El contragolpe
El somnífero dado a los jugadores del Atlético en la semifinal de la Copa de Europa de 1959
«De esta competición siempre se habla de las tres finales perdidas, en el último minuto o a los penaltis. Nadie recuerda el partido de desempate contra el eterno rival en aquel año»
Después de quince victorias consecutivas, el sábado pasado el Atlético de Madrid cayó derrotado en Butarque. Hizo un gran primer tiempo, pero tras el descanso el equipo salió dormido, lo que aprovechó el Leganés para marcar el único gol de la tarde. A partir de ... ahí, el Atleti buscó continuamente centros al área, muy mal ejecutados y sin el lesionado Sorloth, que hubiera sido el martillo pilón perfecto para rematarlos. Para colmo de males, Griezmann falló un penalti, de la peor manera posible: lo tiró fuera. Hubiera supuesto el empate y la posibilidad de remontada en los minutos finales.
Una pena, con un ambiente inmejorable, plagado de colchoneros, siempre fieles y entregados, lo mismo cuando el equipo está en Segunda que cuando es líder de Primera. La afición es el mejor patrimonio con el que cuenta la entidad. El número de socios supera la cifra de 145.000, buena parte de ellos infantiles. Cada vez se ven más niños en la calle con camisetas rojiblancas. También se ha incrementado la presencia femenina en el estadio, anecdótica hace solo unos años. No se cumple en esto la nostálgica máxima manriqueña de que cualquier tiempo pasado fue mejor.
El martes, milagro en el Nuevo Metropolitano. En el primer tiempo el Leverkusen fue un vendaval que nos pasó por encima. Al jugar con uno menos por expulsión de Barrios, y perder por uno a cero nos temíamos lo peor. Pero en un partido épico, el Atleti sacó lo mejor de sí mismo en el segundo tiempo, y con dos golazos de Julián Álvarez pudo remontar y facilitarse mucho la clasificación europea.
De la Copa de Europa siempre se habla de las tres finales perdidas, en el último minuto o a los penaltis. Nadie recuerda la semifinal con desempate en Zaragoza de 1959 contra el eterno rival. En ella y durante el descanso, su propio entrenador suministró a los jugadores colchoneros una pastilla somnífera. Esa anécdota se la contó a quien suscribe un directivo de la época y se la corroboró Isacio Calleja, que jugó el encuentro. Ha pasado demasiado tiempo, y no es fácil que haya más personas que vivieran directamente aquel suceso. Quizás únicamente los exjugadores Mendoza, Chuzo o Mendiondo pudieran recordarlo.
Aquel año lejano, el debut europeo colchonero se saldó con un 8 a 0 ante el campeón de Irlanda, con dobletes de Peiró, Vavá, Mendoza y Collar. Que nadie hable del 'Pupas' o de 'los sufridores'. Tenemos un pasado y un presente gloriosos. Y lo mejor sigue estando por llegar.
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