El baúl de los deportes
El cura chiflado que saltó a la pista de Silverstone entre coches que iban a 300 km/h
Varios pilotos estuvieron a punto de atropellar al irlandés Cornelius Horan durante el GP de Gran Bretaña de 2003
Los pilotos de F1 temían por su vida e hicieron huelga, pero seis esquiroles la reventaron
![Cornelius 'Neil' Horan corre entre los monoplazas en Silverstone](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2023/07/07/cornelius-Ra7K2RK61Z9WRrCB4XedLUI-1200x840@abc.jpg)
¿Se imaginan que uno de esos indeseables espontáneos que de vez en cuando saltan a un campo de fútbol se dirige hacia el balón, lo controla, chuta y marca el gol de la victoria de uno de los equipos? Pues algo así sucedió hace ... 20 años durante el GP de Gran Bretaña de Fórmula 1. La acción alteró el resultado de la competición, con el agravante añadido de que tanto el invasor como los deportistas corrieron serio riesgo de sufrir un grave accidente por culpa de ese descerebrado.
El 20 de julio de 2003 el circuito de Silverstone acogió la undécima cita de un Mundial en el que participaban diez escuderías. Michael Schumacher (Ferrari), que ese año acabaría firmando su sexto título, llegaba líder con ocho puntos de ventaja sobre Kimi Raikkonen (McLaren). Entre otros compañeros de parrilla figuraban los españoles Fernando Alonso –piloto de Renault— y Marc Gené, reserva en Williams BMW (solo disputó una prueba, el GP de Italia).
El titular de ABC —«Triunfo de Barrichello en una carrera falseada por un espontáneo»— resume lo que sucedió a partir de la vuelta 12: «La carrera fue movida desde la salida, en la que Trulli aprovechó las dudas de Barrichello (Ferrari) para colocarse al frente. Por detrás, la guerra era intensa y el mismísimo Michael Schumacher tenía que cerrar la puerta a Fernando Alonso, al que envió a la hierba para que no le adelantase. Luego sería Coulthard el protagonista. Perdió algunas piezas de su monoplaza, lo que obligó al director de carrera a colocar en pista, por vez primera, el coche de seguridad. Cuando parecía que la prueba se estabilizaba, apareció el espontáneo. Un señor mayor, vestido de forma extraña y con numerosos carteles y pancartas, se lanzó en plena recta del hangar hacia los coches, que venían en dirección contraria. Anduvo muchos metros entre los bólidos, que le esquivaban como podían, hasta que un comisario le placó con el mejor estilo del rugby británico».
«El director sacó otra vez el 'safety car' y todos los equipos aprovecharon la ocasión para entrar a boxes, con lo que se produjo un colapso en las zonas de trabajo. Fue curioso ver a 'Schumi', Montoya y Alonso, entre otros, esperando a que los mecánicos acabaran el repostaje con sus respectivos compañeros para hacer el suyo, lo que les costó unos segundos de oro. Tras el caos, el brasileño Da Matta se colocó líder con su Toyota. Defendió bravamente la posición frente a los ataques de Raikkonen, que sólo pudo superarle cuando entró a boxes para un nuevo repostaje. Tan diferente estaba la clasificación que en los muros de trabajo de los principales equipos trataban de encontrar la fórmula para arreglar el entuerto».
Batalla Schumacher-Alonso
«Schumacher era decimocuarto, detrás de Alonso y Montoya. El español, que no había olvidado la maniobra del alemán al inicio de la prueba, le cerraba la trayectoria en todo momento, defendiendo su posición de forma valiente, sin preocuparse del colombiano, que empezaba una gran remontada hacia las posiciones de los puntos. La batalla Schumi-Alonso se decantaba del lado del español, que era capaz de adelantar incluso a un nervioso Villeneuve... Delante, Raikkonen empezaba a desfallecer y Barrichello le adelantó magistralmente...».
