EL BAÚL DE LOS DEPORTES
Futbolistas huyendo de las bombas y dejando atrás a sus familias muertas de miedo
Fútbol
Varios yugoslavos de la Liga se negaron a jugar en 1999 como protesta por los ataques de la OTAN contra Serbia
Aquel otro escándalo del Barça: casi linchan al árbitro, juerga con Bárbara Rey y agresión a un fotógrafo
Un atentado con 192 muertos y siguieron jugando al fútbol
![Mijatovic, envuelto en una bandera yugoslava en una concentración ante la Embajada de EE.UU en 1999](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2023/03/23/pedja-RjwQG7WeHpvyg94sIm7NmvJ-1200x840@abc.jpg)
Los seres humanos somos como somos. De ahí que siempre haya una guerra en marcha en algún lugar del mundo. Y como somos humanos, en demasiadas ocasiones ni sabemos ni queremos saber de conflictos armados ni de víctimas. Hasta que los muertos y el horror ... llaman a la puerta de casa. No hace tanto, 24 años, la conocida como «guerra de Yugoslavia» concernió a un puñado de futbolistas que militaban en la Liga y, como consecuencia, afectó a la propia competición española.
El martes 23 de marzo de 1999, el político español Javier Solana, secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), dio la orden a los mandos militares de la Alianza para que comenzara un ataque contra diferentes objetivos de Serbia. Cuando las bombas comenzaron a caer, los futbolistas internacionales yugoslavos estaban en su extinto país, concentrados para jugar días después.
«El Comité de la UEFA para la Eurocopa 2000 decidió posponer los partidos del Grupo 8 de clasificación debido a los bombardeos de la OTAN en Yusgolavia por el conflicto de Kosovo –publicó ABC-. Yugoslavia tenía que medirse con Croacia en Belgrado el sábado (27 de marzo) y Macedonia recibía a Irlanda en Skopje… La selección croata recibió con alivio la comunicación de que no jugará en Belgrado. 'En las últimas 50 horas estuvimos en ascuas esperando la decisión de la UEFA, pero nunca dudamos de que tomaría la correcta', dijo el presidente de la Federación, Vlatko Markovic».
«La preocupación de los clubes españoles que han cedido internacionales era patente ante el comienzo de los bombardeos. Así, el Mallorca, que aportó a Stankovic para el combinado absoluto yugoslavo y a Paunovic para el sub 21, llegó a estudiar la posibilidad de fletar un vuelo chárter para acelerar su regreso. Sin embargo, Branko Bulato, vicesecretario general de la Federación yugoslava, tranquilizó a los distintos clubes europeos que han prestado sus futbolistas. 'Hoy, como muy tarde, estarán todos en sus clubes de origen. Un grupo importante ya ha abandonado Belgrado. Se marcharon a Budapest por carretera, desde donde enlazaron luego con sus respectivos destinos', dijo el portavoz yugoslavo. Mijatovic (Real Madrid) llegará hoy a Madrid junto a su hijo Luka tras desplazarse a Budapest por carretera. Kovacevic (Real Sociedad) intentaba hacer lo mismo después de desplazarse a Kovin, su ciudad natal, para recoger allí a su mujer y a su hija. Djukic (Valencia) llegó anoche a la capital del Turia; Milosevic (Zaragoza) comunicó anoche a su club que se encontraba en Budapest dispuesto a viajar en avión a la capital maña. Djorovic (Celta) y Jokanovic (Tenerife) también llegaron a Budapest por carretera con algunos familiares y se apresuraban a regresar a España en avión. En cuanto a los rojiblancos, Njegus llegó a Madrid hacia las tres de la tarde, mientras que Jugovic se dirigía por carretera a Viena. Por su parte, Suker y Jarni (Real Madrid) se quedan en Croacia para jugar contra Malta el partido aplazado al próximo día 31».
