LOS CROMOS DE NIETO / HISTORIAS DE LIGA
Pablo Alfaro, dandi y leñero
Al fútbol hay que venir llorado, y leído, de casa
Arconada, la vida sigue
![Pablo Alfaro, dandi y leñero](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2024/10/04/cromo-alfaro-desk-R2TKCXQ1DwA5c0lm2S0G7sO-1200x840@diario_abc.jpg)
A Pablo Alfaro hay que dedicarle en Sevilla un monumento, cerca del Cid; democratizó la falta y el contarle al árbitro, en silencio, la lírica del peroné quebrado o esa orilla del reglamento que se sabía Alfaro de memoria como se sabía ... los huesecillos del oído.
Tampoco que sea muy grande -el monumento- que en Sevilla, cuando se homenajea a un santo civil en se hace desde un barroco hacia dentro.
En Sevilla se le quiere a Alfaro, porque es el norteño que se hace con la 'Roma triunfante' a las orillas del Guadalquivir. Pablo Alfaro, después de mandar al otro, al ajeno, a que le curen las Vírgenes de Híspalis, iba terminado por las Españas la carrera de Medicina con la misma aplicación del deporte.
Nadie dijo que el fútbol era sano ni un central un santo varón. Se le quiere en Nervión, un terreno tan de todos que es verlo y venirnos a las mientes los acordes del Arrebato.
En volviendo a Alfaro, intuyo que le rezaba al Gran Poder, pidiendo clemencia y perdones, tras los 90 minutos más añadido.
Pablo Alfaro, médico entre otras cosas, ha quedado en la memoria de la Liga. Alfaro iba al balón porque tenía largos los focos del juego, aunque hubiera rodillas doloridas, tobillos del revés, en el lance. Quizá fue el el penúltimo héroe macho de este deporte. Y siempre, la sonrisa al herido, y una explicación ósea al árbitro y al doliente en la camilla. Fútbol es fútbol. Pablo Alfaro era como Pepe con más carreras y más carrera (sic). Lo hemos metido en esta colección, porque el fútbol se irá haciendo gaseosa y los árbitros llorarán la pena negra de los linieres de siempre; los de oficio.
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Pablo Alfaro se salva y salva una vida, que es la suya o la que le toque en un infarto por esos campos de España. Van muy equivocados los que lo igualan a un 'carnicerito de Zaragoza' a años vistos.
En este deporte pasa lo que pasa: los leñeros son médicos, y tienen la caballerosidad de levantar al contrario y, siendo maño, disculparse ante la 'Pilarica' en secreto. Dejó el Murcia y anda florido de verbo. En el fútbol hay que venir llorados, y leídos, de casa.
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