¿Qué pasó con... Paco Mateos?
Este sevillano, eminencia de la halterofilia, se formó en el Club Natación Sevilla y compitió en Mundiales y Campeonatos de Europa además de ser el único levantador de peso español en los Juegos Olímpicos de Múnich (1972) y Montreal (1976)
![Paco Mateos, en una imagen reciente, sigue practicando halterofilia en el Círculo de Labradores](https://s2.abcstatics.com/abc/sevilla/media/deportes/2020/11/15/s/paco-mateos-kYUC-U86044060363dqd-1248x698@abc.jpg)
Decir Paco Mateos es decir Club Natación Sevilla. Fue el único halterófilo español en los Juegos Olímpicos de Múnich (1972), donde vivió el atentado terrorista contra la delegación israelí, y cuatro años después en Montreal (1976). Compitió en los países del Telón de Acero, se ... preparó en Cuba con los soviéticos, entabló amistad con Samaranch, tiene seis nietos, logró más de 90 récords de España y sigue levantado kilos aún. Vive en Triana desde los 24 años y su currículum deja la boca abierta. Ha entrenado a los mejores, a gente como Fernando Pimentel, José Manuel Díaz o Salvador Cano, amigos cuya labor quiere que también se reconozca.
Cuando se le cataloga de leyenda, ¿qué piensa?
Para mí es un orgullo haber luchado por Sevilla y Andalucía poniendo mi granito de arena en la halterofilia. Empecé con trece años. Era un niño de Marqués de Paradas. Me metí en el club, en la calle Trastamara, y ahí comencé.
¿Qué supuso para usted el cierre del club?
Yo me crié allí. Me formé. Aquello era mi vida. Estaba todo el día allí metido. Montamos un gimnasio como pudimos, fuimos montones de veces campeones de España... el currículum es tremendo. Mi suerte es que yo también soy del Labradores. Sigo haciendo halterofilia allí todos los días. Estoy contentísimo.
¿Qué significó Lorenzo Muñoz Izal?
El alma máter del club. Metió secciones de todos los deportes. Y Antonio Tabares, mi mentor y entrenador toda la vida. Ha sido el que evolucionó la halterofilia en Sevilla y España. La Federación Española se lo llevó de director técnico a Madrid. Y como árbitro era una eminencia. Me acompañó en Múnich. Estuvo allí cuando la tragedia.
Usted la vivió muy cerca.
A cien metros. Un día antes había estado con uno de ellos jugando al billar. Era íntimo amigo mío porque habíamos coincidido en varios Juegos del Mediterráneo. Yo fui padre en mayo y él, en febrero. Lo mataron a la criatura. Aunque nos comunicábamos en inglés, él hablaba bastante sefardita.
¿Cómo estuvo en Cuba, cuando fue a entrenarse allí?
Fuimos tres españoles. Nos trataron muy bien, como a reyes. No tengo quejas. Comíamos estupendamente. Todo eran atenciones. Al salir a la calle, un comisario político nos acompañaba a todos sitios. Se hizo íntimo amigo mío.
Leí que tiene abono en la Maestranza.
Sí, claro.
¿De quién es usted?
De Curro. El monstruo de los monstruos. Y después, de José Tomás. Manzanares padre me gustaba mucho, Antoñete... Y Morante. Esa media no la sabe hacer nadie. Es una pintura. Se te cae la baba, parece que se para el tiempo.
¿Y fue costalero?
Del Museo. En 1972 no pudimos salir porque llovió. He sido costalero, contraguía y capataz del Cristo del Museo y del Santo Entierro, del paso del Duelo. La Semana Santa para mí es lo más sagrado del mundo. ¿Le cuento una anécdota? Teníamos un Campeonato del Mundo en Berlín Oriental. Allí tenías que estar quince días, no podías salir antes. El Mundial coincidía con la Semana Santa. Competí un Lunes de Pasión, me parece. ¿Sabe cómo salí de allí el Viernes de Dolores? La Federación Española me expidió un certificado de que tenía que examinarme en la Universidad, no recuerdo de qué. Así me dieron el pasaporte para volver a España. Yo escucho El Llamador, Saeta, Cruz de Guía, Candelería...
¿Cuánto tiempo salió de costalero?
Quince años. Siempre en El Museo y de patero derecho. Algunas veces de corriente. Los ponía a todos derechos. Es que yo hacía sentadillas con 250 kilos. Iba en la sexta. Para el capataz era un alivio que estuviéramos los levantadores del Natación.
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