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Brookfield confirma que desiste de su OPA sobre Grifols

Las discrepancias sobre la valoración de la compañía frustran la operación para sacarla de Bolsa

Grifols rechaza la oferta de 6.450 millones de Brookfield por considerarla baja

Sede de Grifols, en Sant Cugat del Vallès inés baucells
À. Gubern

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Barcelona

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Grifols seguirá como empresa cotizada tras el fracaso de la OPA de exclusión lanzada por el fondo Brookfield, descartada tras las discrepancias sobre el valor de la compañía. Según ha comunicado el fondo canadiense a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), «tras haber realizado una due diligence exhaustiva y teniendo en cuenta las reacciones del Comité de la Transacción de Grifols y del Consejo de Administración de Grifols sobre la potencial oferta que se comunicaron al mercado el 19 de noviembre de 2024, esta mañana Brookfield ha informado al Comité de la Transacción de Grifols de que en las circunstancias actuales no está en posición de continuar con una potencial oferta sobre Grifols». Punto final.

El escueto comunicado da carpetazo al intento de Brookfield, que de la mano de la familia Grífols, y en un proceso del que se tuvo conocimiento en julio, pretendía hacerse con el control de la firma para sacarla de Bolsa, técnicamente una OPA de exclusión que ha decaído después de que el propio consejo de la multinacional de los hemoderivados ya anunciase la semana pasada que no consideraba justa la valoración hecha. En concreto, Brookfield valoraba Grifols en 6.450 millones de euros, –con un precio indicativo de 10,5 euros por las acciones de Clase A, con derechos de voto plenos–, algo que para la compañía «infravaloraría significativamente las perspectivas fundamentales de la compañía y su potencial a largo plazo».

La posición del consejo se producía tras la recomendación del Comité de Transacciones, en una reunión en la que no estuvieron presentes los miembros de la familia Grífols para evitar un conflicto de intereses. Se estima que de manera directa o indirecta, los Grífols controlan sobre el 30% de la compañía, con presencia en todo el mundo y sede corporativa en Sant Cugal del Vallès (Barcelona).

Pese al fracaso de la operación, y tras conocerse el paso al lado de Brookfield, fuentes de la familia Grífols señalaron su «satisfacción» por el apoyo recibido por los accionistas, y descartaban la posibilidad de apoyar cualquier otra operación alternativa de terceros. «La compañía atesora un gran valor y continuará desarrollando su expansión, como viene haciendo desde hace más de 115 años», se apuntó desde la familia.

Por la tarde, una nota pública del consejo de Grifols confirmaba el desestimiento, insitiendo en que la firma sigue «plenamente comprometidos con la ejecución del plan estratégico de la compañía, cuyo objetivo es aumentar el valor a largo plazo». «En línea con este compromiso, Grifols anunciará próximamente un Capital Markets Day, donde presentará su visión estratégica e iniciativas clave diseñadas para conseguir oportunidades de crecimiento y mantener así un rendimiento sostenido», se apuntaba en la nota. Igualmente, y en una comunicación a la CNMV, Grifols agradecía «todos los esfuerzos, aunque no han sido suficientes, y sigue centrado en mejorar el valor a largo plazo de la Sociedad».

Al cierre de los mercados, y tras un desplome que en algún momento de la mañana había llegado a rondar el 15%, Grifols retrocedía un 7,56%, con una valoración bursátil de 6.213,33 millones, 200 por debajo con los que Brookfield llegó a tasar la firma. Los 10,5 euros en los que el fondo valoraba las acciones de tipo A representaban una prima del 22% sobre el valor de los títulos a 4 de julio de 2024, algo que quedaba lejos del potencial de recorrido que apuntan algunos analistas, por no hablar de la valoración que hace el propio consejo, convencido de que las medidas de racionalización tomadas por la nueva dirección, centradas de manera prioritaria en la reducción del volumen de deuda, surtirán efecto.

El fracaso de la OPA de Brookfield marca el final de un ejercicio que arrancaba en enero con el ataque del fondo bajista Gotham –ahora bajo el escrutinio de la Audiencia Nacional–, que provocó un severo desplome de la acción: en la jornada previa a la publicación del informe la acción se valoraba en 15 euros, muy por encima de los 10,5 estimados ahora por Brookfield. Para tratar de contener el deterioro de la acción, la compañía emprendió una serie de medidas, la más significativa de las cuales, el paso al lado dado por los miembros de la familia Grífols, ya totalmente desvinculados de los puestos ejecutivos.

En paralelo al fichaje del nuevo CEO Nacho Abia, Grifols procedía a la venta del 20% de Shanghai RAAS a Haier, lo que generó unos ingresos de 1.600 millones de euros, destinados por completo a enjuagar deuda, así como a sacar adelante un plan de racionalización con el objeto de cumplir con el propósito por el que fue fichado Abia: generar caja y reducir deuda.

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