Ajuste de cuentas

La mediocridad del PIB

Sánchez presume de un indicador que en realidad es mediocre: España podía haberlo hecho muchísimo mejor

Cómo hundir un sector (5/1/25)

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, hablando con su vicepresidenta María Jesús Montero efe

Este 8 de enero, presentando el Año de Franco, Pedro Sánchez sostuvo que España es la democracia que ha llegado más lejos en 50 años y lo ilustró con la cifra del PIB per cápita. «En 1975 la renta per cápita de los españoles era ... de 15.000 euros, hoy es de 31.000 euros, más del doble», dijo con entusiasmo. Como la credibilidad del presidente del Gobierno está muy afectada por la postverdad en la que vive, muchos comentaristas replicaron que el dato no podía ser cierto, que en realidad la renta per cápita española de 1975 debía estar entre 1.000 y 3.000 euros. Lo que ocurre es que Sánchez estaba citando cifras denominadas en euros a precios constantes de 2024, que es como habitualmente se hacen estas comparaciones. Lo realmente significativo de su discurso es que España apenas haya doblado su renta per cápita en cincuenta años y que Sánchez sea tan poco exigente con el país y consigo mismo como para declararse feliz con esa cifra tan mejorable. En fin, ya que no puedes gobernar el presente, al menos dedícate a reinterpretar el pasado.

El economista que más ha polemizado en torno a la evolución de la renta per cápita española ha sido Jesús Fernández-Villaverde, profesor en la Universidad de Pensilvania, quien siempre ha destacado que nuestro rendimiento económico ha sido más bien mediocre, porque supone un crecimiento de apenas un 1,4% anual, más o menos cerca del promedio de crecimiento mundial. Estamos por detrás de países como Dinamarca, Irlanda, Luxemburgo, Países Bajos, Finlandia, Reino Unido, Estados Unidos, Japón y Noruega. Analizando la etapa 1975-2013, Fernández-Villaverde la calificaba de «francamente decepcionante» en un artículo escrito en 'Nada es Gratis' en 2014. Un par de crisis después, la situación no ha mejorado mucho. Tampoco significa que haya sido un desastre, pero sin duda que un país con los recursos y la situación de España podía haberlo hecho mejor.

Pero no es sólo este profesor español el que se ha percatado de nuestra mediocridad económica. En 2016, el actual premio Nobel de Economía, Daron Acemoglu, me dijo en una entrevista que le parecía que España «podía dar más de sí», que la economía estaba funcionando muy por debajo de su potencial de crecimiento, de creatividad y de dinamismo.

El resultado económico de estos 50 años está claramente definido por el predominio de gobiernos que han estado más orientados al reparto de la riqueza que a su creación. Salvo breves periodos, la España moderna no ha estado orientada al crecimiento de manera radical, ni siquiera durante el desarrollismo franquista. Los falangistas, que siempre recelaban de las intenciones de los tecnócratas del Opus Dei, ya se encargaban de que el tercio sindical protestara cuando correspondía o destapara los escándalos (Sofico, Matesa) que ponían a los reformistas liberales contra las cuerdas. Más o menos tres cuartos de lo mismo que pasa hoy cuando Yolanda Díaz se mete con Carlos Cuerpo. jmuller@abc.es

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