El milagro Asensio

Asensio se encuentra como pez en el agua en el ecosistema de la selección, su refugio durante los momentos más duros de este último año. Dicen que el balear está en su salsa dentro de los muros de la residencia de España. Abierto y participativo, siempre acompañado de Marcos Llorente, uno de sus grandes amigos ahí dentro, está disfrutando al máximo de la experiencia mundialista. Él es uno de los que ya sabe de lo que va esto. En Rusia 2018 era el más joven del equipo, pero aquí tiene nada menos que a quince compañeros por debajo. Aun así, a sus 26 años resulta casi un insulto llamarlo veterano. Al contrario que ahora, Asensio no lo pasó bien en la concentración de Krasnodar. El despido de Lopetegui marcó la convivencia posterior y fracturó la mentalidad del vestuario. Y a él, en especial. En la fase de grupos Fernando Hierro contó con él dos ratitos, frente a Portugal y Marruecos. Pero el mal juego de la selección lo convirtió en el clamor de la afición. Para entonces ya estaba claro que España no chutaba. Por fin, fue titular en la derrota de octavos ante Rusia que mandó para casa a España. Fue una las actuaciones más floja que se le recuerdan.

Tras la llegada de Luis Enrique continuó acudiendo a las convocatorias hasta que la rotura del cruzado partió en dos su carrera. Son muchos los que coinciden en que hay un Asensio diferente antes y después de esa lesión. En lo deportivo hay pocas dudas, porque pasó de ser el niño bonito del Real Madrid a verse en ciertos momentos más fuera que dentro del club blanco. También dejó de contar en la selección, fuera de la Eurocopa y obligando a Luis Enrique a justificar ante la prensa cada una de sus cacareadas ausencias.

Su regreso al equipo nacional en junio fue un golpe de ilusión justo cuando peor estaban las cosas en su club, con su renovación estancada y entre rumores de que sus opciones eran un traspaso millonario o la grada. Su apuesta, ya se sabe, fue quedarse en el Madrid. Luis Enrique, al que encandiló en junio, también lo llamó en la convocatoria de septiembre pese a que solo acumulaba 47 minutos oficiales en Liga. Tal vez fue ahí donde se ganó su plaza definitiva entre los 26. El arreón le sirvió para empezar a despuntar con su equipo, donde acabó logrando una mayor presencia hasta el parón. «Estoy en un buen momento», explicaba ayer en rueda de prensa tras la resaca del triunfo ante Costa Rica. «Lo llevo con tranquilidad y, en cuanto a las críticas del pasado... hay que aprender tanto de lo malo como de lo bueno. He madurado mucho en lo personal y en lo profesional y eso se nota a la hora de jugar». Hoy no solo está en el Mundial, sino que lo vive desde el once de España y con el dorsal diez a la espalda.

En lo personal, Asensio vive un momento esplendoroso. En mayo se anunció su compromiso con Sandra Garal. La boda será el próximo mes de julio en Mallorca, junto al mar. Su novia y el resto de su familia han sido apoyos fundamentales en este recorrido vital para volver a ser el que fue. «Aunque sea joven llevo mucho como profesional y sé cómo funcionan las cosas. Analizo la situación y me miro a mí mismo para que lo de fuera no me influya». ¿La clave? «Seguir el camino que me marco sin que lo de fuera me pueda entorpecer». En esa ruta el siguiente hito es levantar la Copa del Mundo.

Acaba el entrenamiento, y Andrés Iniesta protege su piel bajo una enorme sombrilla beige mientras charla junto a la línea de banda. Mientras, sus hijos desafían a la insolación correteando con un balón por el mismo campo que acaban de utilizar los internacionales. El manchego, comentarista en el Mundial, visitó ayer a un grupo de chavales que sueña con repetir su gesta de Sudáfrica. Queda un mundo, pero nada mejor que empezar con una sonrisa.