Koke, el niño callado que llegó a capitán

«Cuando vi que se jugaban tantos partidos, que entraban cuatro equipos en la Copa de Europa, que había fase de grupos... Pensé que algún chico de la cantera que aguantara mucho en el primer equipo podía alcanzarme algún día. Y así va a ser. Ahora se juega casi el doble de partidos que en mi época y hay cinco cambios. En mi época no había ni uno», recuerda a ABC Adelardo, quien ya veía al pequeño Koke como uno de esos candidatos: «Le sigo desde la cantera, le veía jugar en categorías inferiores y creía en él. La prueba es que hablaba con gente de la casa sobre los chavales y les decía que era uno de los que iba a llegar. Como sucedió con Fernando Torres en su momento».

Otro de los que tuvo claro que llegaría fue Armando de la Morena, 17 años como entrenador en la Academia y que formó a Koke en cadetes: «A mitad del segundo año de cadete le suben al Juvenil A de División de Honor. Fue un salto muy grande, no tenía ni 16 años y pasó a jugar con chicos de 18 y 19. Al año estaba en el Atleti B y luego debutó con el primer equipo», recuerda con una sonrisa que refleja asombro y satisfacción.

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El propio Koke destaca a Armando siempre que tiene ocasión como uno de los entrenadores que le marcó, futbolística y personalmente: «A día de hoy puedo decir que somos amigos. En cadetes dio el salto definitivo, empezó a destacar muchísimo por una excelente toma de decisiones. El 90% de lo que hacía era siempre la mejor opción. No era fuerte, ni rápido, ni corpulento, pero lo suplía con mucha calidad y, tácticamente, estaba muy por encima de la media». Además, asegura que el vallecano era una esponja: «Aprendía todo muy rápido. Gestos técnicos, colocación, ejecución de jugadas. A otros le tenías que repetir una instrucción, y a él no. De hecho, a veces, incluso ya intuía lo que le ibas a pedir».

De las dotes de aprendizaje de Koke puede dar buena cuenta Antonio López -284 partidos entre 2000 y 2012-, y capitán del Atlético cuando el vallecano llegó al primer equipo: «Yo le decía 'tú vente aquí a mi lado'. Y luego Gabi hacía lo mismo con él. Y Koke siempre cogía lo bueno de cada uno de nosotros, de cada entrenamiento, de cada entrenador. Siente el Atleti como algo suyo».

Ese Koke de 17 años que aterriza en el vestuario del Atlético «era un niño muy introvertido, amable, humilde, trabajador y callado. No era el típico niño que subía espabilado, que se creía que ya que estaba en el primer equipo y que era mejor que todo el mundo. Todo lo contrario», afirma el de Benidorm.

En el minuto 71 de un Barça-Atleti en el Camp Nou, Koke tomaba la alternativa. Con Forlán, Agüero o Maxi a su lado, y enfrente Xavi, Busquets, Messi o Henry. El brazalete de los rojiblancos lo llevaba Antonio López: «Yo siempre le decía lo mismo. 'Juega como tú sabes, estate tranquilo, como siempre, porque no tienes que demostrar nada a nadie. Sal y haz lo que sabes'», pero Koke no tiró la puerta para hacerse con la titularidad.

En su primera temporada jugó sólo cuatro partidos con el primer equipo, alternándolo con el filial, pero eso no fue argumento para no creer: «Al contrario. Nunca se vino abajo. Si no iba convocado, trabajaba más y más hasta que volvía a ir convocado. Venía de la cantera, sabía lo que era el Atleti y quería estar ahí. Y se fue haciendo un hueco poco a poco, siendo humilde, trabajador, constante y buen compañero, porque eso era Koke y lo sigue siendo».

Así, hasta llegar a la cita histórica de este derbi, igualando la mítica cifra de Adelardo: «Es una hazaña bastante grande. Y para mí es mayor orgullo que lo haga alguien de la casa. Prueba de que el trabajo tiene su recompensa. Para Koke, como para mí en su día, como atléticos que somos, no hay nada más grande que jugar en nuestro club toda la vida».

Sin embargo, la carrera del hoy capitán del Atlético no ha estado exenta de obstáculos, ni de críticas a su juego. Su entrenador en cadetes disecciona las claves de su éxito: «La pasión, el sacrificio, las ganas de ser futbolista pese a las adversidades. Koke, al subir al primer equipo, muchas veces se quedaba sin convocar y fue capaz de aguantar. Y, sobre las críticas, todos los seleccionadores han contado con él. Con suerte va a jugar su tercer Mundial. Siempre que el Atleti ha ganado títulos es porque Koke estaba bien. Da equilibrio, y es la referencia y el eje del estado del Atlético. En mi equipo siempre tendría a Koke y diez jugadores más».

«Koke da continuidad, equilibrio, trabajo, perseverancia, transmite al compañero, habla y dirige. Un futbolista no se mide por una asistencia. La puede dar el portero con un buen saque. Yo lo que pienso es que a Koke hay que aplaudirlo, simplemente», dice Antonio López.

Llegados a este punto del viaje, ¿hasta dónde puede llegar Koke?, ¿700 partidos de rojiblanco?, ¿800?: «Yo no tengo una bolita de cristal, pero opino que debería estar hasta cuando él quiera. Que pueda decidir cuándo quiera irse o retirarse en el Atlético. Se lo ha ganado», asevera el excapitán. ¿Y podría jugar hasta casi los 37 años como hizo Adelardo?: «Por qué no. Claro que puede llegar. Te tienes que cuidar mucho, pero él tiene facultades para aguantar todo lo que le echen. Es joven todavía y puede jugar mucho aún, ya lo creo que sí», dice el propio Adelardo.

Armando de la Morena todavía va más allá y le lanza un órdago a su pupilo: «Tiene cuerda para rato y ojalá se convierta en el jugador más veterano en jugar en el Atlético. Estoy seguro de que va a aportar muchas cosas desde todos los planos, tanto dentro del campo como fuera, en el rol que le toque». Ben Barek fue el futbolista más longevo en disputar un encuentro con la camiseta del Atlético, con cerca de 39 años (la fecha de nacimiento del marroquí no está muy clara, allá por 1914). Así que a Koke le quedaría todavía mucha tela que cortar. Como diría el Cholo, partido a partido. Hoy, 553