La desconocida historia de Baldomera, la hija de Larra, que inventó la estafa piramidal
La hija del afamado escritor tuvo una vida digna de una película de cine
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Baldomera Larra ha pasado a la posteridad como la creadora de la estafa piramidal y como una de las timadoras más notorias de la historia. Hija del renombrado escritor Mariano José de Larra, se convirtió en un imán para los pequeños inversores. Su escándalo financiero salió en las portadas de los periódicos de la época que retrataron el ruedo ibérico en el que se convirtió una vida digna de película. Creó un banco fantasma que ofrecía una rentabilidad del 30%, y su método inspiraría a los esquemas Ponzi, el hombre que después de salir de la cárcel llegó a estar vinculado al gobierno de Mussolini y al que le atribuyen equivocadamente ser el pionero de las estafas piramidales.
Un ardid que consiste en que a través del boca a boca consigues oír hablar de una inversión en el que todos son ventajas y en la que en muy poco tiempo se consiguen grandes beneficios. El problema es que no hay ninguna inversión, solo es un cebo, son los propios inversores nuevos del sistema los que ayudan a nutrir las ganancias de los que llegaron antes, es decir lo único que sostiene el esquema es la entrada de nuevos participantes, una estructura que suele quebrar cuando no hay suficientes inversores. Y una buena suma del dinero que se mueve se lo queda el gestor. Baldomera Larra debió de aprender de las palabras de su padre que «la Ley implacable de la naturaleza es o devorar, o ser devorado».
Una familia con nombre propio
Antes de convertirse en la afamada residente de la Plaza de la Paja, en Madrid, a la que apodaron la 'madre de los pobres', fue la tercera hija de Mariano José de Larra, el famoso periodista, escritor y político del siglo XIX y de Josefa Wetoret Velasco. Pero el matrimonio distó mucho de ser feliz, tal como el propio autor reflejaría en su artículo 'El casarse pronto y mal'. Y sus hermanos, no exentos de una historia destacable, fueron Luís Mariano de Larra, que siguiendo la estela de su padre se convertiría en un escritor, periodista, además de un destacado libretista de zarzuelas.
Su hermana Adela Larra llegó a ser la amante de Amadeo I de Saboya, un idilio que se vio interrumpido cuando el rey se encaprichó de la esposa del director del periódico británico 'The Times'. Fue cuando Adela Larra decidió chantajearlo con las cartas que le había escrito. Sin embargo, el cañón de la pistola de un intermediario del rey le persuadió de devolverlas por cien mil pesetas. Lo último que se supo de ella es que había sido condenada a prisión un año y medio por intento de estafa.
El lado más personal de Baldomera Larra
A pesar de ello, la vida de Baldomera Larra es de lejos la más destacable de la de los tres hijos del escritor. Nació en 1833, pero a la temprana edad de cuatro años se quedó huérfana cuando su padre se suicidó. Su madre se sobrepuso a las circunstancias y casó a Baldomera Larra con Carlos de Montemayor, un afrancesado, médico del rey Amadeo I de Saboya. Sin embargo, con la llegada de Alfonso XII, la vida de lujo que llevaba se acabó y su marido huyó a Cuba, dejando a Baldomera sola con tres hijos y sin recursos para mantenerlos.
Un esquema prolífico
Comenzó a pedir dinero prestado a fiadoras y prestamistas que serían los maestros de los que aprendería el negocio. Baldomera se inició pidiendo prestado a una vecina una onza de oro, al poco tiempo le devolvió dos onzas y se esparció la voz de este logro. En la primavera de 1876, movida por la necesidad, fundó una caja de imposiciones en un modesto local de la Plaza de la Paja, dónde recibía dinero de depositantes bajo la promesa de devolverles mensualmente un 30% de cada duro que depositaban.
Los pequeños ahorradores ávidos de ganancias empezaron a acudir en masa y Baldomera Larra se trasladaba, cada vez, a locales más lujosos, al tiempo que ampliaba su plantilla de trabajadores. Llegó a tener cinco empleados, el secretario Saturnino Iruega, los escribientes Rojas, Enciso y Casanova, y el recadero Nicanor.
