El segundo palo
Echo de menos al perrito de Pablo Porta
«Tras la entrevista de Rubiales a mí sólo me queda por concluir que o este hombre dice toda la verdad o se cree sus propias mentiras»
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Echo de menos los amables años de Óscar, aquel entrañable perrito de Pablo Porta, presidente de la federación española de fútbol durante los años setenta, al que el diligente chófer Enrique paseaba en un modesto 131 Supermirafiori, que luego aparcaba en un garaje de ... la zona por poco más de 7.000 pesetas al mes, una fruslería.
A Óscar Porta lo llevaba por Barcelona el eficiente Enrique, funcionario de la catalana, para que hiciera pipí o popó, y lo hacía con una sobriedad y una elegancia, con un 'savoir faire' si se me permite la cursilería, que hoy serviría como ejemplo a imitar por los alumnos de la escuela oficial de protocolo.
Echo de menos a Pablo Porta, también a su perrito Óscar, al bueno de Enrique, a los otros dos chóferes que tenía en Madrid, uno para regresar a la ciudad condal y otro para llevarle las maletas, e incluso al secretario general que, según García, sólo servía para colocar las perchas. ¡Qué tiempos aquellos!
Comparado con lo actual, Porta era Heidi: «Abuelito dime tú qué sonidos son los que oigo yo, abuelito dime tú por qué en la nube voy». Porta era Heidi y Óscar el divertido emblema de Hush Puppies. Después de Porta, Óscar Porta, el chófer Enrique, sus otros dos colegas y el secretario general que sólo sabía llevar las maletas y poner las perchas, llegaron Roca el breve, Villar, que a puntito estuvo de batir el récord de Francisco Franco de permanencia en el cargo, y, por fin, Rubiales, este último con la inaplazable idea de regenerarlo todo, de abrir de par en par las ventanas de la casa común del fútbol, un hombre joven con ideas nuevas, un presidente sin perros a los que pasear.
Tras la entrevista con Ana Pastor a mí sólo me queda por concluir que o este hombre dice toda la verdad o se cree sus propias mentiras. No hay grises, o blanco o negro. De Nixon llegó a afirmar en su día el presidente de su partido, el Republicano, que era el mentiroso más transparente que había conocido jamás. A la espera de lo que determine la justicia lo cierto y verdad es que el fútbol español se ha convertido en el vertedero de Oaxaca en el que malvivían Juan Diego y Lupe, los niños de la basura de 'Avenida de los Misterios'.
Ya no hace falta irse a Dinamarca para que algo huela a podrido, lo tenemos aquí. Pero tranquilos que ahora llega el rubialista Rocha para higienizarlo todo. Bendito Porta. Añorado Óscar. Querido Enrique. Cuánto os echamos de menos.
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