TOUR DE FRANCIA
La tiranía de Pogacar no tiene fin
ETAPA 19
El esloveno suma su cuarta etapa en la presente edición de la ronda gala con su enésima exhibición, esta vez en la ascensión alpina a Isola 2000, para sentenciar su victoria en la general
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La tiranía a la que Tadej Pogacar tiene sometido al Tour de Francia no conoce su límite. Nada excepto una catástrofe de dimensiones bíblicas arrebatará al esloveno su tercera ronda gala y, aun así, se empeña en demostrar cada día la superioridad de la que goza sobre todos sus rivales. Es el escenario el Isola 2000, el puerto en el que concluye la jornada alpina y en el que el ciclista del UAE deja por el camino a Vingegaard y Evenepoel primero, para frustrar después las opciones de victoria del escapado Jorgenson, con un insultante ritmo de subida. El caníbal suma su cuarta etapa en la presente edición, pero de lo que no hay duda es de que buscará la quinta. Y la sexta. Porque todo le sabe a poco al tirano Pogacar.
Consciente Visma de que poco a nada puede hacer para disputar el liderato de la general, opta por enviar a Kelderman y Jorgenson a una fuga que queda finalmente reducida a seis corredores. Entre ellos, el incansable Carapaz, escapado por tercera jornada consecutiva, y el valiente Cristian Rodríguez, en representación del ciclismo español, además de Simon Yates y Hindley.
En otras condiciones, la adelantada posición del neerlandés y el estadounidense se habría interpretado como el preludio de un ataque de su compañero Vingegaard. Pero el danés, más que encomiable su carrera dado su estado físico tras 12 días hospitalizado hace tan solo tres meses, se olvida del primer puesto y centra su objetivo en cortar las alas a Evenepoel en la pelea por el segundo escalón del podio de Niza.
Tras dejar atrás el Col de Vars, coronado por Carapaz, la escapada afronta la Cime de la Bonette. 2.800 metros de altitud que convierten las sinuosas carreteras que surcan las praderas alpinas en las más altas jamás afrontadas en una gran vuelta. El ecuatoriano, nacido y criado en una cota incluso superior en El Carmelo, se siente como en casa y vuelve a ser el primero en llegar la cima, lo que le permite escalar hasta la primera posición en la clasificación de la montaña, desbancar a Pogacar y Vingegaard, y ceñirse desde hoy el maillot de lunares.
El español del Arkéa cede en el inicio de la ascensión a Isola 2000, final en alto para echar el cierre. Kelderman prepara el terreno y Jorgenson ataca. La estrategia de Visma ansía un triunfo de etapa, tras sucumbir ante el UAE durante todo el Tour, y el pedaleo de metrónomo del norteamericano se antoja ideal para ello.
Ideal sería si no fuera por la presencia de un tal Pogacar entre el grupo de favoritos que no tiene entre sus planes compartir las mieles del triunfo. Primero suelta a sus dos inmediatos perseguidores en la general, que ni siquiera hacen el ademán de seguirle porque saben que, sencillamente, es imposible. Los más de dos minutos de ventaja de los que gozaba Jorgenson se volatilizan a una velocidad aplastante y, una vez reunidos, el esloveno dura un suspiro a su rueda y cabalga en solitario hacia un nuevo triunfo.
Por detrás, Evenepoel prueba la fortaleza de Vingegaard, pero el danés responde y mantiene su ventaja en el segundo puesto. Y en su atalaya de gloria, el extraterrestre del UAE, cinco minutos por delante y a dos etapas de sumar su tercer Tour, el cierre de los Alpes, hoy, y la contrarreloj en Niza, mañana, susceptibles de recibir un nuevo mordisco del insaciable caníbal.
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