Tuvo que pedir la hora el Bayern en su propia casa para eliminar al Arsenal del «profesor» Wenger, muy cerca de firmar una remontada histórica frente a uno de los grandes favoritos a conquistar la Liga de Campeones. [Así hemos narrado el partido]

Saltó muy ambicioso el Arsenal, dispuesto a revolucionar el choque del Allianz desde el pitido inicial. Lo consiguió a los tres minutos con un gol de Giroud, que remató fácil un centro desde la derecha de Theo Walcott ante la pasividad de la zaga bávara, completamente dormida. La diana sirvió para despertar a un Bayern excesivamente complaciente ante el 1-3 de la ida, mermado además por las bajas de Bastian Schweinsteiger, Jerome Boateng y Franck Ribery. Los de Heynckes se pusieron el mono de trabajo, arrimaron el hombro, presionaron la salida de balón del Arsenal y buscaron la pelota para difuminar el arranque rival, un frenazo en seco a la remontada inglesa.

Fiel al estilo del «profesor» Wenger, el Arsenal no perdió la cabeza y buscó llegar a la portería contraria con jugadas de toque. El partido derivó en una guerra de trincheras, dominio alterno de la posesión, sin apenas ocasiones importantes, incapaz el Bayern de desplegar la superioridad que exhibió en Londres y sin demasiadas ideas en ataque los británicos.

Tenso final

Aprendida la lección, el Bayern salió a morder en la segunda mitad, justo lo suficiente para borrar a un Arsenal muy impreciso que no parecía creer en sus posibilidades. Las manos de Fabianski y la codicia de Robben evitaron el empate del Bayern. A veinte minutos del final Wenger movió ficha con la entrada de Gervinho y Alex Oxlade-Chamberlain, que empujaron al equipo hacia la meta de Neuer, lo que terminó por romper el partido.

Casi sin avisar el Arsenal logró el segundo tanto del partido con un cabezazo de Koscielny. Faltaban cuatro minutos para el noventa y la tensión apareció por fin en el Allianz, asustado porque un gol dejaba fuera a los alemanes. El escaso margen de maniobra resultó insuficiente para el Arsenal que ni siquiera logró disparar a puerta en ese tramo final para caer eliminado en el que será su octavo año consecutivo sin levantar un título.