¿Qué pasó con... Nuria Domínguez?
La remera más importante que ha dado España es sevillana, aunque nació en Toronto, tiene familia en Málaga y vive en Tuy (Pontevedra). Acaba de ser madre y dice que no echa de menos el remo tras una exitosa y larga carrera cuajada de medallas
![Nuria Domínguez, cuando logró el bronce de los Juegos Mediterráneos de Almería en 2005](https://s2.abcstatics.com/abc/sevilla/media/deportes/2021/03/07/s/nuria-dominguez-medalla-U38157700800osD-1248x698@abc.jpg)
Ninguna mujer ha remado en España más que esta sevillana, que atesora tres Juegos Olímpicos y un diploma (Atenas, 2004). Nacida en Toronto, vive desde hace años en la localidad pontevedresa de Tuy, la ciudad de su marido, el también remero Suso González. Su amor ... por el remo le permitió estirar la cuerda hasta los 42 años. Una trayectoria increíble de la que presumir a la que ella no le da importancia, algo que la engrandece.
El 2020 le trajo el regalo de la maternidad.
Sí, y me ha venido en un buen momento. Estoy en excedencia de mi trabajo de fisioterapeuta y disfrutando esta experiencia.
¿Le ha cambiado la vida?
Me ha cambiado, sí, pero a esta edad ya no supone ningún sacrificio. Es un disfrute.
¿Sigue vinculada al remo?
Estoy muy desconectada, salvo porque mi marido sigue entrenando y compitiendo.
¿Cuánto tiempo ya en Galicia?
Unos trece años. Al principio íbamos y veníamos porque al estar de concentración en concentración no vivía en realidad en ningún sitio. Y ya establecida aquí desde 2008.
Compitió muchos años.
Sí, hasta 2016. Y parece que lleve un siglo sin competir, pero no lo echo de menos.
¿No lo echa de menos?
No, no, porque los últimos años fueron duros, de querer y no poder. La cabeza quiere seguir, pero el cuerpo ya no te responde igual.
Le leí que el remo es como un veneno.
Te engancha, como muchos deportes. La autosuperación es lo que te mueve.
Se inició en su deporte por iniciativa propia.
Sí, a través de una amiga del colegio. Me pareció tan exótico que me tiré de cabeza. Empecé por la necesidad de hacer ejercico, pero no tenia pensado dedicarme a ello en absoluto. De esto sí me acuerdo y ahora me hace gracia. Luego poco a poco quieres más.
En el skiff fue a dos de los tres Juegos.
Fui a tres en total, pero pude haber estado también en Barcelona'92. Estábamos en un ocho y nos podían haber llevado igual que al masculino, pero hubiésemos quedado muy atrás y no me importó. Y era juvenil todavía. Me quedé bastante cerca de clasificarme para Sídney y también para Londres.
Con Postiglione, el entrenador, lo pasó mal, ¿verdad?
Aquello fue una locura. Tenía cualidades muy buenas y en el aspecto técnico me gustaba mucho, pero entrenábamos dos y tres veces al día, más no se podía, con un agotamiento físico y mental brutal. Al principio da resultado, pero llega un momento en que el cuerpo tiene límites y vas hacia atrás. Fue una pena porque, a poco que hubiera regulado un poco, los resultados habrían sido mejores. Desde entonces traté de buscar qué grado de cansancio tenía, cuánto podía tardar en recuperar... y eso lo perdí.
No disfrutó de los Juegos de Atenas pese al diploma.
En absoluto. No los disfruté, pero si lo conseguí fue porque se trabajó para el ahora o nunca.
¿Había mucha diferencia de madurez entre la Nuria de Atlanta (1996) y la de Pekín (2008)?
Sí, porque en Atlanta era una pardilla. Llegué físicamente mal, pero remonté y a partir de ahí tuve mejores resultados y evolucioné. En Pekín disfruté a nivel de ambiente olímpico porque estuve en la villa. En la competición, ni fu ni fa. Podía haber salido un poco mejor.
¿A qué personas de su vida en el remo le estará eternamente agradecida?
A Gonzalo Briones, Gaspar Company y, por supuesto, a mi marido y mi familia.
¿La última vez que se montó en un barco?
En 2016. Remé el ocho y el doble con el Labradores. Ya había dejado de entrenarme desde el Campeonato de España anterior y me dije: uf, competir sin entrenar bien, nanai.
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