«No podía creer lo que estaba viendo, al entrar en la recta he visto a lo lejos a un tipo saltando y lo único en lo que pensaba era cómo esquivarle»
Fernando Alonso
Piloto de Renault en 2003
Ganó Rubens Barrichello, pero todo el protagonismo fue para Cornelius 'Neil' Horan, el extravagante tipo que se jugó la vida entre máquinas que vuelan sobre el asfalto: «El espontáneo es un párroco católico irlandés de 56 años. Para saltar burló las estrictas medidas de seguridad que convierten los circuitos en una especie de prisión, con controles electrónicos por todas partes. Saltó a la pista en la zona conocida como el Hangar Straight, en la que los monoplazas alcanzan los 300 kilómetros por hora, el lugar en el que despegaban y aterrizaban los aviones aliados durante la Segunda Guerra Mundial. Iba ataviado con una extraña vestimenta, que tenía los colores de la bandera irlandesa, y portaba pequeños carteles reivindicativos en los que pedía que se lea la Biblia, que siempre dice la verdad. Los pilotos supieron reaccionar para evitar una catástrofe. 'No podía creer lo que estaba viendo', comentaba Alonso. 'Al entrar en la recta he visto a lo lejos a un tipo saltando y lo único en lo que pensaba era cómo esquivarle'. Ron Dennis, patrón de McLaren, era el más indulgente con los organizadores por el fallo de seguridad. 'Estas cosas pasan en todos los deportes y en la Fórmula 1 ya ha sucedido con anterioridad en otros países, como Alemania'. La última vez que ocurrió algo parecido fue en Hockenheim —año 2000—, cuando bajo la lluvia y en pleno dominio de McLaren, con Hakkinen al frente de la carrera, saltó a la pista un trabajador despedido por Mercedes. Curiosamente, en aquella ocasión también ganó Barrichello».
Dos días después, el 'Iris Examiner' daba más datos sobre el peculiar personaje: «El padre Neil Horan, de 56 años, originario de Scartaglen, condado de Kerry (Irlanda), ha estado haciendo predicciones sombrías durante muchos años, pero se ve a sí mismo como un agente de paz en un mundo problemático. 'Recuerden que bastaron 20 minutos para destruir las Torres Gemelas el 11 de septiembre. El final está más cerca de lo que pensamos', predijo recientemente. Vestido con una falda escocesa, ha estado bailando alrededor del mundo en busca de la paz. También cree que el rico patrimonio cultural de su Sliabh Luachra (región irlandesa) natal, famoso por su música y danza tradicionales, tiene garantizado un lugar en el mundo postapocalíptico. 'La música jugará un papel importante en elevar el espíritu humano después de la Guerra Final', dice el clérigo afincado en Londres, que se describe a sí mismo como un sacerdote católico en período sabático. 'Comencé a bailar cuando estudiaba teología en el St Peter's College, en Wexford (Irlanda), principalmente porque no puedo cantar', agregó».
«Ordenado en 1973 por el obispo Eamon Casey y destinado a Inglaterra, su talento resultó útil cuando comenzó a trabajar en parroquias multiculturales, principalmente en el área de Londres —prosigue el periódico irlandés—. 'El baile es una forma poderosa de acercar a diferentes nacionalidades. Las barreras del idioma tienden a aparecer en una canción, pero el baile es visual. El baile introduce un lado más ligero a las cosas'. El padre Horan cree que la guerra será instrumental en la formación de lo que él llama el Nuevo Reino. Afirma que el sufrimiento es el precio a pagar por el mundo 'gozoso' postapocalíptico, que según él debería llegar en los próximos 10 años aproximadamente…».
«En 1987, el secretario de prensa de Margaret Thatcher, Michael Alison, le escribió al sacerdote que la entonces primera ministra le agradecía sus 'esfuerzos extraordinarios en la causa de promover la paz mundial'. Desde hace mucho tiempo conocido por su uso de métodos poco convencionales para llamar la atención y transmitir su mensaje, realizó su danza por la paz durante la guerra de Irak frente a la Cámara de los Comunes... El año pasado, le escribió a Saddam Hussein ofreciéndole realizar la danza de la paz para él y su familia. La oferta no fue aceptada. Ejerce en la parroquia de Nunhead, al sur de Londres, donde dedica sus días al asesoramiento espiritual y la interpretación bíblica».
