuras para poder seguir aprovechando las cartas que nos han tocado. Y, desde luego, hay que tratar de evitar legislar en caliente en contra de problemas que en muchos casos no son otra cosa sino el peaje que hay que pagar porque tenemos la suerte de que nos visitan al año más de 100 millones de personas.

No se puede pedir más

Me he debido portar muy bien este año porque los Reyes Magos me han traído prácticamente todo lo que he pedido. De hecho, creo que difícilmente un inversor en renta variable -que es lo que hago el resto de la semana cuando no estoy escribiendo esta página- pueda pedir más para poder invertir en Bolsa europea y en concreto en la española.

Lo primero que hay que agradecer es que tenemos un entorno de tipos de interés más o menos previsible. Podemos descartar que los tipos vuelvan a bajar a niveles extraordinariamente bajos como los que vimos estos años de atrás que en Bolsa entre otras cosas se tradujo en que la selección de valores no funcionaba y eso llevó a que una parte importante de la Bolsa española estuviera sin rumbo.

Además, se da la circunstancia de que la economía española es de las economías desarrolladas que mejor lo está haciendo y que mejor lo va a seguir haciendo. No solo esto es así, sino que además es algo de lo que últimamente se vienen haciendo eco los medios especializados.

Al buen desempeño de la macro hay que sumar la valoración de partida de la Bolsa española, que es tremendamente atractiva. Venimos insistiendo desde hace algún tiempo, pero el poder comprar renta variable a múltiplo de colapso constituye una oportunidad enorme. Supone poder comprar a las mismas valoraciones a las que se fue la Bolsa en el peor momento de, por ejemplo, la pandemia en 2020 o la gran crisis financiera o del euro en 2008 o 2012. Hoy no estamos ni por asomo en una circunstancia similar y, sin embargo, se puede comprar gran parte de la Bolsa española a esos múltiplos.

Hay que también tener en cuenta que la exposición a Bolsa española es muy baja. Este indicador hay que tomarlo como un indicador contrario. Lo preocupante para tratar de anticipar el desempeño futuro del comportamiento del precio de un activo es si lo tiene mucha gente, lo contrario -que la exposición sea baja- es una buena noticia. Y, además, como el mercado tiende a dar donde más duele, en el caso de la renta variable española es que siga subiendo como, por cierto, lleva subiendo estos tres últimos años.

Y, por último, aunque esto todavía no me lo han traído los Reyes, es probable que en las circunstancias actuales de mercado se multiplique la actividad corporativa, lo que lleva a que se anticipen los retornos. Si el mercado no pone en precio las cosas por las buenas, viene alguien y te las pone por las malas. Con el mercado de capitales a pleno rendimiento y lo que acabamos de repasar, se dan las circunstancias para que vivamos un aluvión de operaciones corporativas en los próximos meses en la Bolsa española.

Si no quiere participar de esta fiesta no será porque no se lo hemos anticipado desde estas líneas. Ustedes verán. Y ahora toca ya empezar a hacer méritos para el año que viene que el contador está otra vez a cero.

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