Crispr, una revolución genética destinada a reescribir las reglas
Optimizar cosechas, crear vacas que dan más leche, desarrollar órganos a medida, alumbrar supermateriales, generar nuevos biocombustibles... esta tecnología de corta y pega abre a las empresas un mundo infinito de posibilidades
Test genéticos: un negocio con ADN millonario
La tecnología Crispr se puede aplicar en múltiples sectores con enormes posibilidades de futuro
La tecnología Crispr tiene una agenda a rebosar para los próximos años. Y es que esta técnica de corta y pega parece inmune a la falta de ideas y vive un avance de infarto que promete reescribir la humanidad. Permite editar el genoma, añadiendo, modificando ... o quitando material genético. Es un 'juego de lego´ con aplicaciones infinitas que van desde el tratamiento del cáncer y enfermedades genéticas, a la fertilidad, trasplantes de órganos, modificación de cosechas o ganado.... También permite recuperar especies extintas, editar insectos para evitar la propagación de enfermedades o entra en el desarrollo de nuevos biocombustibles. Y lo cierto es que todo empezó con un español, un profesor de la universidad de Alicante, Francisco Mojica.
Perder el tren
«Nuestros agricultores van a estar en condiciones de desventaja si no se modifica una legislación europea obsoleta para poder usar Crispr».
Pere Puigdomènech Rosell
profesor de investigación emérito del CSIC
Pensemos en su potencial teniendo en cuenta por ejemplo, que hay más de diez mil enfermedades genéticas y siete mil enfermedades raras, según la OMS. Por eso no es de extrañar que haya catapultado numerosos proyectos y gigantes como Bayer, GSK, Novartis o AstraZeneca, entre otras, han unido fuerzas con empresas o startups especializadas en tecnología Crispr que han perfeccionado la técnica, pero que necesitan de un gran músculo inversor para materializar sus ideas.
En este sentido, las cifras en torno a esta edición genética, según Forbes, podría superar los 30.000 millones de dólares para 2030 solo en el campo de la medicina.
Crispr se distingue por su rapidez, precisión, versatilidad y ahorro en costes. Sin embargo, el santo y seña de sus impulsores es la cautela para un avance en firme en el que podemos obtener vacas con un pelaje que les permite tolerar las altas temperaturas, tomates japoneses con más cualidades nutricionales o, en el extremo más polémico, embriones humanos modificados genéticamente. En este último caso están los que predicen que a futuro esto podría conducir a una élite genética con capacidades mejoradas. Y pese a un estudio de la revista Nature que revelaba que un tercio de los estadounidenses usaría tecnología genética para hacer a su descendencia más inteligente.
Más allá de polémicas, lo que está claro a día de hoy es que Crispr es una de las llaves maestras frente a muchos de los problemas que atenazan a la humanidad. Por tanto, abre un nuevo camino, ¿seremos capaces de recorrerlo?
Lluis Montoliu, genetista e investigador del CSIC en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB), explica a ABC que en esencia Crispr lo usamos para inactivar genes que están funcionando de forma inadecuada y que pueden dar lugar a enfermedades.
Se dijo que 2022 iba a ser un año crucial para Crispr, dado que varios ensayos clínicos llegaban a probarse en seres humanos, lo que se traduciría en un gran espaldarazo a las empresas de biotecnología. Y entre los nombres propios que destacan como pioneras en este auge vertiginoso del sector están Editas Medicine la primera empresa del sector que salió a Bolsa; Intellia Therapeutics, valorada en 8.500 millones de dólares, o Crispr Therapeutics que anunció inicialmente una empresa conjunta con Bayer AG de 300 millones de dólares para tratar trastornos sanguíneos, enfermedades cardíacas, diabetes o ceguera.
Otras empresas más pequeñas como Aera Therapeutics, creada por el pionero de Crispr, Feng Zhang, con una ayuda de 200 millones de dólares, o Caribou Biosciences, respaldada por Novartis trabajan en el sector de la medicina y agricultura. Todas están esquivando la recesión del mercado debido al rápido éxito clínico de Crispr. Pero este crecimiento se ve lastrado en ocasiones por la guerra entre Broad Institute y la universidad de Berkeley, las dos instituciones que se disputan la propiedad de la patente de esta tecnología, que obliga a cualquier empresa a formalizar acuerdos por partida doble.
Punto clave
Montoliu apunta que en medicina donde el espectro de uso de la tecnología Crispr es amplio, desde el tratamiento del VIH, ceguera sordera o enfermedades más comunes, añade que «la aplicación que despunta es para el cáncer resistente a quimio y a radioterapia, mediante la inactivación de genes haciendo que el sistema inmune sea más vigoroso contra las células cancerosas».
