El Gobierno impone su criterio y entrega el 29% de Talgo a Sidenor
Queda pendiente la venta del resto de las acciones del fabricante de trenes en manos de Torreal y los Oriol, que Puente quiere para la SEPI
La insistencia del ministro Puente por entrar en Talgo frena a polacos e indios
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Finalmente, cinco euros, como los húngaros, pero con letra pequeña. Subiendo la parte variable del precio, eso sí, condicionada a ciertos objetivos a cumplir por Talgo a futuro, en sus resultados de 2027/28. El Gobierno de Pedro Sánchez logra por fin un acuerdo para ... la compra de la parte de Trilantic en Talgo por Sidenor. El consorcio en el que participan el empresario José Antonio Jainaga, presidente de la siderúrgica, el Gobierno vasco a través de Finkatuz, BBK y Vital se hará, por tanto, con el 29,7% de las acciones del fabricante de trenes, con el apoyo de La Moncloa, que ha espantado todo intento extranjero de entrar en la compañía. De momento.
Las condiciones económicas pactadas, pero aún por firmar en los próximos días, incorporan una actualización de la oferta que el consorcio vasco había trasladado a los propietarios de las acciones el pasado 6 de febrero, que eleva el precio hasta un máximo de 5 euros por título. El precio está estructurado en dos tramos: un primer tramo fijo de precio por acción de 4,15 euros (153 millones de euros), y un segundo tramo variable de precio por acción de 0,85 euros, frente a los 0,65 que ofrecía antes, y que dependerá, en todo caso, del cumplimiento por parte de Talgo de determinadas magnitudes financieras durante los ejercicios 2027 y 2028.
Dichas condiciones deberán ser concretadas antes de la firma del acuerdo final, que está pendiente de ser aprobado por los órganos de gobierno de las partes, el consorcio vasco y Pegaso, principal accionista de Talgo. De cumplirse, se acabaría abonando un total de 183 millones de euros. De la parte fija a pagar ahora, Sidenor, el Gobierno vasco a través del fondo Finkatuz y BBK aportarán 45 millones a partes iguales, mientras que Vital añadirá otros 20 millones.
Algún fleco, a primera hora
Desde primera hora de ayer, la operación estaba en boca de todos. Incluso a primera hora de la mañana, el lendakari, Imanol Pradales, quiso despejar incertidumbres que pudieran voltear aún más la acción en Bolsa y reconocía que aún quedaba «algún fleco por resolver» para que el consorcio que lidera Sidenor comprase cerca de un tercio de las acciones en Talgo, aunque se mostraba ya «optimista» de que se cerrara en las próximas horas. «Estamos en el tiempo de descuento, creo que vamos a llevar a buen término el acuerdo», subrayaba el lendakari a los medios de comunicación durante una visita a un centro de salud de Vitoria.
El culebrón de la venta de Talgo parece llegar, pues, a su final, tras casi año y medio desde que a mediados de noviembre de 2023 Talgo comunicara a los mercados la existencia de un grupo húngaro sin identificar dispuesto a comprar al fabricante español a cinco euros por acción. Pocos meses más tarde, en marzo de 2024, esa compañía se presentaba como Ganz-Mavag, un consorcio magiar en el que estaba presente el grupo ferrovario Magyar Vagon y el Gobierno de Viktor Orban a través del fondo Corvinus. En ese mes lanzó su opa por el 100% de Talgo al precio acordado, 620 millones de euros por la compañía.
