NFL
Eric Fisher, número uno del draft de la NFL

Tres meses después de la Super Bowl que coronó a los Baltimore Ravens regresa el espectáculo del fútbol americano en forma de draft, trampolín para los jugadores universitarios y herramienta para equilibrar las fuerzas de los equipos de la NFL. Casi por sorpresa, desaparecido de las quinielas hasta los últimos meses, Eric Fisher fue el primero en subir al estrado elegido por los Kansas City Chiefs como el número uno del draft.
«Es un sueño hecho realidad, ni siquiera puedo procesar lo que está pasando», explicaba con una sonrisa de oreja a oreja Fisher, 22 años, el chico de Rochester (Michigan), vecino de Dita Von Teese, que este viernes aparecerá en todas las portadas de los periódicos estadounidenses. Es el pequeño gran circo del draft, pasaporte casi obligatorio para aterrizar en una NFL que cada año equilibra las fuerzas de los equipos a través de este proceso. Tanto el draft como el límite salarial están pensados para equilibrar las plantillas y elevar la competitividad de la competición, un motivo más para seducir al público tanto en la gradas como en el sofá. Así es el «football», un deporte que devora las dinastías, nada que ver con el fútbol europeo.
El draft es casi tan viejo como el fútbol americano. El primero se celebró en 1936, tres décadas antes que la primera Super Bowl, con un concepto muy simple: los equipos seleccionan a los jugadores universitarios en orden inversa a la clasificación de la temporada anterior. El peor equipo se hace con el joven más prometedor. Ochenta años después el espíritu se mantiene, aunque las cosas parezcan mucho más complicadas con las maniobras entre bambalinas de los equipos intercambiando su derecho a elegir por casi cualquier cosa. En la prehistoria del «football», antes de la institucionalización de los ojeadores, el draft resultaba casi una cuestión de instinto, vital el papel de las gacetas locales para desgranar el potencial de los jugadores. Ahora el draft se celebra en el Radio City Music Hall de Nueva York durante tres días ante una audiencia de unas 12.000 personas en directo y casi 8 millones de espectadores en la televisión, muy por encima de los datos de audiencia de un partido de playoffs de la NBA.
Los 32 equipos de la NFL eligen, a lo largo de siete rondas, a 254 jugadores que —cumpliendo los requisitos— declararon su intención de jugar en la liga más anhelada por los niños estadounidenses antes de mediados de enero. Este año la fiesta del draft se ha presentado más incierta y discreta que otras veces, nada comparable al jolgorio del año pasado con Robert Griffin III y Andrew Luck: parece evidente que los tackles despiertan menos pasiones que los quarterbacks, lo que ha llevado a muchos a proclamar este draft como uno de los más flojos de los últimos años.
La fiesta del «draft» se ha presentado más discreta que en otras ocasiones, nada que ver con el jolgorio del año pasado con Robert Griffin III y Andrew Luck , dos quarterbacks presentados como los reyes de una nueva generación que han cumplido en su primera temporada en la NFL. Esta vez el número uno no ha sido un quarterback, sino un «tackle» , precisamente el encargado de proteger al lanzador en cada jugada de ataque. Un puesto importante pero que no levante pasiones, de ahí que muchos tacharan la clase del 2013 como una de las peores de los últimos años. Demasiado decir. Lo único que está claro es que los quarterbacks esta temporada no tenían el nivel de otras ocasiones: en los últimos quince años el número uno del draft ha sido un quarterback en doce ocasiones.
La ceremonia se presentó incierta porque hasta que el comisionado Roger Goodell no pronunció el nombre de Eric Fisher no estaba claro quién sería el uno del draft. Los Kansas City Chiefs optan por un jugador que había pasado casi desapercibido hasta hace un par de meses. Fisher sorprendió en las últimas pruebas por su tremenda agilidad y ha escalado posiciones hasta ganarse el derecho a ser el primero de la lista, toda una sorpresa porque viene de la Universidad Central de Michigan , de donde hasta ahora solo había salido un jugador de primera ronda, Joe Stale, tackle de los 49ers y espejo para Joeckel.
Las pruebas físicas de la combine presentaron a Fisher como un candidato a quitarle el honor de llevarse el uno a Luke Joeckel, tackle de la Universidad de Texas A&M y compañero de Johnny «Football» Manziel , finalmente escogido en segunda posición por los Jaguars. Fisher fue más rápido, saltó más lejos y demostró tener piernas más rápidas que Joeckel, lo que parece que terminó por convencer a Andy Reid, encargado de pulir su técnica para convertirlo en un gladiador de la NFL. El sueño para Eric Fisher, matriculado en Ingeniería mecánica, ya es una realidad.
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