31 Encuentro del Sector Financiero ABC-Deloitte
De Guindos, al Gobierno por el impuesto a la banca: «No debería afectar a la solvencia ni al crédito»
El vicepresidente del BCE dice que analizarán el gravamen y pone de ejemplo la configuración que se adoptó en Italia
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Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), se muestra todavía cauto sobre cómo acabará el nuevo impuesto a la banca que planea el Gobierno con sus socios. Pero eso no ha sido obstáculo para que el directivo del supervisor mande un mensaje al Ejecutivo sobre que el gravamen no debería afectar ni a la solvencia de las entidades ni a la concesión de crédito por parte de estas. Así se ha pronunciado en la segunda jornada del 31 Encuentro del Sector Financiero organizado por ABC y Deloitte, que ha sido inaugurada por Yolanda Gómez, subdirectora de ABC, y Juan Pérez de Ayala, socio responsable de servicios financieros de Deloitte.
«Los impuestos sobre la banca no deberían afectar a la solvencia de las entidades ni a la concesión de crédito», ha indicado De Guindos, para añadir que si finalmente se concreta el gravamen que se encuentra en estos momentos en tramitación parlamentaria, lo estudiarán a fondo. «Si hay una modificación, lo veremos, lo analizaremos», ha indicado. Cabe recordar que cuando se instauró el impuesto temporal a finales de 2022 el BCE ya emitió un dictamen contrario al mismo. Ahora, si hay cambios sustanciales en la configuración del gravamen, el supervisor podría volver a pronunciarse.
Sobre el detalle del impuesto, el vicepresidente del BCE ha puesto el ejemplo de cómo configuró su gravamen en su momento Italia. «El impuesto italiano era que si dedicabas parte del beneficio a incrementar tu solvencia, reducías tus aportaciones. Era un planteamiento más adecuado en comparación al que ha sido el planteamiento español», ha dicho.
De Guindos también ha entrado al tradicional debate que existe sobre la diferencia entre las valoraciones de los bancos europeos y americanos, algo que habitualmente se achaca a la regulación. El vicepresidente del BCE ha señalado que su posición no es tanto que la regulación explique esa diferencia sino que influyen otros factores.
«La valoración de los bancos europeos en relación a los americanos está por debajo. Creo que no tiene que ver con la regulación sino con que en EE.UU. el potencial de crecimiento es superior al europeo y los mercados lo descuentan; en Europa no existe una unión bancaria de verdad; y hay cuestiones que generan incertidumbre como los impuestos a la banca, etc.», ha destacado el directivo del supervisor bancario.
Estados Unidos, así, ha centrado buena parte de su intervención y no solo en términos bancarios sino también de la incertidumbre que se abre ahora con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Un regreso que amenaza con desatar una ola proteccionista en Estados Unidos.
«Tenemos que ver las medidas que se toman», ha dicho con cautela De Guindos, aunque en su caso tiene claro que el proteccionismo con el que amenaza Trump es una mala noticia para la economía global. «El proteccionismo acaba generando un 'shock' de oferta en la economía mundial que limita el crecimiento y no es positivo desde el punto de vista de la inflación. Cuando elevas los aranceles a veces no esperas que la jurisdicción a la que has impuesto las medidas reaccione, y suele reaccionar con una subida de aranceles. Eso puede derivar en una guerra comercial y es muy negativo desde el punto de vista de la economía mundial», ha comentado.
El gran riesgo aquí está en entrar en una espiral de aranceles entre Estados Unidos y Europa, así como con el resto del mundo. Pero también hay otros elementos de la política económica de Trump que generan inquietud en el BCE como puede ser la orientación de la política fiscal, y también la gestión de la inmigración ante la promesa que hizo el nuevo presidente norteamericano de deportaciones masivas.
Ya más en clave europea, De Guindos ha explicado que el crecimiento en la zona euro no ha sido como esperaban principalmente por un factor: no se ha incrementado el consumo. Y eso, dice, «tiene que ver con un tema de confianza; el consumo de familias depende de lo que los economistas llamamos la renta permanente, lo que proyectas en próximos años. Los indicadores de confianza, aunque van mejorando, no han mejorado todo lo que nosotros esperábamos».
Lo que sí celebra, en cambio, es la evolución que ha tenido la inflación al haber pasado de tasas por encima del 10% a rondar ahora ya el 2%, en línea con el objetivo del BCE. La preocupación, en este caso, radica en la inflación de servicios, que se mueve en el entorno del 4%., pero el vicepresidente del BCE se muestra convencido de que «la inflación va a ir convergiendo de forma clara y estable hacia la estabilidad de precios».
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