Pero China lleva la delantera en ello con varios ensayos en curso. No obstante, no es de extrañar teniendo en cuenta que el país asiático tiene el mayor acervo de material genético del mundo, con un total de 80 millones de perfiles, según los medios estatales. Lo que facilita las investigaciones.
Más en vanguardia, está la posibilidad de aplicar Crispr para acabar con el dolor severo causado por la diabetes o el cáncer sin la necesidad de opioides, proyecto impulsado por la startup Navega Therapeutics. Algo de interés si tenemos en cuenta que según la Sociedad Española del Dolor, ocho millones de personas en España sufren dolor crónico con un coste económico del 2,5% del PIB.
Y si bien Crispr comenzó usándose para enfermedades raras, ahora surge la opción de extenderla a problemas más comunes. Así Verve Therapeutics propone controlar los niveles de colesterol con Crispr, o combatir la presión arterial alta. Ambos males la padecen más del 40% de los españoles.
Los cambios que puede suponer la tecnología Crispr son prometedores para el tratamiento de múltiples enfermedades
Trasplantes
Lo que está atrayendo cada vez más atención es la edición genética en el trasplante de órganos, ya que, según datos del Observatorio Mundial, en la UE cada día mueren diez pacientes a la espera de un trasplante. Jordi Cano, profesor de Inmunología y Ciencias Oncológicas en Icahn School of Medicine at Mount Sinai (New York), indica que «hay una discrepancia entre la demanda y la disponibilidad de órganos».
Estanislao Nistal, profesor de microbiología de la Universidad CEU San Pablo, señala que mediante Crispr se puede eliminar el rechazo que genera en el receptor el nuevo órgano, induciendo la tolerancia. Otra solución pasa por usar cerdos editados genéticamente para que sus órganos puedan ser usados en trasplantes a humanos.
Así, mientras en España las empresas en este ámbito son inexistentes «salvo la excepción de una en Barcelona, Specipig, que hace cerdos en miniatura para hacer pruebas toxicologicas», señala Cano. Fuera del ámbito nacional destacan la británica eGenesis que ha creado un centenar de cerdos en EE.UU., y su socio chino Qihan Biotech la supera. Pero la principal compañía es la estadounidense Revivicor, una filial de PLL Therapeutics, que estuvo implicada en la clonación de la oveja Dolly.
De hecho, a principios de 2022 se daba a conocer el primer trasplante del corazón de un cerdo con genes modificados mediante tecnología Crispr a un ser humano, realizado en lel hospital de Maryland. Pero meses después el paciente moría, lo que implica todavía un rango de perfeccionamiento en esta área.
Agricultores españoles en desventaja
Pero sin duda donde la utilización de Crispr sería más pujante es en el sector agrícola y ganadero. Guillermo Montoya, profesor y director del Programa de estructura y función de proteínas del Center for Protein Research (CPR) de la fundación Novo Nordisk en la Universidad de Copenhague apunta que «en realidad llevamos mucho tiempo haciendo mejora con los animales, con las vacas para que den más leche, las gallinas para que pongan más huevos, y lo hacíamos de una manera clásica, haciendo cruces. Y con Crispr tenemos una mejora de esta técnica».
Se necesita un cambio de la reglamentación para evitar equiparar Crispr con transgénicos en agricultura
Porque esta tecnología sería un importante acelerador de resultados. Esto es crucial ya que supondrá un enorme desafío alimentar a una población cada vez mayor donde la producción de cereal debería aumentar un 40% para ello, según la FAO. Montoliu señala que se podrían generar plantas mejor adaptadas a la sequía, a temperaturas extremas, más resistentes a plagas, con componentes nutricionales que sean más aprovechables o potenciando sabores u olores.
«Esto es lo que ha hecho el investigador español Francisco Barro en Córdoba en el Instituto de Agricultura Sostenible. obteniendo un trigo que tiene una baja cantidad de gluten que puede ser consumido por las personas con celiaquía», indica Montoliu. Sin embargo, un informe de la Confederación de Sociedades Científicas de España (Cosce), firmado entre otros por Pere Puigdomènech Rosell, profesor de investigación emérito del CSIC en el Centro de Investigaciones Agrigenómicas de Barcelona, pone de manifiesto que Europa está perdiendo el tren de la aplicación Crispr por tener una legislación obsoleta.
