El BCE separa su camino de la Fed tras la llegada de Trump y baja de nuevo los tipos en 0,25 puntos
El consejo de gobierno deja el precio del dinero en el 2,75% con el cuarto recorte consecutivo
La Reserva Federal pausa las bajadas de tipos pese a las presiones de Donald Trump
El BCE baja los tipos por cuarta vez consecutiva: ¿cómo afecta a las hipotecas, el crédito y los depósitos?

El Banco Central Europeo (BCE) no se deja influenciar, de momento, por las decisiones en Estados Unidos. Mientras que la Reserva Federal americana (Fed) decidió ayer miércoles detener los recortes, coincidiendo con el desembarco de Donald Trump en la Casa Blanca, el consejo ... de gobierno de la institución monetaria de la zona euro ha tomado su propio camino para profundizar más en las bajadas de tipos.
El recorte que ha decidido el BCE en su reunión de este enero ha sido de 0,25 puntos porcentuales. El tipo de la facilidad de depósito, que es el que se usa ahora como referencia, queda en el 2,75%; el de las operaciones principales de financiación, en el 2,9%; y el de la facilidad marginal de crédito en el 3,15%. Es la cuarta bajada de tipos consecutiva que hace la organización dirigida por Christine Lagarde.
En Europa, con una fuerte incertidumbre sobre el crecimiento económico, con Alemania y Francia como focos de preocupación, el BCE ha optado por seguir bajando tipos. Y a ello ayuda que la inflación en la zona de la moneda única está más controlada que antaño. En Estados Unidos, en cambio, el panorama es distinto.
La vuelta de Trump a la Casa Blanca con su agenda arancelaria, las decisiones en inmigración, la desregulación y una política fiscal más expansiva suponen riesgos para la inflación americana. Algo que no ha pasado desapercibido en la Reserva Federal, que ha optado por detener las bajadas de tipos. Un parón que se produce pese a las presiones que ejerce el propio Trump para que sigan recortando el precio del dinero. Aunque el BCE ha acabado bajando los tipos, como pide Trump en todo el mundo, lo cierto es que las presiones del mandatario no han sentado nada bien en Fráncfort. Lagarde, de hecho, le contestó públicamente para advertir de que ese tipo de intromisiones suponen riesgos para la economía.
Decisión unánime
Así las cosas, el BCE está muy seguro de su hoja de ruta y del análisis de su personal. El consejo de gobierno ha tomado la decisión de manera unánime. No se ha discutido la posibilidad de ampliar ese recorte hasta el 0,50% y no caben dudas sobre la evolución de la inflación, que salvo la excepción del rebelde sector servicios, está ya dentro del objetivo. Y ese objetivo, según Lagarde, se percibe como alcanzable en 2025 y sostenible a medio plazo. Todo encajaría, todo estaría relativamente bajo control, si no fuera por el factor Donald Trump. Y no solo para la economía europea.
«Los aranceles podrían debilitar la economía mundial», ha dicho Lagarde durante la rueda de prensa. «Las fricciones comerciales», ha señalado también, «harían más inciertas las perspectivas de inflación», en otra referencia indirecta a Trump y admitiendo así indirectamente una evolución de los precios algo menos consistente de lo que presume el comunicado del BCE.
A lo largo de la rueda de prensa, reiteradas preguntas se han interesado por la batería de medidas de que dispone el BCE para hacer frente a una potencial situación de nuevos aranceles y, en sus reiteradas respuestas, Lagarde se ha limitado a repetir que estarán atentos a los datos. Ni siquiera ha dado pistas sobre si el BCE actuaría automáticamente después de anunciarse los aranceles o esperaría a ver sus efectos sobre los indicadores. Sólo ha dejado entrever que habrá más bajadas de tipos: «La pendiente de los tipos de interés es descendente».
Control de la inflación
En los últimos meses, se registra un aumento de la inflación que, desde el punto de vista del BCE, constituye solamente una evolución temporal y no cambia la consecución del objetivo de inflación a medio plazo. La evolución económica sigue caracterizándose por la incertidumbre, por lo que la transición de una política monetaria bastante restrictiva a una neutral comienza a parecer justificada.
Se ha esforzado, por lo demás, por mantener una mirada positiva, en la mejoría de la inflación, que es un hecho, y sin derrotismos respecto al crecimiento, aunque ha tenido que admitir que «la economía se estancó en el cuarto trimestre y permanecerá débil a corto plazo». Lagarde reconoce la debilidad económica de la zona euro, aunque añade que «las condiciones para la recuperación permanecen» y menciona la fortaleza del mercado laboral y la subida de los salarios. «Hay buenas razones para la recuperación, no sólo el mercado laboral y los ingresos, también hay signos en el consumo que hablan contra el estancamiento», ha indicado.
A pesar de las presiones y las amenazas de Trump, y a pesar de que la Reserva Federal ha hecho ya un primer paréntesis en su proceso de descenso de los tipos de interés, Lagarde ha dado señales de que el BCE continuará inmutable aplicando su hoja de ruta. «Es prematuro discutir el punto en el que nos detendremos», en el proceso de recortes, ha rechazado poner fechas ni porcentajes sobre la mesa.
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