El segundo palo
¿Será Mbappé un pez mandarín?
«Mi pecera era la mejor del mundo. Y la única diferencia con respecto al año anterior es que esta temporada se ha visto al fin cumplido el viejo sueño de comprar el pez más bonito del mundo»
La selección argentina y el Inter de Milán esperan a Simeone, por Nicolás Álvarez Tolcheff
Mbappé, durante el Real Madrid-Milan de Champions
Quizás fuera Lippi quien sugirió aquello de que un equipo de fútbol era parecido a una pecera en la que debías combinar a los peces por colores. Ya fuera él o Bill Shankly (a quien se le atribuyen más frases ingeniosas que al mismísimo Julio ... César), quien lo dijo, lo cierto y verdad es que la metáfora me parece muy gráfica, tanto como para que nos sumerjamos en ella y yo me pregunte en voz alta cómo carajo hemos llegado hasta aquí, con los betta mezclados con los arco iris, el payaso tropezando con los danios, el óscar y el tigre a lo suyo y los ángeles como si la fiesta no fuera con ellos.
Mi pecera era la mejor del mundo, había ganado todos los premios posibles, provocaba envidia y miedo entre el resto de piscicultores, estaba limpia y ordenada y, sin embargo, ahora me entran unas ganas locas de salir corriendo. Y la única diferencia con respecto al año anterior es que esta temporada se ha visto al fin cumplido el viejo sueño de comprar un mandarín, el pez más bonito del mundo, y eso ha generado un desequilibrio cósmico.
Supongo que será cuestión de tiempo en un club, que por cierto no lo tiene, y que Ancelotti dará tarde o temprano con la tecla pero el caso es que la diferencia de fútbol que hay ahora mismo entre el Barcelona y el Real Madrid es abismal a favor del primero. Y ese era un escenario que nadie, y un madridista menos aún, podía siquiera vislumbrar cuando arrancó la temporada.
Flick ha conseguido aquello que nos causaba tanta risa y que era objeto de chistes en el mes de agosto, o sea superar ampliamente al vigente campeón de casi todo reforzado en el mes de julio con un bonito mandarín de brillantes franjas verdes, anaranjadas y amarillas y hacerlo, además, con cinco chavales salidos del 'insti' que sueñan con hacerse una foto con Taylor Swift.
No quiero meterle presión a nadie, ¿eh?, que no se me malinterprete. 'Keep calm'. Pero Bale, a quien se pintó como un ser asocial cuyo único objetivo en la vida consistía en ser el nuevo Faldo, debutó con gol en la Liga y, a los seis meses de su presentación, ganó él solito una Copa del Rey, Bartra sabrá de lo que hablo. Didí también era un pez mandarín cuando llegó aquí en 1959 y en 1960 tuvo que volverse al Botafogo porque don Alfredo se cansó de correr para él.
El Madrid no es el Museo de Cera del PSG, aquí se vive de la acción desde el Año de Nuestro Señor de 1902. SOS. Agiten la pecera.