El segundo palo

Rocha y la maldición de las moquetas

«¿Qué irresistible perfume desprenderán para atrapar de ese modo a un hombre que, como don Pedro, carecía de afán de protagonismo y no quería otra cosa que retirarse a su Santa Elena?»

Más duro que la cara de un culé

Pedro Rocha, con el trofeo de la Eurocopa REUTERS

Pedro Rocha pasará a la historia como el hombre menos apegado al cargo más apegado al cargo de la historia. Eso oí de él cuando era un desconocido y acababa de ser elegido por Luis Rubiales para que le calentara la poltrona y no se ... convirtiera en un escollo para su regreso triunfal, «es un buen hombre y no le tiene apego al cargo». De su bonhomía no voy a hablar porque no conozco a este señor, pero a fe mía que lo del desapego lo ha disimulado muy bien resistiéndose de mil formas distintas a convocar elecciones, recurriendo la inhabilitación del Tribunal Administrativo del Deporte, colocando a una amiga al frente de la Gestora y pidiendo varias cautelares. Me recordó mucho al patoso actor indio Hrundi V. Bakshi de El guateque; en la escena inicial de la película, Bakshi, interpretado por Peter Sellers, sólo tiene que caer muerto víctima de las balas enemigas pero él, inasequible al desaliento, se niega a hacerlo y resucita después de cada balacera tocando machaconamente su trompeta. Digamos que Rocha ha tocado la trompeta hasta el pistoletazo final.

Esta inquebrantable resistencia rochiana me lleva a hacerme la siguiente pregunta: ¿A qué olerán las moquetas de la Ciudad del Fútbol? ¿Qué irresistible perfume desprenderán para atrapar de ese modo a un hombre que, como don Pedro, carecía de afán de protagonismo y no quería otra cosa que retirarse a su Santa Elena? Si, como le pasó al hindú metepatas de Blake Edwards, a alguien tan desapegado del poder sólo le faltó atrincherarse en su despacho con suficientes víveres como para sobrevivir seis meses, digo yo que algo irresistiblemente seductor deberán tener a la fuerza esas oficinas. ¿Será acaso una erótica mezcla de notas florales, almizcle y vainilla? ¿Te hipnotizará el pachuli? Insisto: ¿A qué olerán esas moquetas?

Entre la población existe la falsa sensación de que cuando en la federación española de fútbol buscan en San Google la palabra democracia les sale la foto de Mobutu Sese Seko. La sociedad tiene la extraña percepción de que en Las Rozas cuesta ir al ritmo de los nuevos tiempos y que es un organismo endogámico nacido fundamentalmente para solucionar los problemas de sus miembros. Yo afirmo desde aquí que no son ellos los culpables sino esas malditas moquetas, los perjúmenes, que dirían los de Palacagüina, ese aroma que todo lo embriaga y que te atrapa como la sirena encandila al marinero.

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