El baúl de los deportes
El sevillismo celebra 'San Palop', portero, mártir y héroe
El 15 de marzo de 2007, el guardameta valenciano marcó un gol milagroso que posibilitó que el club andaluz se clasificara y ganara después la Copa de la UEFA
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No existe en el deporte acción más transgresora que la de un guardameta de fútbol marcando un gol en la portería rival. Porque la única y vital función del cancerbero es evitar a toda costa que el balón bese la red. Precisamente por ... eso, solo una situación de extrema desesperación le puede obligar a abandonar su hábitat, el área propia, para lanzarse a un arriesgado viaje de más de 100 metros hasta la lejana meta contraria. Estas ocasionales aventuras suelen ser infructuosas o, en el peor de los casos, desembocan en un fatal contraataque del enemigo. Ahora bien, cuando semejante osadía obtiene el premio buscado, su protagonista adquiere para siempre el título de héroe.
Poco antes de las 21.30 horas del jueves 15 de marzo de 2007, Andrés Palop Cervera (La Alcudia, Valencia,22 de octubre de 1973), guardameta del Sevilla Fútbol Club, salió de la portería que custodiaba en el Olímpico de Donetsk y se adentró en la noche ucraniana. Corrió hasta llegar al área del Shakthar y allí se detuvo. Atento y al acecho, merodeó alrededor del punto de penalti esperando el saque de córner que se disponía a ejecutar su compañero Dani Alves.
Corría el minuto 93. Expiraba el tiempo añadido por el árbitro en el partido de vuelta de los octavos de final de la Copa de la UEFA (torneo antecesor de la Europa League) que el Sevilla iba perdiendo (2-1). En la ida, los andaluces habían empatado (2-2) con el Shakthar, así que necesitaban un gol para forzar la prórroga y no caer eliminados.
Alves colocó el balón en la esquina, hizo un par de señas llevándose las manos a la nariz —primero la izquierda, luego la derecha—, pateó con la pierna diestra… y entonces emergió «la cabeza salvadora de Palop. El fútbol al revés. Cuando el Sevilla mereció ganar, de lejos, no encontró la red, incluso topó con un gol, mitad escorpión, mitad chamba, de Matuzalem que le ponía el partido aún más cuesta arriba. Y sin embargo, cuando ya todo parecía perdido y más desorientado estaba llegó el gol salvador de... Palop, que subió a rematar en una de esas jugadas desesperadas que nunca salen... hasta ayer. Cabezazo del portero y a la prórroga».
«Ahí, con los ucranianos hundidos físicamente, se impuso la calidad del Sevilla. Empezó a crear tantas ocasiones como en la primera parte y cada vez más cerca del gol. El cerco se estrechó y en el minuto 15 del tiempo extra una gran jugada de Maresca permitió a Chevantón sentenciar». Al final, 2-3 y clasificados para la ronda siguiente.
«Sensaciones nuevas para mí»
El tanto salvador de un portero en el suspiro final no precisa más épica, pero en este caso la hubo. Las circunstancias personales de Palop en aquel momento agregaron emoción a lo sucedido en el estadio ucraniano. «Le dedico el gol a mis dos niños. Hemos pasado una semana difícil con el pequeño, que ha estado hospitalizado. Todo lo que hacemos en esta vida es por ellos y no me puedo olvidar de nadie al dedicar un gol porque no marco muchos: mi madre, mi padre, mi abuela... Le he dicho a Chevantón que llevo los mismos goles que él. Cuando marqué el gol no sabía lo que hacer, si celebrarlo o ir corriendo hacia portería por si sacaban rápido. Cuando me llegó ese regalo, hice lo que veo hacer a mis compañeros».
Lograda y digerida la apurada victoria y la clasificación para cuartos de final, el análisis más sosegado de lo sucedido dirigió el foco del protagonismo hacia el portero valenciano. Al día siguiente, aprovechando la espera para embarcarse en el vuelo de vuelta a España, Palop se explayó con el enviado especial de ABC en el aeropuerto de Donestsk: «Pocas horas he podido dormir, porque he vivido unas sensaciones nuevas para mí y le he dado muchas vueltas a la jugada del gol y he pensado muchas veces en ella durante la noche. Pero a pesar de no haber dormido apenas, me siento muy satisfecho, porque el nombre del Sevilla vuelve a estar en el bombo y el ver la cara de satisfacción de la gente por haber pasado a la siguiente ronda lo compensa todo».
