Mutua Madrid Open

«Cuando entraba a jugar en la Arantxa Sánchez me sentía invencible»

Nervios, alegrías, ovaciones, espinas, despedidas... Carla Suárez, David Ferrer y Anabel Medina rememoran para ABC qué significó para ellos jugar en la Caja Mágica

Swiatek y Sabalenka llevan el duelo al Mutua Madrid Open

Carla Suárez, en el partido contra Maria Sakkari de 2019, en la Caja Mágica De San Bernardo

Hay algo especial en jugar el Mutua Madrid Open. Un torneo que ha ido evolucionando conforme lo hacía el tenis: de pista rápida a tierra batida, de temporada de otoño a la primavera, de contar sólo con el circuito masculino a unir el femenino, ... el único torneo de categoría 1.000 de tierra que cuenta con techo; de una semana de duración a la edición que empezó ayer, de dos semanas y ampliación de jugadores; más partidos que nunca. A un paso de un Grand Slam. Sin embargo, no solo es esto lo que hace del torneo madrileño algo especial. Para grandes protagonistas tanto del torneo como de la historia del tenis como Carla Suárez, Anabel Medina y David Ferrer, hay otros factores que hacen de la Caja Mágica un hito destacado en sus respectivas carreras.

Habla Carla Suárez, que se estrenó en 2009, primer año del torneo para el circuito femenino, y que llegó a cuartos en 2015 (perdió con Serena Williams) y 2018 (Caroline Garcia). «Jugar en Madrid era una de mis mayores motivaciones e ilusiones del año después de los Grand Slams. Era la única oportunidad de jugar en casa, con tus familiares y amigos mucho más cerca, y sobre todo, sabiendo que la grada iba a estar de mi lado e iba a ayudarme a ganar partidos. Madrid me trataba muy bien». Entre ejemplos de este tipo, en el que el público empujó a la canaria, el choque de segunda ronda de 2018 contra Elina Svitolina que todavía recuerdan las paredes de esta pista: un 2-6, 7-6 (3) y 6-4 de dos horas y 16 minutos que fueron un compendio de remontada, emoción -cinco bolas de partido- y lágrimas.

Siempre ha dado un extra en este torneo y este es el porqué: «Nunca fui invencible, pero cuando entraba a jugar al estadio Arantxa Sánchez o al número 3 me sentía así». Y lo expresaba compitiendo hasta el último aliento. Lesionada, se dejó todo en el partido de octavos de 2016 contra Samantha Stosur (4-6, 6-2 y 6-3). Y por respuesta recibió la mayor de las ovaciones.

La canaria, finalista por dos veces en el circuito de dobles (2014 y 2015 con Garbiñe Muguruza), recuerda grandes momentos contra Ivanovic, Wozniacki, Serena Williams... Y en especial, la primera ronda de 2019: «Fue contra Maria Sakkari, que coincidió con el Día de la Madre. Estaba mi madre en la grada y pude regalarme un ramo de flores delante de toda la pista llena, y agradecerle que ha estado siempre a mi lado apoyándome durante toda mi carrera deportiva».

Competitiva como pocas, dueña de un revés a una mano única, confiesa: «Siempre se me quedó la espinita de no poder conseguir algo más durante esa semana».

Lo mejor de cada uno

La espinita de Anabel Medina, capitana de la Copa Billie Jean King, fue el partido contra Serena Williams de cuartos en 2013. «Para mí, jugar en Madrid era algo espectacular. A nivel de superficie, y con la altura, me encantaba y lo disfruté mogollón. He tenido partidos muy muy buenos, muy chulos y espectaculares, pero ese contra Serena fue increíble. Un partidazo. Perdí en tres sets en cuartos de final (6-3, 0-6 y 7-5) con 5-3 para mí en el tercero. Si me remontó no fue porque me pusiera muy nerviosa o jugara mal, sino porque ella subió el nivel. Estuve cerquita. Y me dio penita, la verdad, porque era pasar a semifinales, ganar a Serena… Fue una lástima, y duro de recuperar, pero la experiencia y el recuerdo fueron brutales».

David Ferrer, capitán de la Copa Davis y director del Conde de Godó, también tiene cientos de recuerdos llenos de cariño de un torneo en el que «el público se involucra de una manera increíble». Así define lo que significa para él haber jugado en Madrid: «Fue el torneo en el que decidí poner fin a mi carrera, qué más puedo decir». En la pista Manolo Santana, contra Alexander Zverev, dejó su último drive, y la bandana. «Fue un gesto que empecé haciendo en Australia. Eran mis últimos torneos y ya no iba a pisar esa pista nunca más. No sé por qué lo hice, la verdad, no tengo una razón exacta», sonríe.

Todavía le queda el sentimiento del adiós. «Todo lo que hicieron por mí Feliciano López, director, Gerard Tsobanian, Ion Tiriac, que era el dueño en aquel momento, todo el equipo... fue una emoción enorme que siempre llevaré conmigo. Cómo olvidarlo».

También, claro, hay un recuerdo de lo que pudo ser y no fue. «Mi peor recuerdo, sin duda, fueron unas semifinales contra Kei Nishikori (en 2014). Perdí en el tercer set (7-6 (5), 5-7 y 6-3), y esa sí que me dolió especialmente. Porque es un torneo que te hace una especial ilusión jugarlo, y si hubiera disputado la final...».

Esta edición del Mutua Madrid Open 2023 no la vivirán ellos en las pistas, pero la disfrutarán igual. Hoy comienza el cuadro final femenino, con Iga Swiatek como líder y a por todas tras su ausencia el año pasado. Mañana, turno de los chicos. Pasan los nombres, pero la esencia continúa.

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