«Morir poco a poco
El bombardeo y la consiguiente huída acelerada de su país minó la moral y encendió los ánimos de los jugadores balcánicos. «Los futbolistas yugoslavos proponen un boicot a los equipos de los países de la OTAN», tituló ABC a toda página el 26 de marzo de 1999. «He visto las bombas caer, he visto el miedo en la gente. Yo estaba allí. Es algo que no puedo describir con palabras. Es el peor momento de mi vida –manifestó Mijatovic-. Habrá que esperar a ver cómo se suceden los acontecimientos para seguir tomando decisiones. Algo habrá que hacer para apoyar a nuestros compatriotas. No entiendo los bombardeos. Nadie tiene derecho a juzgar, sólo Dios. No estoy en absoluto preparado para jugar al fútbol ahora, porque mi mente continúa en Belgrado, junto a mis padres. Tan sólo estoy contento por haber logrado sacar a mi hijo de allí». El delantero blanco consiguió hablar con sus padres a última hora de la noche, y pudo dormir tranquilo: «Me encuentro mejor al saber que están bien. Estoy más calmado, pero la incertidumbre permanece».
«No estoy preparado para jugar al fútbol ahora, mi mente continúa en Belgrado junto a mis padres»
Mijatovic
Jugador del Real Madrid en 1999
Jokanovic también fue contundente: «Está claro que en la vida hay un orden de prioridades. El bombardeo sigue y ni yo ni mis compañeros estamos en condiciones de jugar al fútbol». Sus padres y hermanos estaban escondidos en un refugio subterráneo de Novi Sad: «Tienen mucho miedo, pero saben que tienen la razón. Mi pueblo tiene su información; en España tenéis la vuestra, la que suministra Estados Unidos. Y como es el más poderoso, tiene la razón. Pero a lo mejor los que tenemos la razón somos nosotros, los yugoslavos».
Paunovic contó que había hablado con su familia: «Estaban en casa, en Belgrado, y acababan de escuchar bombazos. No se atrevían a salir a la ventana. Hay auténtico pánico allí». Más nervioso, si cabe, estaba Nadj, centrocampista del Oviedo, cuyo padre y hermano fueron movilizados por el ejército yugoslavo: «No tengo noticias suyas, no sé dónde están. No entiendo nada, están haciendo daño a un país que lucha contra terroristas; igual que España contra ETA». Djukic resumió la angustia y la dureza de lo vivido aquellos días de finales de marzo de 1999 a solo 2.000 kilómetros de España: «Lo único que le queda a mi pueblo es morir poco a poco».
Ciric, futbolista del Barcelona, no estaba en Yugoslavia, pero confesó tener la cabeza en otro lado cuando el miércoles 24 de marzo había jugado ante el Lleida en la semifinal de la Copa Cataluña (el Barça perdió 4-3).
Así contaba ABC lo que se estaba viviendo: «Los componentes de la selección yugoslava han tenido que volver grupas a la guerra y huir de un país sobre el que empezaban a caer las bombas. Pero ahora llega el contraataque. Pacífico, lanzado desde el deporte y usando la inacción como protesta. Los tres capitanes de la selección yugoslava de fútbol proponen a sus compañeros que realicen una huelga como medida de protesta al bombardeo aliado. Los llamados a esta medida son aquellos que militan en clubes de los países que participaron en el bombardeo. La televisión yugoslava oficializó la propuesta dando cuenta a la población balcánica del comunicado de la Federación Yugoslava. Esta medida afecta en España a trece equipos de Primera división y doce de Segunda. Uno de los jugadores más afectados por el drama de la guerra era el españolista Brnovic. Se puso en contacto con su entrenador, Miguel Ángel Brindisi, para pedirle que le liberase del partido que el Español disputó contra el Figueras, valedero para la Copa de Cataluña (semifinal que ganaron 1-2 los blanquiazules). Brnovic no tenía noticias de sus padres. Su familia vive en una casa próxima al aeropuerto de Podgorica, la capital de Montenegro, que fue bombardeada por los aviones de la OTAN.
