Sevilla 0 - 2 Atlético de Madrid
Lopetegui resucita un cadáver
primera división / Jornada 7
Llorente anota año y medio después a pase de Koke, que ya es el que más veces ha jugado con el Atlético. Morata remata a un Sevilla ruinoso. Su entrenador queda colgando.
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![Morata, Koke, Nahuel y Llorente celebran el 0-1.](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2022/10/01/llorente-RplE1WtweEu5rVVDq8yMsyL-1240x768@abc.jpg)
El pase lo puso Koke, lo que no es una gran noticia. En realidad, el capitán no ha hecho otra cosa desde que empezó, hace ya 554 partidos, que regalar goles. Concretamente 111. Lo excepcional fue el goleador, Marcos Llorente, que llevaba 51 encuentros sin ver puerta, más de un año desaparecido, desde mayo de 2021. Y un buen gol además, controlando hacia atrás con la derecha y regateando hacia adelante con la izquierda, un eléctrico tic-tac para hacer un nudo al recién entrado Telles, y rematando raso, cruzado y ajustado. Un tanto que abrió y cerró el partido a la media hora. Porque el Sevilla, un horror, ya no supo levantarse. Lopetegui le dio vida a Simeone. Pero a su etapa en el banco de Nervión cada vez le queda menos.
Simeone no lo tiene claro. No encuentra al Atlético y tampoco lo disimula. Está perdido. Ya no es el hombre de las ideas seguras y ganadoras, por raras que fueran, y que sus jugadores (más bien soldados) seguían sin preguntar. Ahora duda, prueba, mueve, busca, confunde. Formó un once inédito, distinto en nombres, en dibujo y en algunas posiciones. Un 4-5-1, en ataque 4-3-3, con Reinildo de lateral (donde el mozambiqueño es menos), Witsel de pivote (en realidad el belga es medio, pero de rojiblanco solo había actuado de defensa, y muy bien), Cunha de extremo izquierda y Joao Félix en el banquillo, por mencionar las mayores rarezas. Bueno, y a todos los centrales sanos, Savic y Giménez de vuelta, el más difícil todavía en esta (horrible) camiseta. Y el caso es que el invento le funcionó.
Tuvo más la pelota que de costumbre el Atlético (hasta el gol) y más control de la situación. Aunque en realidad lo que le benefició fue el Sevilla, que puso otra vez mucho de su parte. Es un equipo vulgarizado, una caricatura de lo que fue, frágil y empequeñecido por demasiados jugadores don nadie. Está volviendo Isco, sigue ahí Óliver, de vez en cuando asoma Lamela, revolvieron un poco los tres al Atlético por la zona de entrelíneas, pero pesan más los puntos vulnerables.
Sevilla 0 - 2 At.Madrid
7ª jornada de Liga
- Sevilla: Bono; José Ángel Carmona, Nianzou (En Nesyri, m.67), Kike Salas (Jesús Navas, 46'), Rekic (Álex Telles, 28'); Gudelj, Delaney (Rakitic, 46'); Lamela, Óliver (Papu Gómez, m.67), Isco; y Dolberg.
- At. Madrid: Oblak; Nahuel (Joao Félix, 86), Savic, Giménez, Reinildo; Llorente, Koke (Kondogbia, 72'), Witsel, Saúl (Carrasco, 60'), Cunha (Correa, 72'); y Morata (Griezmann, 60').
- Goles: 0-1. M. 29: Marcos Llorente. 0-2. M.57. Morata.
- Árbitro: Burgos Bengoetxea. Amarilla a Isco, Delaney, Witsel, Gudelj y Joao.
Lo mejor del mejorado Atlético lo ponía Koke. Y cuando Koke carbura, carbura el Atlético. No escogió mal momento para volver a gobernar. Era su día 554 de rojiblanco, el jugador con más veces en el Atlético, su último 'one club man' (una excepción en una sociedad convertida en una agencia de compra y venta de futbolistas, un equipo lleno de aves de paso). Una leyenda de 30 años y todavía mucho por recorrer. El líder de un equipo rebajado ayer de talento, pero más compacto, menos dado para el brillo que para el equilibrio. Quizás más del gusto original de Simeone.
Lo que no perdona el Atlético en cualquiera de sus versiones es el tirarse atrás en cuanto el marcador le favorece. Así que desde la media hora de juego, tras el gol recuperado de Llorente, el que tomó la iniciativa fue el Sevilla. Sobre todo, tras el descanso, cuando Lopetegui, a quien el agua le llega al cuello, corrigió su alineación con nombres más reconocibles por buenos: Navas y Rakitic. Pero los rojiblancos ni se sintieron incómodos dominados ni sufrieron. Al contrario, disfrutaron. En su salsa.
Y les bastó un saque largo de Oblak para sacar los colores a la defensa de mantequilla del Sevilla y mandarlo directamente a la lona. Un patadón, un salto ganado por Morata, la pelea de Cunha, el harakiri de Carmona y la definición a la carrera, ahí sí exquisita, con un globito, del nueve de España. Ni siquiera fue necesario un contragolpe para enterrar el partido.
Luego ya sí, con el Sevilla en el suelo y las gradas del Sánchez Pizjuán echando humo y silbidos, el Atlético se recreó al contragolpe. Con Griezmann ya sobre el césped (Joao siguió castigado en el banco hasta el 86, cuando se lesionó Nahuel) y los guardametas luciéndose. Bono prohibiéndole a los visitantes la goleada y Oblak negándole a los locales su desesperación y su insistencia. Simeone ganó con su experimento. Y Lopetegui quedó colgando.
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