El baúl de los deportes
Aquel brutal accidente de tráfico del Real Valladolid
El 29 de agosto de 1949, un el autobús del club pucelano quedó empotrado en la parte delantera de un tren de mercancías y fue arrastrado más de 150 metros. Milagrosamente no hubo víctimas mortales.
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![Un equipo del Valladolid, en la temporada 1949-50, la campaña del brutal accidente](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2023/08/31/valladolid-RhzRjZM7yi7Qlq8Nh0ele0H-1200x840@abc.jpg)
La verdadera noticia es que no hubo víctimas. Fue el mejor desenlace posible para un espeluznante suceso acaecido hace 74 años. Minutos antes de las 2 de la madrugada del lunes 29 de agosto de 1949, el autobús del Real Valladolid fue arrollado por ... un tren en el paso a nivel de Villafría, municipio situado a 7 kilómetros de Burgos. Los futbolistas y demás miembros de la expedición pucelana regresaban a casa desde Pamplona, donde el domingo habían jugado (y ganado 0-3) ante Osasuna el último partido de aquella pretemporada.
Ernesto Llames, directivo del club, iba en el autocar siniestrado como jefe de la expedición. En declaraciones a 'El Norte de Castilla' desveló que varios jugadores habían propuesto hacer noche en Vitoria, donde cenaron. Querían evitar seguir viajando de madrugada: «'Habíamos intentado quedarnos en el hotel Frontón y pedimos habitaciones desde Pamplona, pero no había. En vista de ello, dispuse que siguiéramos después de cenar, con el fin de llegar aquí (Valladolid) a las tres y media de la mañana, y así podían todos descansar y yo atender a mi trabajo. Al terminar de cenar, alguno insistió en que nos quedáramos en Vitoria. Ante las dificultades de alojamiento, yo decidí continuar el viaje... Y... ya ves, me equivoqué, pero Dios nos ha ayudado a todos', aseguraba el directivo del club, quien precisamente acababa de rezar el rosario cuando se produjo el brutal accidente».
Citando como fuente a Coque, centrocampista vallisoletano que también viajaba en el autocar siniestrado, ABC publicó que «la barrera del paso a nivel estaba abierta, y el vehículo fue a cruzar la vía en el momento en que pasaba el tren, no distinguiéndolo el conductor porque existe allí una curva. La confusión fue grande en los primeros momentos por los grandes tumbos que iba dando el autocar».
«El tren de mercancías número 1.021 que circulaba en con dirección a Miranda de Ebro se precipitó sobre el vehículo… El autobús quedó empotrado en la parte anterior de la máquina del convoy y arrastrado por ésta más de 150 metros, hasta que el maquinista pudo detener el convoy. El ayudante del conductor del autobús, Mariano Martínez Ramasco, que sufre lesiones de pronóstico reservado, salvó la vida milagrosamente, pues al ocurrir el accidente salió despedido del vehículo y cayó sentado en la plataforma de la máquina del tren, donde permaneció hasta el momento en que el tren detuvo su marcha. Inmediatamente, los heridos fueron conducidos en diversos vehículos a la Casa de Socorro de Burgos, donde fueron atendidos de primera intención, operaciones que duraron hasta ya iniciado el día», añade la noticia de ABC.
Según informó 'El Norte de Castilla', nada más producirse el accidente, Ernesto Llames, «que sufría 'herida en región parietal izquierda de ocho centímetros de extensión y erosiones en ambas piernas', se acercó a buscar al encargado del paso a nivel para que comprobase que estaba abierto, pero no encontró a nadie. Luego se supo que aquel, al darse cuenta del terrible accidente, había huido a través de unos huertos cercanos. Lo detuvo la Guardia Civil a las diez de la mañana».