La oferta convenció al mercado y a los accionistas de Talgo, pero se topó con la oposición absoluta del Gobierno y del escudo antiopas, en manos de la Junta de Inversiones Extranjeras (Ministerio de Economía), que tuvo la oferta casi seis meses en cuarentena hasta que a finales del pasado agosto fue vetada en Consejo de Ministros que alegó razones de seguridad y orden público por unos supuestos lazos de Ganz-MaVag con el Gobierno ruso de Vladimir Putin. La Moncloa, que en todo ese tiempo trató de encontrar un comprador alternativo al grupo húngaro, y tanteó a toda la competencia de Talgo (Alstom, Stadler, Caf), a inversores institucionales como Criteria Caixa, o a empresas de sectores con cierta «afinidad», como Escribano o la checa Skoda, se tomó entonces la responsabilidad de encontrar una solución para la compañía, con su principal accionista -Trilantic-, apretando para vender su participación en la empresa y salir. La respuesta, finalmente, la encontró el Ejecutivo en la vasca Sidenor que, en octubre, comunicó a la CNMV que había comenzado conversaciones con el fondo británico para comprar su participación y que incluso se abría a lanzar una opa por el 100% del constructor de trenes.
Ofertas varias
En noviembre, la siderúrgica de Jainaga propuso al fondo representado en España por Javier Bañón hacerse con su participación a un precio de 4 euros por acción, pero la oferta fue considerada por Trilantic demasiado baja, un 20% inferior a lo que ofrecían los húngaros meses atrás. Durante esas semanas empezaron también los rumores de que la polaca Pesa y la india Jupiter Wagons estaban dispuestas a lanzar una opa. Dos opciones bien consideradas por el Ejecutivo, ya que disponían de suelo industrial para dar solución inmediata a los problemas de Talgo.
Pero la última ofensiva de Sidenor y la participación en la misma del Gobierno vasco han acabado por inclinar la balanza a favor de la vía vasca, que se hará con el 29,7% de Talgo a un precio de 4,15 euros por acción, con la posibilidad de elevarse a cinco en tres años. En todo caso la parte fija de la operación, que es lo que ingresará ahora Trilantic, está por debajo de la expectativa de cinco euros por acción sin condiciones que esperaba ingresar el fondo británico antes de marcharse. Una cifra que estaba dispuesta a ofrecer PFR antes de que La Moncloa interviniera 'de facto' y le dijera a Polonia que la operación estaba destinada a pasar por el escudo antiopas. A cierre de mercado ayer, las acciones de Talgo, cerraron a 3,80 euros un descenso de que ayer ya acumulaban un descenso del 2,81% frente a la sesión del jueves.
La SEPI, en lista de espera
Con todo, todavía quedan otras aristas por resolverse en el futuro del fabricante. De fondo está también la salida del porcentaje de Talgo restante de la sociedad Pegaso, que Trilantic compartía con Torreal (familia Abelló), mientras la familia Oriol, la fundadora de Talgo -que preside uno de los miembros del clan, Carlos de Palacio y Oriol-, había hecho una especie de pacto de sindicación para vender su 7% a la vez que Trilantic y Torreal. Esta última, comandaba las conversaciones con PFR para el lanzamiento de la opa, pero las injerencias del Gobierno y el desacuerdo por aceptar la vía vasca provocaron incluso que ayer José María Oriol, otro representante de la familia que ocupaba la vicepresidencia no ejecutiva con categoría de no externo y que fue durante 15 años consejero delegado de Talgo, presentara su dimisión «irrevocable» alegando «motivos personales».
La participación que queda de Pegaso podría acabar en manos de la SEPI, opción que el Gobierno ha dejado caer en los últimos meses y, en especial, el ministro de Transportes, Óscar Puente, que quiere atar en corto al que es el principal proveedor de trenes para el negocio de alta velocidad de Renfe. También queda por resolver el futuro industrial de Talgo. Porque el consorcio que forman Sidenor, Finkatuz, BBK y Fundación Vital cuenta con la desventaja de no tener suelo para Talgo ni tampoco experiencia en la producción ferroviaria. Es aquí donde podría aparecer de nuevo Polonia o Jupiter Wagons que sí disponen del conocimiento y del espacio para que Talgo pueda atender sin problemas a la cartera de pedidos récord de 4.000 millones de euros, además de a aspirar a nuevos contratos en un momento de gran inversión pública a nivel mundial en infraestructura ferroviaria.
El desembarco vasco también servirá para recuperar el anhelo del PNV de devolver el centro de decisiones de Talgo desde Madrid al País Vasco.
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