En la maratón de Atenas 2004, Horan asaltó y empujó al atleta brasileño Vanderlei de Lima, que iba camino de lograr la medalla de oro y acabó siendo tercero.
Horan, arrestado en el mismo circuito de Silverstone, fue acusado de «allanamiento». Condenado a dos meses de prisión, el castigo, lejos de hacerle entrar en razón, parece que le animó a nuevas locuras relacionadas con el deporte. Así, un año después, en 2004, fue interceptado momentos antes del comienzo del Derby de Epsom, famosa prueba hípica que se celebra la primera semana de junio en el condado inglés de Surrey. La policía sospechaba que el cura irlandés pretendía repetir una acción similar a la realizada durante el GP de Gran Bretaña. Es decir, quería saltar a la pista y correr delante de los caballos como antes lo había hecho ante los bólidos de F1. En 2005, los organizadores de esta prueba pidieron —y obtuvieron— una orden judicial que prohibía a a Cornelius acercarse a menos de 3 kilómetros del hipódromo.
Esa petición de la medida cautelar estaba más que justificada. Por el citado antecedente de 2004 en el propio Derby de Epsom y, sobre todo, por lo que había ocurrido ese mismo año en los Juegos Olímpicos de Atenas. El mundo asistió atónito a otra demencial acción de Horan que volvió a alterar un resultado deportivo.
Sucedió durante la maratón. Vanderlei Cordeiro de Lima, atleta brasileño, lideraba la carrera a falta de apenas seis kilómetros para el final. Corría rumbo a la meta y a la medalla cuando Cornelius Horan apareció de la nada, se abalanzó sobre él y le empujó hacia el público que presenciaban la prueba en uno de los laterales. De Lima cayó al suelo entre los espectadores, varios de los cuales le ayudaron a levantarse después de quitarle de encima al sacerdote irlandés.
El corredor sudamericano se reincorporó todavía en primera posición, «pero sin la concentración necesaria para mantener la distancia que hasta ese momento acumulaba. Dolorido, descentrado y tras verse superado por Baldini y Keflezighi, pensó en retirarse. Fue el espíritu olímpico, esa fuerza que impulsa a sobreponerse a las dificultades, lo que le animó a seguir para cruzar la línea de meta en tercer lugar en una de las llegadas más recordadas. Aclamado por todo el estadio olímpico de Atenas, el brasileño logró la medalla de bronce, aunque para muchos fue el ganador moral de aquella prueba. 'Mi bronce es de oro. Da igual lo que haya ocurrido', decía el brasileño restando importancia al incidente y haciendo más grande aún su gesta. Las autoridades brasileñas pidieron para el atleta una segunda medalla de oro, pero el Comité Olímpico no se la concedió. En su lugar, el atleta fue condecorado con la medalla Pierre de Coubertain. El más alto honor que puede recibir un deportista». Doce años después fue el elegido para encender el fuego olímpico del pebetero en la ceremonia de apertura de los Juegos de Río de Janeiro 2016.
