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Osasuna aprovecha los regalos del Valladolid

El equipo navarro remontó en la segunda parte gracias a los fallos defensivos de los de Djukic

Osasuna ha doblegado este mediodía al Real Valladolid después de haber dado la vuelta al 1-0 con que se llegó al descanso, al proponer una mayor intensidad que su rival y, por otra parte, aprovechar los regalos que le brindó un conjunto local demasiado errático. [Narración y estadísticas]

El envite arrancó con un Osasuna presionando con muchos hombres la salida de balón blanquivioleta, asfixiándola con una defensa muy adelantada, casi a la altura del medio del campo. Riesgos que pudieron desembocar en contraataques tremendamente dañinos para sus intereses si el Valladolid, que recuperaba al estilete teutón Ebert, hubiese tenido más acierto en el último pase.

Poco a poco, el Real Valladolid se fue despegando del ahínco navarro y labrando triangulaciones más precisas en medio del campo. En una de estas, Balenziaga se encontró con una autopista en el costado izquierdo y puso un centro que Rubén, al intentar despejarlo en el primer palo, lo envió para su propia portería sin que Andrés pudiese reaccionar.

Corría el minuto once de partido y el Real Valladolid había encontrado un excesivo premio al juego desplegado hasta el momento (1-0). Un tanto que envalentonó al cuadro de Mendilibar, que siguió encajonando a su oponente, privándole de tocar en medio del campo como le gusta.

De este modo, contó con tres ocasiones en los compases siguientes en las que Armenteros y De las Cuevas anduvieron con la mirilla bastante desviada y que llegaron fruto de la insistencia y la mayor posesión de Osasuna, más corajuda que hilvanada con precisión.

Sin embargo, el Real Valladolid pudo haber ampliado su renta en una ocasión aislada en la que un balón en largo de Ebert salvó la defensa adelantada del equipo navarro y encontró a Óscar, quien, solo ante Andrés, estrelló su blando disparo en el cuerpo del cancerbero visitante.

Hacia la media hora de partido, la electricidad de Osasuna languidecía al tiempo que el Real Valladolid acrecentaba su dinamismo, obligando al equipo visitantes a bajar unos metros su retaguardia, lo que provocó que la distancia entre líneas se ampliase en demasía.

Manucho probó los reflejos de Andrés con un disparo desde la frontal que se fabricó al bajar un balón largo. Esta ocasión dio paso a una fase tediosa marcada por la saturación en el medio del campo por parte de uno y otro y el abuso de los balones colgados.

El aburrimiento sólo se vio sacudido por un par de saques de esquina consecutivos, en los que la zaga de Osasuna se mostró nerviosa y endeble, y por la oportunidad más clara del partido para los de Mendilibar, presentada al filo del descanso.

Nino se encontró el rechazó de una falta botada al área completamente solo, pero su disparo, cándido y raso, lo paró Dani Hernández cuando ya se desplomaba hacia su lado derecho.

En la reanudación, Mendilibar introdujo a Oier y a Puñal, quienes sustituyeron a Arribas y a Damiá para buscar la reacción que halló a los cinco minutos del segundo tiempo.

Un disparo de De las Cuevas desde el pico del área, raso y a las manos de Dani Hernández, no fue embolsado por el internacional por Venezuela, dejando el rechazo en la testa de Kike Sola, quien sólo tuvo que empujar el cuero al fondo de las mallas. Así, devolvió las tablas al marcador (1-1).

Osasuna mordía de nuevo e impedía cualquier conato ofensivo local. Llegaba con profusión a las inmediaciones de Dani Hernández, quien facilitó de nuevo la remontada navarra cuando estaba a punto de alcanzarse el primer cuarto de hora de la segunda mitad.

El portero local no despejó bien un saque de esquina y el rechace lo volvió a colocar Silva en el centro del área, donde Kike Sola remató de cabeza de espaldas a portería.

Pero éste no fue el único regalo del Real Valladolid a Osasuna, pues diez minutos más tarde una cesión horizontal de Omar a su central, Rueda, la "birló" De las Cuevas para enfilar el uno para uno con Dani Hernández. No le tembló el pulso y anotó el 1-3 que dejaba el duelo prácticamente sentenciado, pues el conjunto vallisoletano seguía sin ideas y con un semblante fantasmagórico.

Armenteros pudo hacer más sangre con un disparo que marchó alto, mientras el Real Valladolid se mostraba incapaz de reaccionar. No daba dos pases seguidos y Osasuna, firme en la contención, contemporizaba con tranquilidad para, finalmente, cerrar el duelo con el 1-3.

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