Valentina Tereshkova, la heroína soviética
TERRA IGNOTA
Fue la primera mujer que subió en una nave espacial y en dar la vuelta a la Tierra en 1963
Alejandro Malaspina, la gesta de un enemigo de Godoy
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La carrera espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética se hallaba en un momento álgido cuando el Kremlin tuvo la idea de un golpe de efecto que asombraría al mundo: poner en órbita a una mujer para dar la vuelta a la Tierra. ... Se llamaba Valentina Tereshkova y completó 48 giros alrededor del planeta en junio de 1963. Yo había cumplido ocho años y recuerdo las imágenes de la hazaña en el NO-DO. Tereshkova fue la heroína de los niños de mi generación, una persona extrañamente popular y familiar en la España de Franco.
Era una joven obrera que trabajaba en una fábrica textil, aficionada al paracaidismo, cuando fue seleccionada por la agencia espacial soviética para futuras misiones. Sus buenas aptitudes físicas, su origen proletario y su fe en el comunismo fueron importantes, pero jugó un papel decisivo que era hija de un héroe muerto en la II Guerra Mundial. De 400 candidatas, ella fue una de las cinco elegidas.
Yuri Gagarin había sido el primer hombre en un viaje tripulado en el espacio en 1961, adelantándose a la NASA. Al año siguiente, Tereshkova comenzó su formación como astronauta. Tenía 25 años. Fue sometida a un duro entrenamiento y adiestrada en técnicas de navegación. Tras superar las pruebas, fue nombrada subteniente de la Fuerza Aérea soviética y comenzó a pilotar aviones de combate, mientras se entrenaba en saltos en paracaídas a gran altura.
El 16 de junio de 1963 Tereshkova subió a bordo del Vostok 6 como única tripulante. El lanzamiento fue un éxito y la nave orbitó en torno a la Tierra durante tres días. Valentina cumplió todos los objetivos de la misión pese a padecer fuertes dolores en el cuello por el peso del casco, mareos y vómitos. Tomó nota de sus tareas, fotografió el exterior de la atmósfera y mantuvo las comunicaciones con la base.
El único problema surgió cuando los técnicos descubrieron que la vuelta de la nave estaba mal programada, lo que pudo resolver gracias a la ayuda de los técnicos soviéticos. Tras 70 horas en el espacio, el Vostok 6 inició su descenso. Valentina saltó en un paracaídas a 6.000 metros de altura sin ningún contratiempo antes de tocar suelo en Kazajistán.
Había conseguido estar en el espacio más horas que todos los astronautas estadounidenses juntos, por lo que Kruschev y los jerarcas soviéticos la elevaron a la categoría de símbolo nacional. Fue premiada con la Orden del Mérito por la Patria, nombraba miembro del Soviet Supremo y del Comité Central del Partido, secretaria del Konsomol y vicepresidenta de la Internacional Comunista de Mujeres. En 1995, al final de su carrera, fue ascendida al rango de general de división.
Tereshkova, a pesar de su compromiso comunista, sentía afinidad con los valores cristianos y de hecho impulsó la introducción de una enmienda en la Constitución rusa para que la religión ortodoxa figurara como base de la identidad histórica del país. En sus años como diputada en la Duma y activista política, ha apoyado a Putin sin fisuras.
«Una mujer debe ser siempre una mujer. Ningún trabajo o logro debería entrar en conflicto con su maravillosa misión de amar y ser amada, con su anhelo por la felicidad de ser madre», escribió en un artículo publicado en una revista científica en 1970.
A pesar de los 60 años transcurridos desde su gesta, Tereshkova sigue siendo un icono en la Rusia actual. A sus 87 años, es invitada a los actos oficiales. En 2013, pidió a Putin viajar a Marte si se presentaba la ocasión. En la ceremonia de los Juegos de Invierno de Sochi, apareció en el estadio con la bandera olímpica.
Tras 70 horas en el espacio, el Vostok 6 inició su descenso. Valentina saltó en un paracaídas a 6.000 metros de altura sin ningún contratiempo antes de tocar suelo en Kazajistán
En su vida privada, Valentina se casó con otro cosmonauta cinco meses después de su viaje en el Vostok. Kruschev asistió a la boda, convertida en un acontecimiento de Estado. Un año más tarde, la pareja tuvo un hijo. La heroína soviética no abandonó los estudios hasta obtener el título de doctora en ingeniería.
Ninguna de sus otras cuatro compañeras seleccionadas viajó al espacio y tuvieron que pasar dos décadas hasta que Sveltlana Savitskaya pudiera subirse a una nave. Otras mujeres han seguido el camino marcado por esta pionera que nos hizo soñar a los niños de aquella época.
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