«Mi hijo mayor —relató— estaba escuchando el partido por la radio y, como el sonido llega antes que las imágenes, empezó a gritar 'ha marcado mi padre, ha marcado mi padre', ante la extrañeza de mi mujer. Nunca había experimentado la sensación de marcar un gol y me hubiera gustado mucho ver la reacción de los pequeños… Era el minuto 94 y en esa acción a la desesperada buscas sorprender. Todo el mundo tiene su marca asignada y que el portero suba genera un cierto desconcierto en el rival. Todos tratan fijar la marca de los especialistas y nadie piensa que el balón me pudiera llegar a mí. Me prestaron menos atención, el balón de Daniel vino muy bien para poderlo marcar y tuve suerte de meterlo. He visto la jugada por la tele y la verdad es que no me reconozco».
«No era la primera vez que acudía a rematar una jugada al final de un partido, pero esta vez he tenido la suerte de rematar y que fuese gol... Siempre que la situación sea igual de desesperada, sumar un efectivo más puede resultar determinante y si se repiten me animaré a hacerlo de nuevo… La verdad es que a mí me gusta destacar por mi faceta específica, parando. De todas formas esto será recordado como algo importante dentro de mi carrera deportiva por salirse de lo habitual y por haber servido para darnos el pase a cuartos de final».
Aquel emocionante partido jugado hace 17 años lo emitió en directo —y en abierto— La Sexta. El narrador era el mítico Andrés Montes y con motivo del décimo aniversario del fallecimiento del popular periodista deportivo, Palop quiso recordarlo y homenajearle en su cuenta personal de la red social X (antes Twitter):
Mi Pequeño homenaje a Andrés Montes . Se siente algo especial por ser él quien cantó mi único gol como profesional . #10años https://t.co/W6WlpXCI1G
— Andrés Palop ©️ (@Palop1) October 16, 2019
Tras aquel cabezazo providencial, el portero, que ya era muy querido por la afición sevillista, pasó a ser idolatrado. Y dos meses después quedó certificada su condición de héroe absoluto. El Sevilla eliminó al Tottenham Hostspur (2-1 en casa y 2-2 en Londres) y a Osasuna (perdió 1- 0 en Pamplona y ganó 2-0 en el Sánchez Pizjuán) en cuartos y semifinales respectivamente. Se plantó así en la final de la Copa de la UEFA, fijada el 16 de mayo en el estadio escocés Hampden Park de Glasgow. Su rival, el Espanyol de Barcelona.
Finalizados los 90 minutos en empate (1-1), la prórroga no resolvió la igualdad (2-2). Los dos clubes españoles tuvieron que jugarse el trofeo en la tanda de penaltis. Y en esa peliaguda lid, «Palop agrandó su leyenda: ahí surgió de nuevo la figura del héroe de Donetsk, que con los tres que le detuvo a Luis García, Jonatas y Torrejón se trajo la Copa de la UEFA de nuevo a casa».
«La inspiración y la gracia de Sevilla»
El guardameta, que también había sido el autor de la asistencia a Adriano en el gol que abrió el marcador de la final, no podía ocultar su inmensa alegría: «Siempre recordaré esta competición; se puede decir que ha sido la mía. Europa es importante para un jugador. Me ha pasado de todo en esta UEFA: he marcado, he dado un pase y he detenido tres penaltis. Tenía un peso encima porque la gente me recordaba por el gol de Donetsk y, aunque no me disgustaba, prefería que se hablara de mí por algo más adecuado para un guardameta y que me congratula más: haber hecho paradas».
Y claro que se habló de él. En Sevilla y en toda España. Vaya si se habló. Tanto, que hasta el mismísimo Antonio Burgos, escritor e histórico periodista de ABC, le dedicó un artículo cuyo título lo dice todo: «Me pido a Palop de alcalde». Y tras el título, el texto, una joya laudatoria que a buen seguro guardan con especial cariño tanto el buen cancerbero levantino como el club hispalense:
«Si Palop nos devuelve siempre a la gloria. Si Palop consigue que los sevillanos, cuando queremos volver a ser lo que fuimos, lo seamos con toda seguridad… Si Palop significa que se hacen realidad los sueños de Sevilla y del Sevilla F.C., que cada vez más son una y la misma cosa. Si Palop ofrece ante el mundo una imagen triunfal de Sevilla, digna, eufórica, orgullosa de ser lo que es, respetada por todos… Si Palop es la inspiración y la gracia de Sevilla, como si más que en Valencia hubiera nacido en la calle Feria, como Juan, o en la Alameda, como José... Si todo esto es así, ¿por qué no elegimos directamente y por unanimidad alcalde a Andrés Palop?».
