Bruselas recorta tres décimas la previsión de crecimiento de Calviño para 2024 y prevé un avance del PIB del 1,7%
Confirma que el episodio inflacionista se prolongará un año más en España y que el IPC no volverá al entorno del 2% hasta 2025
Advierte de que el Gobierno deberá retirar las medidas contra la inflación y realizar ajustes extra por al menos 3.000 millones de euros para reducir el déficit por debajo del 3% del PIB
El comisario europeo de Asuntos Economicos, Paolo Gentiloni, junto a la vicepresidenta Nadia Calviño
La Comisión Europea no se cree la previsión de crecimiento para 2024 del Gobierno de España y en su última actualización de previsiones concluye que el PIB español crecerá un 1,7%, y no un 2% como sostiene el Gobierno. Bruselas prevé que la economía española se desacelerará el año que viene y que aunque se retiren las medidas de subvención a la factura eléctrica y del gas, el déficit público superará la frontera del 3% del PIB, que las normas europeas fijan como el nivel de equilibrio sostenible de las cuentas públicas y cuya superación desencadena la vigilancia reforzada de la Comisión sobre los presupuestos del país incumplidor.
Las previsiones de otoño que acaba de publicar la Comisión ahuyentan el fantasma de la recesión europea y estiman que el conjunto de la economía europea terminará el año en cifras positivas, aunque vaticina un "contexto difícil" para el año que viene.
Respecto a la economía española, los analistas de Bruselas consideran que tras el fuerte crecimiento del 2,4% acreditado este año, la actividad económica decaerá en 2024 con un crecimiento del 1,7%, dos décimas menor al previsto hace apenas tres meses, como consecuencia del empeoramiento general de la economía española.
El Gobierno en funciones ha optado por ver el vaso medio lleno y en una valoración emitida escasos minutos después de la difusión de las nuevas previsiones de la Comisión ha subrayado que "España será el país que más crezca de las principales economías europeas hasta 2025", aunque para darle brillo a la afirmación han tenido que recurrir a los datos de 2023 en que el país presentará un avance del PIB cuatro veces mayor que el de la zona euro (2,4% frente a 0,6%). Esa brecha a favor, que se explica en buena medida por la demora de la economía española a la hora de recuperar los niveles de actividad previos a la pandemia y que la sitúa todavía en el furgón de cola del crecimiento de las economías del euro tras la pandemia, se recortará en los próximos tres años desde los 1,8 puntos de este año, a cinco décimas en 2024 y solo cuatro en 2025.
La expectativa de la Comisión Europea es que el crecimiento español entre en la segunda mitad del año en una fase de moderación causada por la debilidad económica de sus principales socios -las grandes economías del euro- de la que saldrá en el segundo trimestre de 2024 para alcanzar una velocidad de crucero en un ritmo de crecimiento en el entorno del 2%. Pero también hay preocupaciones sobre el funcionamiento interno de la economía española. "En el plano interno, la prevista desaceleración de la actividad inmobiliaria en un entorno de tipos de interés elevados pesará negativamente sobre el crecimiento de la inversión. Además, la moderación prevista del crecimiento del empleo limitará el dinamismo del consumo hacia finales de año, a pesar de algunos aumentos de la renta real de los hogares", señala el informe de la Comisión sobre España. Bruselas vaticina que la tasa de paro español no bajará del 11%, al menos hasta el año 2025.
Casi cuatro años de episodio inflacionista
Las previsiones de otoño de la Comisión auguran que la inflación continuará moderándose durante todo el horizonte de proyección, si bien persisten riesgos y todos ellos podrían empeorar ese escenario. Los funciones de Bruselas prevén para España una inflación media del 3,6% este año, del 3,4% en 2024 y ya del 2,1% en 2025. Respecto a previsiones anteriores, el principal cambio es que la presión inflacionista será este año menor de lo previsto inicialmente (se preveía un 4% para 2023), pero se prolongará más en el tiempo. De hecho, los funcionarios de Bruselas no esperan que la inflación española llegue al 2% hasta el tercer trimestre del año 2025.
La foto más preocupante hace referencia al estado de las cuentas públicas. El próximo 1 de enero se reinstaurará el marco fiscal europeo que establece una vigilancia reforzada sobre los países cuyo déficit supere el 3% del PIB. El Gobierno ha expresado por activa y por pasiva su intención de bajar el déficit público por debajo del 3% el próximo año para evitar caer en el brazo correctivo de la norma europea de estabilidad presupuestaria.
Un ajuste presupuestario de 6.000 millones en dos años
Bruselas entiende que aunque se retiren la totalidad de las medidas dispuestas para amortiguar el impacto de la inflación en hogares y empresas, incluyendo las rebajas de IVA sobre la factura de la electricidad y del gas y sobre determinados alimentos, el desequilibrios de las administraciones públicas españolas continuaría quedándose por encima de ese umbral del 3%, en concreto en un 3,2%. Bajo esta premisa, el Gobierno debería adoptar medidas de ajuste presupuestario o de generación de ingresos por un importe de más de 3.000 millones de euros para poder salvar ese escollo.
Y no quedaría ahí la cosa porque Bruselas prevé que el déficit aumente en 2025 hasta el 3,4%, así que los recortes permanentes deberían irse por encima de los 6.000 millones en los próximos dos años. La Comisión sostiene que en ausencia de medidas la deuda pública bajará hasta el 106,5% y se no caerá por debajo de ese nivel.
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