El contragolpe
Aquel gol de Rubén Cano que dio la Liga al Atlético en el Bernabéu en 1977
«Cuando tiraron una cerveza a Luiz Pereira, el brasileño, que era un cachondo, se la bebió. No exigió al árbitro que parara el partido. A nadie se le ocurrió que pudiera cerrarse una grada por ello, ni mucho menos todo el estadio»
El somnífero dado a los jugadores del Atlético en la semifinal de la Copa de Europa de 1959
![Luiz Pereira cantó el alirón con el Atlético en el Bernabéu tras el derbi de Liga jugado en 1977](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2025/02/06/luiz1-RsAfEjumNe9kEl2Kqr2DCeP-1200x840@diario_abc.jpg)
Para un madrileño, el derbi por antonomasia es el que juegan los eternos rivales de la capital. Provoca pasiones, mantiene a la ciudad en vilo y es la comidilla de vecinos, familiares y amigos durante al menos dos semanas. El clásico de toda la vida ... en el mundo del fútbol era el Boca-River, que también es un derbi. De haber nacido en Argentina, quien esto escribe apoyaría a San Lorenzo de Almagro, por aquello de las bendiciones papales. Por razones 'patrióticas', simpatizó con el Club Deportivo Español de Buenos Aires, que llegó a participar en la Primera división argentina, aunque ahora se vea reducido (lo que tampoco está nada mal) a ocupar poco menos que el papel de un entrañable club de barrio, como el de la película 'Luna de Avellaneda'.
El sábado pasado, victoria liguera por 2 a 0 contra el Mallorca. Resultado engañoso, ya que tras un buen primer tiempo con gol de Lino, en el segundo el equipo se echó atrás y cuando se sufría y se temía el empate apareció esa maravilla de vaselina del Principito que cerró el partido. Y el martes, partido extraordinario y clasificación para semifinales de Copa. Juego trepidante y victoria por 5 a 0 contra el Getafe, con doblete de Giuliano y goles de Lino, Sorloth y Correa, con quien algún día me disculparé públicamente. Hasta entonces: ¡Angelito, te quiero, eres uno de los nuestros!
Volviendo a los derbis, recordaremos siempre los de las finales de Copa, ganadas todas las jugadas en Chamartín. Inolvidables las gestas de Enrique Collar y compañeros mártires, con sabor a revancha de la infausta semifinal europea con desempate en Zaragoza. Los golazos de Schuster, Futre, Diego Costa y Miranda.
O el gol de Rubén Cano que nos dio la Liga de 1977. En aquel partido se le tiró a Luiz Pereira una lata de cerveza desde la grada del Bernabéu. Como nuestro defensa era un cachondo, en lugar de quejarse la abrió y se la bebió, con su sempiterna sonrisa en los labios. No exigió al árbitro que parara el partido, ni a nadie se le ocurrió que pudiera cerrarse una grada por ello, ni mucho menos todo el estadio.
Se podrían recordar muchos otros derbis, para bien o para mal. Disgustos o celebraciones como las de Morata. Los derbis son parte de la vida, según Forrest Gump, una caja de bombones. Nunca se sabe el que te va a tocar. Si es el de avellana seremos inmensamente felices. Y si el de licor con guinda, qué le vamos a hacer. Más se perdió en Cuba.
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