Expulsado del sacerdocio por la Iglesia
Horan fue arrestado por la policía y condenado por un tribunal de Atenas a doce meses de cárcel aplazables y a una multa de 3.000 euros. Pidió perdón por su acción y afirmó que «Dios le concederá Vanderlei de Lima la medalla de oro en el juicio final». Fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de la Iglesia. El 20 de enero de 2005 dejó de ser oficialmente sacerdote, no sin antes montar el penúltimo espectáculo ante la prensa. Así lo contó «The Irish Times':
«El sacerdote católico irlandés que interrumpió la carrera de maratón de los Juegos Olímpicos 2004 ha sido despojado de su estado clerical por la Iglesia Católica. El señor Neil Horan, originario del Condado de Kerry, ya no podrá llamarse Padre después de ser expulsado del sacerdocio. Se le informó de la decisión en una reunión con el Arzobispo de Southwark en el sur de Londres. El señor Horan, que vestía su habitual falda escocesa marrón, chaleco verde irlandés y boina verde, dijo que quedó atónito por la noticia. 'Rechazo completamente esta decisión', dijo. 'Apelo al tribunal mucho más alto del cielo y al tribunal de Jesucristo... Ahora no puedo predicar, no puedo repartir la comunión, soy poco más que un pagano'. El antiguo sacerdote de Nunhead, en el sur de Londres, continuó: 'Me siento extremadamente decepcionado, he entregado mi vida a la iglesia y me siento terrible por cómo han manejado toda la situación. Siento que fue poco cristiano y poco católico'».
«Horan llegó a la Casa del Arzobispo portando un comunicado de prensa y una grabadora. Antes de entrar a la reunión, realizó una danza irlandesa y predicó la importancia de la biblia. Levantando las piernas en el aire, mostró los calzoncillos de satén verde que ha usado durante todas sus llamativas acciones publicitarias. Después de irrumpir en la pista de Silverstone en 2003, fue encarcelado durante dos meses. Y fue absuelto en octubre pasado de los cargos de indecencia contra una niña de siete años en 1991 por exhibir esos mismos calzoncillos verdes cuando la niña y su madre le visitaron en su casa. Horan dijo que se había negado a firmar cualquier documento que lo excluyera del sacerdocio porque no creía que sus puntos de vista sobre la biblia fueran incorrectos. Sosteniendo una copia deteriorada de la biblia en una mano, explicó sus opiniones sobre la segunda venida y dijo que Cristo reinaría, literalmente, en Jerusalén durante 1.000 años. Pero dijo que sus opiniones parecían estar en desacuerdo con las de la iglesia católica. 'Imagino que piensan que soy una vergüenza para la iglesia, pero no lo creo porque mis creencias provienen del corazón. Dejemos que las futuras generaciones me juzguen'».
«Horan no ha ejercido en ninguna parroquia en los últimos diez años, afirmando que estaba de periodo sabático y citando motivos de salud, incluyendo depresión. Monseñor Richard Moth, Vicario General de la diócesis de Southwark, estuvo presente en la reunión entre Horan y el Arzobispo. En un comunicado, confirmó que Horan había sido laicizado de la iglesia católica. Dijo que esto significaba que el ya exsacerdote ya no podía realizar ningún deber ritual ni ser sacerdote en la diócesis. 'Seguiremos preocupados por el bienestar de Neil', concluyó».
Sin embargo, un año más tarde fue interceptado por la policía germana en la ceremonia de inauguración del Mundial de Fútbol 2006, el 9 de junio en Múnich. Según confesó el propio Horan, su intención era irrumpir en el estadio y provocar al público realizando el saludo nazi. En 2007 fue emitida contra él una orden de restricción por conducta antisocial. Es decir, se le prohíbe entrar a cualquier ciudad de Gran Bretaña en la que se organice algún evento deportivo.
En 2009 intentó participar en la versión británica del programa televisivo 'Got Talent'. Pasó una ronda preliminar, pero cuando le identificaron fue descalificado. En 2021, Mark Sutton, director de la agencia fotográfica Sutton Images, especializada en Fórmula 1, le identificó por la calles de Londres. Iba ataviado con su estrafalaria vestimenta habitual y con un cartel que decía: «Donald Trump es un enviado de Cristo, lo dice la Biblia».
La penúltima que se le conoce data de octubre de 2022. Neil Horan se presentó en el número 10 de Downing Street, residencia londinense del primer ministro de Reino Unido. Portaba una pancarta con el lema «Gran Bretaña debería tener un primer ministro cristiano, no hindú», en referencia a Rishi Sunak, que aquel día acababa de acceder al cargo. Muchas de las personas congregadas en la calle para recibir a Sunak increparon e incluso insultaron al chalado exsacerdote irlandés.
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