TORREJÓN DE ARDOZ
Un toro de vuelta al ruedo permite a Fernando Adrián continuar su racha de puertas grandes
El torero madrileño suma y sigue, esta vez en Torrejón, tras cortar dos orejas a un excelente Bailaor y una más al quinto, que le dio una voltereta
Talavante y Juan Ortega, sin opciones
Oda a la lentitud y la alegría
![Fernando Adrián, con las dos orejas del primero de su lote](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/06/22/adriantorrejon-Rxj0DOPwqHIMjubnuz6lQDI-1200x840@diario_abc.jpg)
Bailaor se llamaba el segundo de la tarde, pero nada tuvo que ver éste de Castillejo de Huebra con aquel de la ganadería de la Viuda de Ortega. No le hubiera gustado el nombre a Morante de la Puebla, anunciado en esta corrida. Se echaba ... de menos al maestro sevillano, pero unos las firman, y otros las torean. En este caso, el animal cayó en manos del sustituto de Morante: Fernando Adrián. Lo que sí le habría gustado a José Antonio sería el comportamiento del excelente toro.
Salió con mucho brío y fue pronto al cite, permitiendo lucirse con el capote a Fernando Adrián, primero por delantales, después por un galleo por chicuelinas hasta el caballo, tafalleras y, lo mejor, la última media. Tras un eficaz tercio de banderillas, el de Castillejo siguió embistiendo con la misma calidad, permitiendo una larga faena por los dos pitones, de series muy largas. Muy a gusto estuvo Fernando con el toro, como no podía ser de otra forma, hasta en las vibrantes manoletinas finales, que terminaron de calentar al tendido. Como el toro tardó segundos en caer, se le concedieron las dos orejas, pese a que la estocada estaba caída. Vuelta al ruedo al buen toro.
Manseando, aunque con movilidad y nobleza, salió el quinto de la tarde. Tampoco estaba sobrado de fuerzas, y por ello recibió un intento de picotazo como único castigo en varas. Esta vez sí estuvo muy por encima de su enemigo Fernando Adrián, toreando despacio, y con mucho mimo en los cadenciosos muletazos por bajo con los que inició la faena. El toreo en redondo también tuvo mérito por cuanto no le podía bajar la muleta, y a media altura se requiere de bastante técnica para llegar al tendido. Un susto en una arrancada imprevista le levantó los pies del suelo, y le dejó visiblemente dolorido. A pesar de ello, siguió toreando con suavidad, y lo mató, tras dos pinchazos arriba, de una estocada mucho más meritoria que su primera. Paseó una oreja, y pasó a la enfermería.
Sin opción alguna el primero de la tarde, un toro que, desde que salió, se le vieron problemas de movilidad, frenándose en los engaños y buscando las tablas. Se quiso quitar un puyazo bien señalado y esperó en banderillas. Con semejante material, Talavante estuvo delante demasiado tiempo, intentando faena, siempre pegado a tablas. Convencido de la imposibilidad de lucimiento, cogió la espada, con la que se atascó.
Muy decidido en busca del triunfo salió el extremeño con el cuarto, al que recibió por faroles, aunque se vio desde el principio la falta absoluta de entrega del toro. A la muleta llegó distraído, terminando las tandas mirando al tendido, sin humillar, con un Alejandro voluntarioso, que dejó algún natural con su habitual facilidad, largo y bonito. Pero, mientras el torero remataba algún bonito muletazo, el toro vivía su vida, desluciendo la labor del conjunto. Ahora sí, hizo bien en no alargar la labor, ante tan insulso enemigo.
Torrejón de Ardoz
- Plaza de toros de Torrejón. Sábado, 22 de junio de 2024. Lleno de No hay billetes. Toros de Castillejo de Huebra (1º, 2º y 3º) y José Manuel Sánchez (4º, 5º y 6º). El segundo fue premiado con la vuelta al ruedo.
- Alejandro Talavante, de verde esperanza y oro. Tres pinchazos y estocada (silencio). Estocada arriba al encuentro y dos descabellos (silencio).
- Fernando Adrián, de azul marino y oro. Estocada caída (dos orejas). Dos pinchazos y estocada arriba (oreja).
- Juan Ortega, de verde esperanza y oro. Casi media estocada y descabello (silencio). Pinchazo y media baja (pitos).
Por los pelos se libró Ortega del tercer aviso con el primero de su lote. Le regaló el presidente unos segundos, con total justicia, ya que el animal, que fue muy incómodo toda la lidia, se amorcilló en tablas, tapándose la muerte. Todo se hizo a favor del toro, desde el principio, destacando un brillante segundo tercio a cargo de la excelente brega de Miguel Ángel Sánchez y los reunidos pares en la cara de Jorge Fuentes. Juan Ortega intentó darle la mejor medicina que ese toro necesitaba, el temple. Pero la escasez de fuerza le hacía soltar la cara y derrotar con violencia tras cada embestida. Algún doblón, trincherilla y molinete tuvieron el sello de clase del torero, pero poco más pudo hacer.
No mejoró la suerte del sevillano con el sexto toro, un peligrosísimo animal que seguramente era burriciego, como el Bailaor original. Miraba a todos lados, manseando en varas, y llevándose por delante a Jorge Fuentes, que pasó a la enfermería. Un toro para machetearlo y matarlo, porque era imposible lucimiento alguno. Si bien pocos tienen en sus muñecas la suavidad de Juan, también es cierto que aún le faltan recursos para poder solventar papeletas con toros tan a contra estilo -de cualquiera-. Necesitó de la ayuda de sus peones, lo que provocó la bronca en los tendidos. Por fortuna, lo cazó a la segunda, y más y mejor mañana en Badajoz.
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