Heroico masajista
El suceso ocupó la portada del 'Diario de Burgos': «La primera noticia se tuvo cuando el entrenador del Valladolid, Antonio Barrios, llegó a la Casa de Socorro de nuestra ciudad herido y acompañando al propietario y conductor del vehículo siniestrado, Gregorio Herguedas, de 30 años de edad, y al masajista del club, Eugenio Ayala Sáez, de 44, estos dos últimos heridos de mayor gravedad entre el resto de los expedicionarios».
La actuación del masajista fue especialmente destacada en todos los periódicos. Pese a sufrir «subluxación de rótula de pierna derecha, herida contusa en región parietal con sección de arteria temporal superficial saturada y herida en mano izquierda», no dejó de atender a los demás heridos. Y eso le pasó factura: «El shock hemorrágico que padece el señor Ayala fue debido, según las informaciones de los demás lesionados, a que hasta que no sufrió un síncope de anemia siguió asistiendo a todos los accidentados sin haberse atendido él mismo de su lesión», se lee en el parte médico que, firmado por Antonio Ximénez de Torres y Pablo Hernández Redondo, publicó 'El Norte de Castilla'.
Ambos doctores, pertenecientes a la Mutualidad de Futbolistas Españoles, emitieron también dictamen referente a todos los heridos. Así lo transcribió la agencia 'Alfil':
«Antonio Barrios (entrenador): Herida contusa en nariz y magullamiento sin deformidad de huesos propios de la misma con hematoma binocular. Pronóstico reservado.
Porteros: José Luis Saso, contusión en la región sacra con disyunción de ambas articulaciones sacroilíacas y contusión de raíces terminales. Pronóstico reservado; Gregorio Martín, contusiones y erosiones varias con hematoma en muslo izquierdo. Pronóstico leve.
Defensas: Juan Babot, fractura de huesos propios y contusiones y erosiones varias. Pronóstico reservado; Francisco Lesmes, fractura de arco cigomático izquierdo sin hundimiento, contusiones de cadera y erosiones varias. Pronóstico reservado; Rafael Lesmes, fractura de huesos propios de la nariz sin deformidad, erosiones y contusiones. Pronóstico reservado.
Medios: Juan Antonio Ortega, erosiones y contusiones varias. Pronóstico leve; Isidoro Lasala, erosiones y contusiones varias. Shock psíquico. Pronóstico reservado; Manuel Gracia, erosiones y contusiones varias. Hematoma profundo de gemelos de pierna derecha. Pronóstico leve; Gerardo Coque, contusión en hombro izquierdo con probable arrancamiento del troquiter. Pronóstico reservado. Julián Vaquero, contusión en trocante izquierdo con gran hematoma periarticular. Contusión en tibia izquierda con hematoma subperióstico. Pronóstico reservado; y Rafael Yunta, contusión y erosiones varias. Pronóstico leve.
Delanteros: Apolinar Revuelta, herida contusa en pierna izquierda y pierna derecha, siendo esta última de tres centímetros de extensión y habiendo interesado el periostio de la cresta de la tibia. Contusión craneal y erosiones varias. Pronóstico reservado; Emilio Aldecoa, contusión en rodilla derecha. Síntomas de menisco externo, probable fisura del maléolo del peroné izquierdo. Pronóstico reservado; y Francisco Peralta, hematoma en rótula izquierda y erosiones en ambas manos. Pronóstico leve.
Además, sufrieron lesiones el delegado oficial de la expedición. don Ernesto Llames, con heridas en la región parietal izquierda de ocho centímetros de extensión y erosiones en ambas piernas, pronóstico menos grave; y el conductor del coche, Gregorio Herguedas, fractura de apófisis y lámina de la quinta vértebra lumbar, pronóstico grave.
El encargado del material, Tomás Martín, con esguince en muñeca derecha, fractura de la sexta costilla derecha y conmoción cerebral, pronóstico grave; y el redactor deportivo del diario 'Libertad', Alvarito, que sufre fractura de muñeca izquierda y contusiones en diversas partes del cuerpo además de una herida en la frente en la que hubo necesidad de darle tres puntos de sutura, pronóstico reservado.
