Piragüismo
¿Qué pasó con... Beatriz Manchón?
La glorieta del CEAR de la Cartuja lleva su nombre en honor a quien, siendo cuatro veces olímpica, alcanzó su cénit competitivo en su Sevilla natal, con un oro y tres medallas más en el Campeonato del Mundo de 2002
El fuego de la pasión por la competición nunca se apaga en las campeonas de acero como Beatriz Manchón (1976), una leyenda. Madre de dos hijas y con la residencia en Asturias, la mejor piragüista española de siempre ejerce ahora como nutricionista del Sporting de ... Gijón y de los piragüistas nacionales, sigue peleando por la igualdad de género en el Descenso del Sella y saca tiempo de donde casi no lo tiene para subirse al kayak y calmar su intacto espíritu competitivo. Su palmarés es impresionante: triple campeona mundial, 22 medallas en Europeos, 16 en Mundiales y seis diplomas olímpicos.
Sigue compitiendo, ¿no?
Sí, a otro nivel, pero no he perdido el gusanillo. Ahora con otras obligaciones y otras prioridades, pero puedo entrenar casi todos los días un ratito para encontrarme bien y de vez en cuando permitirme el lujo de hacer alguna competición.
¿Siente envidia sana de Teresa Portela, que va a por sus sextos Juegos?
No es envidia. Es nostalgia. En los últimos Juegos que he vivido desde casa por la tele aún me entraban cosquillas cuando los veía en la salida. Creo que si me toman el pulso en ese momento, se hubieran notado pulsaciones por encima de lo normal. Lo vivo, me gustan mucho esas sensaciones de la competición. Las echo de menos.
¿Se ha profesionalizado mucho la nutrición en el fútbol?
Cada vez se le da más importancia. El Sporting me ha manifestado que quiere dar un paso más. En Mareo, los jugadores pueden desayunar y comer, con lo cual el control es más exhaustivo y se intenta siempre que la alimentación sea variada, de calidad, asegurando nutrientes.
Ya le toca al Sporting volver a Primera, ¿no?
Ya le viene tocando, sí. Fue un poco duro la forma de caernos del play off. Hubiésemos merecido haber disputado el ascenso en una temporada especialmente dura, con el tema de la pandemia, que al Sporting lo ha golpeado con brotes muy fuertes.
Sevillista reconocida, ¿se ha aficionado al fútbol por obligación profesional o ya lo era antes?
Ya lo era. Recuerdo dos UEFA del Sevilla que viví en los años de los embarazos. Con el gol de Palop casi me pongo de parto. Hay momentos del Sevilla que he vivido con intensidad. He ido muchas veces al campo, he hecho saques de honor; es decir, que me considero aficionada al fútbol, sobre todo al Sevilla. Y ahora, más involucrada profesionalmente, voy entendiendo un poquitín más.
¿Se imagina que el Sevilla llamara profesionalmente a su puerta?
Hombre... serían palabras mayores, algo muy bonito, la posibilidad de volver a casa, en mi equipo... Pero ahora mismo sé que la nutrición del Sevilla está en unas excelentes manos, las de Felipe del Valle, también conocido del mundo del remo por mi parte. La verdad es que sería muy bonito pero lo veo muy lejano.
Echo muchas cosas de menos. Esto es muy bonito, está muy bien, pero en Sevilla estaré siempre más a gusto. Cada vez que estoy en Sevilla es como hacer la fotosíntesis: me da un poco el sol para coger energía.
¿Sigue reviviendo en la mente algunas regatas que la marcaron?
Tengo clavadas a fuego las del Campeonato del Mundo de Sevilla. Tener un Mundial en casa y ganarlo es una experiencia que muy poca gente ha tenido la suerte de vivir. El oro de Sevilla no lo cambiaría por ninguna medalla olímpica.
La polémica del Descenso del Sella sigue trayendo cola...
Hay que seguir peleando por este tipo de causas, pensando en las generaciones anteriores y en las que vendrán. Me pongo en el papel de todas esas mujeres que se partieron la cara para que yo haya podido estar en Mundiales y Europeos. Tengo el deber moral de pelearlo. En Ribadesella existe un paseo de los campeones del Sella, pero no de las campeonas, y la persona que más veces lo ha ganado es una mujer.
¿Un consejo para Tano García y Pablo Martínez, que se estrenan en unos Juegos en Tokio?
Les llevo también el tema de la nutrición. Lo van a hacer bien. Deben ir sin ninguna responsabilidad y con toda la ilusión. Muchas veces es así como salen las cosas. Lo que tienen que hacer es disfrutar del premio merecido, sin que esto signifique renunciar a nada, ni mucho menos.
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