«Si era agónico y mágico lo de Palop en Ucrania ante el Shakhtar Donetsk, que en el minuto 94 el portero, subiendo a la meta contraria, marca un gol de cabeza, ya me contarán lo de Glasgow —prosigue Burgos—. Se comentan tela los tres penaltis parados: arte. Ole ahí ese tío que va ahí. ¿Pero dónde me dejan el largo brazo de Palop, como una plataforma de lanzamiento de cohetes en Cabo Kennedy? Le tiró el balón a brazo a Adriano y el esférico por poco llega no a Adriano, sino a la mismísima calle Adriano. Desde Glasgow. Palop tiene arte nuestro para eso y para más. Así que vamos a dejarnos de cuentos y a elegirlo alcalde del tirón, y verán ustedes cómo entonces sí que se hace realidad este sueño de béticos y sevillistas, y que se llama Sevilla».
Palmarés envidiable
Aquella temporada 2006-07 fue, sin duda, la más destacada en una trayectoria profesional longeva y exitosa. Criado en la cantera del Valencia, la primera gran alegría de Andrés Palop vestía de amarillo. Fue llegar y besar el cielo: cedido en el Villarreal (1997-1999), era el portero titular de la plantilla que firmó el histórico primer ascenso a la élite del fútbol español del equipo castellonense (Liga 1997-98). Un año después regresó a su club de origen, donde vivió una etapa complicada. La alargada sombra de Cañizares eclipsó cualquier opción de titularidad bajo los palos, así que en 2005 se marchó rumbo al Sur. Eso sí, en la maleta viajaban cinco títulos logrados como integrante de aquel gran conjunto ché: Supercopa de España (1999), dos Ligas (2002 y 2004), Copa de la UEFA (2004) y Supercopa de Europa (2004).
-«Le dedico el gol a mis dos hijos porque hemos pasado una semana difícil, el pequeño ha estado hospitalizado»
Andrés Palop
Portero del Sevilla (15-3-2007)
En Sevilla vivió su definitiva eclosión como futbolista y sumó media docena de trofeos a su poblada vitrina personal: dos Copas de la UEFA (2006 y 2007), Supercopa de Europa (2006), dos Copas del Rey (2007 y 2010) y Supercopa de España (2007).
En 2013 emprendió una breve pero interesante aventura internacional. Fichó por el Bayer Leverkusen alemán: «con 40 años me llegó esa oferta y no podía pensármelo, era un equipo de nivel Champions. En mi cabeza ya tenía la idea de ser entrenador así que quería conocer cómo trabajaban por dentro, sobre todo el aspecto físico, en el que son muy potentes. La experiencia me aportó mucho. Bernd Leno (portero titular) estuvo inconmensurable y lo jugó todo. Yo sabía cuál era mi papel. Me contrataron para ser su suplente. Buscaban alguien experimentado para tener cubierto el arco si él fallaba y pude enseñarle cosas. Sobre todo una, que con 40 años se puede tener una gran ilusión. Forjamos una gran amistad».
Podría haber prolongado otra temporada su estancia en la Bundesliga, pero sufrió una lesión de gemelo, constató que ya no recuperaría el nivel necesario para seguir en la élite y cerró con dignidad su taquilla.
Como feliz y rara guinda en su trayectoria, Palop puede presumir de haber ganado una Eurocopa con España… pese a que oficialmente no haya sido nunca internacional. Fue convocado por Luis Aragonés como tercer portero para el torneo organizado por Austria y Suiza en 2008, pero no jugó ni un minuto. Como quiera que ni antes ni después de aquella cita debutó con la zamarra roja, es uno de los escasos futbolistas que posee un título internacional de selecciones sin haber vestido la camiseta de su país. Ya lo había escrito Antonio Burgos: «Palop tiene arte nuestro para eso y para más».
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