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FÚTBOL

De la destitución del seleccionador al héroe que se sobrepuso al cáncer: el inverosímil éxito de Costa de Marfil

Los Elefantes levantan su tercera Copa África tras estar virtualmente eliminados en grupos, echar a su entrenador y encadenar varios milagros, con Haller, quien superó un tumor testicular, convertido en mito nacional

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Sebastian Haller, autor del gol decisivo en la final, observa el trofeo de la Copa África AFP
Daniel Cebreiro

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Si hay un torneo en el panorama futbolístico acostumbrado a narrar las historias más imprevistas, ese es la Copa África. Cada edición deja una ristra de imágenes surrealistas, jugadas para el recuerdo –muchas de ellas para mal– y resultados sorprendentes para deleite del aficionado. Sin embargo, la andadura que Costa de Marfil ha protagonizado en la competición africana este año supera con creces los límites de la verosimilitud. De haber sido contada antes de su inicio, nadie en sus cabales se la hubiera podido creer.

Los Elefantes afrontaban la edición de 2024 como la selección anfitriona, con la presión que eso conlleva. Campeones en 2015, llevaban sin pisar las semifinales desde entonces. Resolvieron el siempre complicado debut con una victoria cómoda sobre Guinea-Bisáu por 2-0.

Entonces, llegaron los problemas. Cayeron ante Nigeria (0-1) y Guinea Ecuatorial les endosó una paliza histórica (4-0): la peor derrota de su historia en casa y la peor derrota de una selección anfitriona en la historia de la Copa África. Finalizada la fase de grupos, Costa de Marfil quedó tercera con tres puntos y un golaverage de -3. Virtualmente eliminados, la federación costamarfileña optó por destituir a su seleccionador, Jean-Louis Gasset.

Hacía falta un milagro de proporciones considerables para que los Elefantes se clasificaran a octavos de final. Y el milagro tuvo lugar. Marruecos batió por la mínima a Zambia y Mozambique, que caía por dos goles ante Ghana, logró el empate con dos goles en el descuento, el segundo obra del defensa del Atlético Reinildo.

Costa de Marfil estaba en octavos, pero sin entrenador. Su federación, a la desesperada, solicitó a Francia la cesión de Hervé Renard, actual seleccionador femenino, para las dos semanas restantes de torneo. Los galos se negaron y el elegido para ocupar el puesto fue Emerse Faé, asistente de Gasset sin ninguna experiencia en los banquillos.

Senegal, misión imposible

El siguiente reto imposible era Senegal, vigente campeona, gran favorita a revalidar el título y la única selección que ganó todos sus partidos en la fase de grupos. Después de ir por debajo en el marcador durante todo el encuentro, una pena máxima anotada por el exbarcelonista Kessié mandó el partido a la resolución desde los once metros. El centrocampista anotó el penalti decisivo para clasificar a Costa de Marfil a cuartos y seguir escribiendo su inverosímil historia.

La resolución de la eliminatoria ante Mali no fue menos dramática. Un gol de Adingra en el minuto 90 provocó la prórroga y el tanto de Diakite en el 122, en el añadido de la segunda parte, metió a los Elefantes entre los cuatros mejores. Dos encuentros de infarto para clasificarse a las semifinales.

No hizo falta tanto suspense para deshacerse de la República Democrática del Congo y ganarse un puesto en la gran final. Mediada la segunda parte, una volea poco ortodoxa de Sébastien Haller fue el único gol que imperó en el marcador. Un jugador al que el destino le tenía reservado algo mejor que clasificar a su país al último encuentro del torneo.

El delantero costamarfileño, gracias a su excelente nivel en el Ajax, dio el salto al Borussia Dortmund en verano de 2022. Tan solo unos días después, le fue diagnosticado un cáncer testicular, que le mantuvo alejado de los terrenos de juego durante seis meses entre operaciones y sesiones de quimioterapia.

Haller se sobrepuso a su enfermedad y regresó al fútbol. Año y medio después, en la final de la competición continental, se vistió de héroe nacional. Kessié igualó el tanto inicial de Nigeria y el ariete del Dortmund, minutos después de rozar el palo con una espectacular chilena, empujó con el suelo de su bota derecha un buen centro desde la izquierda para levantar la tercera Copa África de Costa de Marfil. Un trofeo inolvidable plagado de surrealismo, inverosimilitud y milagros que tuvo el mejor final posible.

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