![Baldomera Larra](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/economia/2023/06/28/Baldomera-U62377175760xPy-624x600@abc.jpg)
La fama internacional de Baldomera Larra
Su fama traspasó fronteras y la visitaban inversores de fuera de Madrid. La prensa de Le Figaro en París o L'indépendance Belgue en Bruselas hablaban de su prodigioso negocio. Recibió diversos apodos como 'la patillas' por su particular peinado. Consiguió engatusar a unos y a otros sin más garantía que un papel donde apuntaba el nombre del inversor y la cantidad depositada.
Le llegaron a preguntar por el mecanismo que le permitía ofrecer intereses tan altos, ella decía que «es tan simple como el huevo de Colón». Y cuando le interrogaban sobre las garantías, contestaba «el viaducto», refiriéndose con ello al viaducto de Segovia, en la calle Bailén, un lugar famoso por ser el predilecto para los suicidas.
Consiguió así recaudar con su estafa en solo 3 meses hasta 22 millones de reales, una fortuna para la época. Una burbuja que explotaría afectando en el proceso a más de 5.000 ahorradores de todas las clases sociales.
Pero su buena racha se acaba cuando un carbonero acude a su oficina enfadado, y sale con los bolsillos llenos, qué pasaría si todos sus inversores se presentaran con la misma reclamación. Además empieza a circular un rumor que pone en duda la solvencia económica. Así que en diciembre de 1876 Baldomera se da cuenta que su entramado ya ha llegado a un punto crítico.
Para disipar las sospechas de una quiebra se presenta un domingo en la Zarzuela en su palco privado vistiendo sus mejores galas y haciendo creer a todos que el negocio iba viento en popa. Pero tenía pactado que a mitad de función un carruaje la esperaría a la salida del teatro para fugarse a Francia.
Una 'maestra' del escapismo
Al día siguiente una turba enfurecida fue al teatro de su hermano cuando iba a estrenar «La Africanita». Consiguió evadir a la justicia durante dos años ocultándose en las afueras de París, bajo la identidad de «madame Varela». Hasta que las autoridades francesas la identificaron y la extraditaron.
La encerraron en una cárcel de mujeres de España, y tras un largo y sonado proceso judicial, fue condenada a 6 años de cárcel por alzamiento de bienes. De las 5.000 víctimas que generó su estafa piramidal, solo se presentaron 55 a la vista. Su condena en 1869 salió en la primera plana de los periódicos El Imparcial y La Época. Sin embargo, ese no iba a ser el último capítulo de su tempestuosa vida, tenía una última baza que jugar.
Cuando parecía que la sentencia era firme, su abogado presentó un recurso al Tribunal Supremo de Justicia pidiendo su absolución. Argumentaba que la señora Larra no podría haber cometido ningún delito porque al seguir casada carecía, como establecía la ley por entonces, del permiso de su marido para tener capacidad para contratar, con lo cual todas las operaciones ejecutadas eran nulas de pleno derecho y sus inversores no tenían consideración de acreedores. Al final fue absuelta.
Una suerte que no corrieron los que siguieron sus pasos en el mundo de la estafa piramidal como el entramado más actual de Bernard Madoff. Asimismo, casos populares de este tipo de estafa son Sofico en 1974, como Gescartera en 2001, o el Fórum Filatélico en 2006.
MÁS INFORMACIÓN
Su popularidad fue tal que se hicieron canciones sobre ella como 'El gran camelo' y 'Doña Baldomera'. Los últimos años de su vida han sido menos documentados y están rodeados de especulaciones, están los que dicen que se fue a vivir con su hermano; otros comentan que se reunió en Cuba con su marido o que emigró a Argentina; dado que su hermano no quería que su reputación se viera afectada por las acciones de sus hermanas. Baldomera Larra fue una embaucadora prolífica que rompió las reglas de la época y sentó cátedra para los estafadores que sacarían rédito de este esquema piramidal creado por Baldomera Larra, un título que le pertenece por un infame mérito propio.
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