El informe establece que el sector agroalimentario español representa el 5,8% de la economía y su productividad es un 38% superior a la media de la UE, pero para mantenerla hace falta un nuevo marco que incluya Crispr. Puigdomènech explica que «la directiva europea que regula las modificaciones genéticas es del 2001. Y la tecnología Crispr, su primer artículo científico se publicó en 2012. Por tanto, el entorno era muy diferente al que nos encontramos ahora».
Y, a su juicio, las ideas de Crispr pueden ser muy útiles. «Es importantísimo porque siempre hay nuevas infecciones que aparecen y hay que intentar minimizar el uso de pesticidas y de insecticidas». El mayor problema es que el Tribunal de Justicia de la UE equipara transgénicos con Crispr. Esta igualación supone que «estas plantas tienen que pasar unos controles de seguridad alimentaria muy complejos, carísimos, generando una barrera, sobre todo para aquellos grupos públicos o las pequeñas empresas que quieran utilizar Crispr» afirma Domènech.
Así EE.UU., India, Corea, Japón y China van sacando la delantera a Europa. El efecto para Doménech es que «nuestros agricultores van a estar en condiciones de desventaja. Terminaremos importando los productos Crispr de otros países». Y el factor del cambio climático se suma a esta urgencia, siendo España uno de los primeros países de Europa que sufrirá las consecuencias, según los expertos. De ahí, que también se plantea usar Crispr para mejorar la capacidad de las plantas para capturar carbono y almacenarlo en el suelo o modificar a los insectos para salvar los cultivos y las vides.
Insectos cambiados
Usar Crispr en insectos es algo que también se ha planteado para el control de enfermedades a través de mosquitos resistentes a la malaria. Montoliu señala que «se puede alterar el ciclo de vida de un mosquito que causa malaria, zika, fiebre amarilla o dengue», la modificación de este mosquito se hereda y esa alteración llega a toda la población». Sin embargo, es solo una propuesta, pero inquieta porque la liberación de uno de estos organismos podría generar un grave riesgo para la biodiversidad, como sucede con las especies invasoras. Además podrían usarse para el bioterrorismo.
Las nuevas algas para biocombustible
Un aspecto menos conocido de Crispr es su uso para generar nuevos biocombustibles, utilizando a las algas. David González Pérez, investigador del instituto de catálisis y petroleoquímica (ICP-CSIC), apunta que «la tecnología Crispr permite editar el genoma de las algas para incrementar la acumulación de lípidos que servirán para la producción de biocombustibles».
Y añade que «existen otros proyectos usando Crispr en hongos o levaduras para que produzcan proteínas implicadas en la conversión de biomasa vegetal en biocombustibles. Y se está intentando editar genomas de plantas de manera que la madera sea más susceptible de degradación, facilitando su conversión en biocombustibles».
Retos
La tecnología Crispr supondrá en el futuro aplicaciones que ni siquiera imaginamos. Y otras que proyectan una alargada sombra de duda como los bebés a la carta con los mejores atributos físicos e intelectuales. El experimento del científico chino He Jiankui en 2018 con los embriones de dos gemelas para hacerlas resistentes al VIH encendió todas las alarmas.
No obstante, como aclara Francisco Lavale, abogado experto en derecho sanitario,«en todo el territorio de la UE se encuentra vigente la prohibición del art. 90 Reglamento UE 536/2014 sobre ensayos clínicos de medicamentos de uso humano. Es decir, que no es legalmente posible alterar el genoma de una persona, independientemente de la finalidad que se busque con ello. Ni para curar enfermedades ni para elegir el color de ojos».
La modificación de embriones usando Crispr está prohibida en Europa
Según explica Gloria González, profesora del Grado en Biotecnología de la Universidad CEU San Pablo, Crispr es algo que puede estar ya muy cercano, tan cercano como que los alumnos lo puedan utilizar en los laboratorios. Para Gloria González-Aseguinolaza, directora de Innovación y Transferencia del Cima Universidad de Navarra y experta en terapia génica CRISPR y enfermedades raras uno de los desafíos con Crispr es afinar la herramienta, para que no se modifican otros genes que pueden llevar al desarrollo, por ejemplo, de tumores durante la edición. Eso sería el mayor riesgo.
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Y para Montoliu el reto principal para el desarrollo de Crispr es su accesibilidad, destaca que no tiene sentido que desarrollemos una inmunoterapia estupenda para el cáncer y el coste sea de 3 millones de euros por paciente. «Hay que conjugar el legítimo derecho que tienen las empresas farmacéuticas a resarcirse de la inversión realizada con los precios racionales que puedan ser asumidos por los sistemas nacionales de salud». El cambio ha comenzado, veremos cuál será su próxima parada.