La cesta de la compra, un lujo que golpea el bolsillo de los españoles
A lo largo de 2023, los precios de los alimentos han registrado subidas cercanas al 20%, superando el 70% en casos como el del aceite
Rebajar el IVA a carne y pescado duplicaría el ahorro de los hogares españoles
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El año que ahora cerramos será también recordado por la preocupación que la cesta de la compra está suponiendo para muchas familias españolas, y por el impacto que la subida de los precios de los alimentos ha tenido en sus bolsillos. En el ... último ejercicio, como se desprende de los datos del IPC del Instituto Nacional de Estadística (INE), los precios de los alimentos han registrado subidas cercanas al 20% respecto al año anterior en meses como febrero (16,7%) o marzo (16,5%), pero han sido muy superiores a esta media si el análisis se hace de forma pormenorizada.
El protagonismo indiscutible lo ha tenido así el aceite de oliva, que, por ejemplo en octubre, disparó su precio un 73,5% respecto al mismo mes del año anterior; en septiembre, este incremento fue del 67%. En el caso de los huevos, el incremento de precio llegó a situarse en el 28% en febrero; y la harina empezó el ejercicio aumentado su coste un 28,1%; el queso, por su parte, estuvo durante todo el primer trimestre subiendo sus precios alrededor del 20% respecto al año anterior.
La subida de los precios de la cesta de la compra merma sin duda el bolsillo de todas las familias, pero de forma obvia el impacto es mayor en aquellos hogares con las rentas más bajas.
Como señala el Banco de España en el informe de la situación financiera de los hogares y las empresas del primer semestre de este año, los hogares con menor renta tienen una posición más vulnerable frente al aumento de la inflación por la composición de su cesta de consumo y su menor capacidad de ahorro. Recoge el supervisor que el consumo de los hogares en el quintil inferior de la distribución de la renta absorbe prácticamente los ingresos disponibles y tiene un mayor sesgo hacia bienes y servicios de primera necesidad, dedicando estos hogares un 55% de sus ingresos al gasto en bienes de primera necesidad, como la alimentación y los suministros básicos (agua, electricidad, telefonía) frente al 30% del quintil mediano.
Tras meses de discusión entre los socios de Gobierno sobre cuál era la mejor herramienta para tratar de paliar el impacto de la subida de los precios en los bolsillos –la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, abogaba por intervenir y topar directamente los precios–, el Ejecutivo que lidera Pedro Sánchez optó por dar luz verde a la rebaja del IVA sobre algunos alimentos, entre los que no ha incluido la carne y el pescado. En vigor desde el pasado enero (y, según se ha anunciado, seguirá así hasta el próximo junio), esta rebaja está centrada en el aceite y las pastas, que pasaron de estar gravados al 10% a tener una carga fiscal del 5%; y en el pan, la harina, los huevos, la leche, el queso, las frutas y las verduras, que cambiaron su tipo reducido del 4% al 0%.
Por el momento, la medida seguirá como hasta ahora, pese que incluir a los mencionados carne y pescado duplicaría el ahorro de los hogares, según los cálculos de PwC realizados para Aecoc y que han sido consultados por ABC. En concreto, entre noviembre y junio el ahorro estimado para las familias será de 824 millones euros, con la rebaja como está en la actualidad. Sin embargo, si se incluyeran estos dos alimentos, se alzaría hasta los 1.865 millones, por el peso que tienen en la cesta (superior al 30%).
Con todo, como lo demuestra el hecho de que la medida se haya ampliado un semestre más –caducaba este 31 de diciembre–, el precio de los alimentos sigue siendo una de las principales preocupaciones del Ejecutivo dentro del entorno inflacionista. «Con rentas salariales de 1.200 euros no se puede realizar la cesta de la compra de nuestro país. Vamos a ver lo que pasa en enero, pero un IPC de alimentos del 16% es imposible para una familia española. Tenemos que seguir trabajando desde el Gobierno», clamó a principios de este año la vicepresidenta Díaz, asegurando que «hay alguien aquí que se está forrando». En noviembre, último dato disponible en el INE, el IPC de alimentación se situó en el 9%, la cifra más baja de este año, pero que sigue suponiendo un fuerte incremento.
La previsión no obstante que maneja tanto el Ejecutivo como las empresas de alimentación es que, en líneas generales, los precios de los alimentos se moderen durante 2024. En su comentario sobre los datos del IPC adelantado de diciembre (que ha bajado al 3,1%), el Ministerio de Economía insistió en que la reducción ha sido posible «gracias al buen comportamiento de los precios de los alimentos y la electricidad».
A esta teoría se suman las consultoras especializadas en el sector, como son Kantar o Circana. «Lo que parece es que va a haber contención del incremento de precio. Estamos cayendo. A mitad del año que viene habrá inflaciones que no serán noticia, porque ya se empieza a ver una disminución, en general, de la presión en los insumos, y eso se traslada en menor presión de incremento de precios», apuntaba hace unos días el director de Consumo de Kantar, César Valencoso. También Circana prevé una «ralentización del incremento» de los precios de los alimentos por factores «como su base comparativa, la bajada de costes de algunos insumos productivos como los fertilizantes, la mejora de los cuellos de botella...», aunque seguirá habiendo en 2024 elementos que pueden presionar al alza los precios como las tensiones geopolíticas internacionales, la sequía y los factores climatológicos.
El aceite, en el foco
En esto último se enmarca el caso del aceite de oliva, ya que su precio dependerá de la marcha de la cosecha y, por tanto, de que llueva o no en los territorios donde más se produce, como es Andalucía. «La caída de la producción nos ha llevado a una situación de precios nunca vividos», apuntaba en su análisis de cierre de año el presidente de Dcoop, Antonio Luque.
La producción del aceite de oliva estará otra vez en esta campaña, que comenzó el 1 de octubre, por debajo del millón de toneladas, en 765.300, lo que la sitúa un un 34% por debajo de la media de las últimas cuatro cosechas. Esto creará una situación de tensión en el sector por la falta de oferta ante una demanda que no mengua al mismo ritmo. En la última campaña (2022-2023), la peor que se recuerda, la producción del aceite de oliva se situó en unas 660.000 toneladas, frente a los 1,49 millones del año anterior.
Si en mayo llueve, los precios de cara al consumidor comenzarán a bajar a partir de junio, recordaba el consejero delegado de Deoleo, Ignacio Silva. No obstante, la situación de precios altos para el oro líquido se agravará si la sequía continúa.