Aparte de las lesiones descritas, que son las más importantes, todos sufren magullamiento general y un fuerte estado de shock psíquico que les impide aún en los casos leves poder efectuar rendimiento físico deportivo durante toda la presente semana al menos»
Otra agencia, 'Mencheta', amplió la información: «Por la tarde, los médicos volvieron a curar a todos los jugadores llegados de Burgos, apreciando que sus lesiones mejoran en general. Según ha manifestado Saso, en el momento de producirse el accidente se hallaban traspuestos por el sueño y el pánico fue enorme, debido a la gran confusión. Luego cundió la alarma de que por el lugar del suceso iba a pasar el sudexpreso dé Irún, lo que hubiera producido una verdadera catástrofe, pero el tren internacional fue detenido a tiempo. La máquina del mercancías, causante del suceso, incrustó los topes en el autocar, y esto evitó el vuelco del vehículo, por haber quedado enganchado».
Finalista de Copa ante el Athletic
Tan espeluznante accidente conmovió al mundo del fútbol y a toda la sociedad española. El Real Valladolid recibió telegramas de apoyo de numerosos clubes, organismos y personalidades, incluidos toreros como Luis Miguel Dominguín o Pepe Luis Vázquez. La Federación Española de Fútbol, presidida por Armando Martín Calero, aplazó el partido de la primera jornada de Liga, fijado para el 4 de septiembre. El equipo castellano debía recibir al Atlético de Madrid, que había enviado un telegrama de condolencia en el que se ponía a disposición del Valladolid. Dicho encuentro inaugural se disputó el 27 de noviembre (0-1 a favor del Atlético).
El Real Valladolid se sobrepuso rápidamente a un percance tan impactante y tan cercano al comienzo de la temporada. Así, el 11 de septiembre jugó su primer partido, correspondiente a la segunda jornada de Liga, y ganó 2-3 en el campo del Sevilla. Completó una aceptable campaña y terminó noveno (entonces había 14 equipos en Primera) con 25 puntos. Y un mes después de concluido el torneo liguero, llegó a su primera final de Copa: el 28 de mayo de 1950 se enfrentó al Athletic de Bilbao en el madrileño estadio de Chamartín. Ganó el conjunto vasco en la prórroga (4-1) merced a la soberbia actuación de Zarra, legendario delantero autor aquella tarde de los cuatro goles rojiblancos.
El fútbol y la vida siguieron su curso. La Justicia, a su ritmo particular, también. El Valladolid había puesto la pertinente denuncia contra Renfe. Parecía claro que el accidente se produjo por la negligencia del guardabarrera, Rufino Varona, toda vez que en el momento de la catástrofe el paso a nivel estaba levantado y no había señal alguna que avisara de la llegada del tren de mercancías. El club castellano solicitaba 400.000 pesetas (2.400 euros) de indemnización por los daños personales, materiales y deportivos sufridos. Transcurridos casi dos años, en marzo de 1951, no había acuerdo. La contraoferta de la compañía ferroviaria ascendía a 30.000 pesetas (180€).
El juicio no se celebró hasta enero de 1956. 'El Norte de Castilla' publicó que «en defensa de Varona, el abogado Carlos Santamaría adujo 'las malas condiciones atmosféricas, el ruido de hojas secas, el estado deplorable de la caseta, que además no tenía comunicación telefónica, y la escasa remuneración de este tipo de trabajo, desproporcionado con la gran responsabilidad que de él se exige'. Finalmente, la Audiencia Provincial de Burgos condenó a Varona, como autor de un delito de imprudencia temeraria, a un año de prisión menor y a indemnizar con 43.712 pesetas (262€) al Real Valladolid y con 9.250 (55€) a cada jugador y acompañantes que resultaron lesionados. Debido a su insolvencia, RENFE resultó condenada, como responsable civil subsidiaria, a abonar dichas indemnizaciones».
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