¿Uribes de quién depende? Pues ya está

No es la primera vez ni será la última. Laporta es todavía presidente del Barça porque en el momento exacto se modificó la Ley del Deporte para que no tuviera que avalar. ¿Quién presentó la enmienda? El PNV, que quería que uno de los suyos, bastante pobretón, fuera presidente del Athletic. ¿Quién ideó la estrategia? El Madrid. ¿Para ayudar a quién? A Jan. ¿Por qué? Porque Barça y Madrid son principalísimos aliados en el mejor espectáculo del mundo, que es el Clásico, y en el próximo gran negocio de la Superliga. ¿A través de quién se organizó la presentación de esta enmienda? Víctor Francos. ¿Quién era entonces Víctor Francos? Presidente del CSD (Consejo Superior de Deportes). ¿Y de quién dependía? Del mismo que hoy depende Uribes.

Pedro Sánchez no quiere incomodarse con el Barça ni con nada que tenga que ver con la emotividad catalanista. No es un compromiso explícito en ningún pacto pero es un guiño de los que alisan el camino. Y en su cálculo de resistente piensa que habiendo aguantado la descarga eléctrica por los indultos y la amnistía, las inscripciones a la carta de dos futbolistas no pueden ya hacerle ningún daño. ¿Ha sido una cacicada? Sí. ¿Ha hecho falta una orden del presidente directa y descarnada? Probablemente haya bastado con una mirada.

El Madrid necesita a un Barça competitivo y con todas sus estrellas para que el Clásico no decaiga y continúe siendo el espectáculo con más audiencia del planeta. Y el Madrid necesita también a un socio contento y tranquilo para una Superliga que antes de funcionar con total normalidad pasará por momentos de incertidumbre y de tensión en que se pondrán a prueba las lealtades. Cualquier demostración de afecto suma en la dirección deseada.

El Barça, calamitoso en la gestión y en la institucionalidad, con un presidente escandalosamente entregado a sus comisionistas habituales, sólo podía salvarse con una decisión política. Que el fútbol es política —y seguramente lo más político que hay en España— espero que a estas alturas no sorprenda a nadie. Y por lo tanto, en la línea de lo que ya hizo para salvar su presidencia, Laporta ha buscado esta solución política para saltarse las normas y para disimular su negligencia interesada.

Ha pasado lo de siempre y ha pasado como siempre. Es verdad que cada episodio nos ofrece unas particularidades y exotismos que no habíamos visto en el anterior. En este caso, la desfachatez de Laporta ha superado todos los niveles imaginables, pero a él le da igual porque sabe perfectamente lo que quiere. Si alguien piensa que ha ido estos días a Arabia sólo para ver uno o dos partidos de fútbol está completamente equivocado. El capital árabe ya ha entrado en el Barça y es cuestión de tiempo que acaben comprando, previo pago de las debidas comisiones, el club entero.

De fondo el Madrid protege sus intereses y lo hace del modo más eficaz y más prudente, precisamente porque es un club serio que sabe que no puede funcionar a golpe de ventolada si no quiere acabar arrastrándose como el Barça. Mas de fondo Pedro Sánchez sabe que Puigdemont dice que es del Girona, pero que en el fondo de su corazón es del Barça.

¿Y Pedro Sánchez de quién depende? Pues ya está.