«El éxodo de los yugoslavos fue constante en los aeropuertos españoles. Caras de tristeza y consternación. Mijatovic, el delantero del Madrid, aterrizó en Barcelona procedente de Budapest. Su odisea personal continuó en España, pues no conseguía enlazar con Madrid debido al tráfico aéreo. Cuando finalmente llegó a la capital, el alivio era evidente en su rostro. Llegó acompañado de su novia Anette y de su hijo Luka. Ambos salieron antes y se fueron en un coche distinto, a fin de evitar que el niño sufriera las consecuencias de la fama del padre, debido al multitudinario recibimiento de la Prensa. Cincuenta periodistas se congregaron en Barajas».
Manifestaciones de protesta
El domingo 29 de marzo de 1999, los futbolistas profesionales yugoslavos se manifestaron en diversas ciudades del mundo, entre ellas Madrid y Barcelona, para protestar por los bombardeos de la OTAN contra territorio serbio. Como había partidos de selecciones nacionales, ese fin de semana no hubo Liga. Fue el siguiente, 3 y 4 de abril, cuando varios de esos jugadores que militaban en clubes españoles se negaron a participar en la 28ª jornada del campeonato 1998-99.
No fue una decisión fácil ni, fruto de ello, unánime. De hecho, al final sólo seis se plantaron. El montenegrino Mijatovic y los serbios Jokanovic, Nadj, Djorovic, Brnovic y Stankovic fueron los que se negaron a jugar. La discrepancia entre ellos mismos se puso especialmente de manifiesto en el Mallorca y en el Celta. Mientras que Stankovic se negó incluso a viajar a Villarreal con el club balear, su compatriota y compañero Paunovic disputó el partido completo. En el conjunto gallego, su entrenador, Víctor Fernández, desveló que Djorovic –cuya familia vivía en Pristina, capital de Kosovo- le pidió no jugar; en cambio, su compañero céltico Gudelj fue suplente ante el Extremadura y sustituyó al ruso Mostovoi en el minuto 55.
«No entiendo nada, están haciendo daño a un país que lucha contra terroristas; igual que España contra ETA»
Nadj
Jugador del Real Oviedo en 1999
Hubo quienes, sin hacer huelga, aprovecharon el foco del fútbol para mostrar públicamente su protesta. Milosevic, delantero bosnio del Zaragoza, lució un brazalete negro y tapó su nombre en la camiseta. También portaron brazaletes negros Radomir Antic y Jugovic, técnico y jugador respectivamente del Atlético, en el partido de Riazor ante el Deportivo. Además, el centrocampista rojiblanco exhibió una camiseta con el siguiente lema en inglés: «Dejad de bombardear mi país».
Por último, también se dio el caso de aquellos que no tuvieron siquiera opción de jugar ni de sumarse al plante: Kovacevic, sancionado; el lesionado Vidakovic (Betis); Milosevic (Espanyol) y Ciric, no convocados por sus respectivos entrenadores. o Tasevski, del Villarreal, quien también lesionado colocó una bandera de su país en el lugar del estadio que ocupaba la peña amarilla que lleva su nombre.
El temor, la indignación y las manifestaciones públicas de protesta de los deportistas yugoslavos en España no cesaron, pero ya no hubo más posturas de fuerza en posteriores compromisos competitivos. La actitud de los clubes respecto a los 'huelguistas' difirió. A ningún dirigente le hizo gracia el plante, pero casi todos fueron comprensivos o, al menos, públicamente adoptaron una pose tolerante. Todos, menos el Real Madrid con Mijatovic.
«El Real Madrid no es una plataforma política», declaró Antonio Méndez, portavoz de la Junta directiva blanca que presidía Lorenzo Sanz. Y añadió: «Mijatovic recibirá la máxima sanción posible que contempla la disciplina del club –casi seis millones de pesetas (36.000€)-, y podría ser apartado del equipo si no reconsidera su actitud. Es responsabilidad del entrenador (Toshack) decidir si un jugador está o no está preparado para jugar, no el propio futbolista, por mal que se encuentre».
El ataque de la OTAN no finalizó hasta el mes de junio de ese mismo año 1999, pero Mijatovic y el resto de jugadores yugoslavos regresaron a la disciplina habitual de sus equipos. Con las bombas y la consiguiente angustia en sus cabezas, se entrenaron, jugaron la 29ª jornada de Liga y estuvieron a disposición de sus técnicos hasta que concluyó la temporada.
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